3- Caliente.

969 89 1
                                    

—Erick.

La media erección que tengo justo ahora no es un impedimento para que me entren las ganas de ir al baño a descargar mi vejiga. Los encuentros con Susan siempre causan una erección en mí, no importa la cantidad de ropa que lleve puesto esa mujer, su simple presencia me hace empalmarme sin siquiera ver su piel, su voz era una tortura para mí.

Me he vuelto un experto cubriendo mis erecciones de sus miradas celestiales, esta vez agradezco que ella se haya retirado rápido, porque el bañador no ayuda mucho a ocultar la dureza y también doy gracias porque Sean este ocupado pendiente a Sloane en su celular, por lo que me excuso un momento para ir al baño y descargar mi vejiga y encontrar la manera de que mi polla regrese a la normalidad.

Solo esperaba no encontrarme con ella de camino al baño, porque sería un verdadero problema tratar de ocultar mi erección de la tela mojada de mis pantalones cortos. Peino mi cabello mientras me encamino por la puerta trasera de la casa, es una puerta corrediza de cristal que lleva aun zona abierta desde donde se ven los ambos hemisferios de la casa de dos niveles.

La cocina y el comedor quedan a mi derecha, mientras que la sala principal está a la derecha en la parte frontal de la casa, donde se posa una escalera que de un segundo nivel sumamente amplio con unas 4 habitaciones. Bajo la escalera hay otra puerta que da al sótano, mismo en el que sé que hay una sala de televisión. Esta vez camino al pasillo a mi derecha en el que hay tres puertas, se bien que una es de una oficina que usa Susan para asuntos de su trabajo, mientras que una es para una zona de lavado que se conecta con la cochera y otra es un baño. Es al baño al que me encamino para vaciar el líquido retenido. Veo de reojo para asegurarme de que ella no esté a la vista y respiro con tranquilidad al no verla, es entonces que camino al baño, ignorando todo.

Con rapidez entro al pequeño espacio que normalmente es usado por la visita y hago pis, lavo mis manos y me siento mejor, ya que mi erección se ha reducido notablemente. Supongo que un poco de natación en la piscina se llevará el deseo restante.

Salgo del baño al terminar y cierro con suavidad, listo para irme a fuera con Sean, pero es entonces cuando un extraño sonido me hace detener. Una especie de grito resuena por el pasillo y al instante me preocupo.

Es un grito femenino bajo, como un quejido prolongado.

¿Susan?

Debe ser ella, porque es la única mujer en esta casa.

¿Le habrá pasado algo?

Otro grito se cuela por el pasillo y me tenso al instante. Me pongo alerta miro a mi alrededor tratando de descubrir de donde viene el sonido, es entonces cuando veo la puerta entreabierta por una rendija de su oficina en casa. Camino con rapidez allí, no está de más confirmar que está bien, no me perdonaría nunca que le pase algo malo y yo no pueda ayudarla.

Llego frente a la puerta y estoy a punto de elevar mi mano y tomar el picaporte cuando un grito surca otra vez, solo que esta vez logro captar las palabras.

"Oh, si, si me gusta".

¿Qué? ¿Qué le gusta?

Con el ceño fruncido, decido echar una mirada dentro para asegurarme que va mal antes de entrar, no quiero interrumpir una conversación o algo solo por estar preocupado. El poco espacio para ver solo me permite ver a un lado de la habitación, esa parte en la que se ve la mitad de su escritorio, subo la mirada lentamente hasta encontrarme con su rostro.

Su cabeza esta tirada hacia atrás y sus labios están abierto, es allí cuando logro darme cuenta que está pasando.

Su cuello se estiro hacia atrás en una postura deliciosa, sus labios hinchados separados no dejan de expulsar gemidos y pronto me entero que no son de dolor o miedo, son de placer.

Ardiente verano (Parte I) COMPLETA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora