—¿Y usted acepta como esposo al señor Rowan Loughty? —preguntó el padre ante nuestros ojos.
Mi corazón se paralizó, por algunos momentos dejé de estar presente, mi mente solamente pudo transportarse al cómo comenzó toda esta locura, Yo no deseaba casarme, mucho menos con un hombre como Rowan, él desprende frialdad, no quiere tener a una esposa, no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de ello.
Aquella mañana había salido a caminar, era de esos días en que la neblina estaba espesa, aquí había empezado mi primer error, el primer gran error que una mujer jamás debe de cometer. Pensaba estar a salvo en un pequeño pueblo en el que todos los días ves pasar a las mismas personas, que te miran, te sonríen con amabilidad.
Ese fue mi segundo error, creer que estaba a salvo, creer que las personas que me miraban con anchas sonrisas eran amables. Es un error suponer, es un error muy grande, nunca sabes lo que puede llegar a pasar por la mente de una persona, incluso de esa que ves tan amable.
Esa fue la lección que aprendí aquella mañana, cuando estaba caminando por el parque, que me gustaba frecuentar al despertar, hacerlo le daba un toque fresco a mi día, me hacía sentir como una persona nueva y evitaba la tensión que últimamente tenía que soportar en la casa.
Caminaba lento, los pájaros cantaban y la brisa movía las hojas lentamente, de repente escuché pasos, eso jamás fue motivo de alerta, no soy a la única persona que le gusta pasear en las mañanas, pero entonces una mano me cubrió la boca. Sentí un brazo fuerte rodearme por la cintura, me lanzaron al suelo y pude ver aquel rostro, el rostro de un joven del pueblo, un rostro que conocía mejor que nadie.
Él me vendía las verduras para el almuerzo cada mañana, mi madre volviendo de mis paseos me pedía que fuera al mercado y él era quien me ayudaba a elegirlas. En alguna ocasión una de mis mejores amigas me lo había mencionado, que veía que él tenía intenciones conmigo, nunca lo tomé en cuenta, ¿van anotando todos los errores que cometí a lo largo del tiempo?
Me arrastré hacia atrás cuando estaba tumbada en el suelo, lo vi que comenzaba a desabrochar su pantalón con una sonrisa ancha, tenía el corazón bombeando a tal velocidad que no sabía si estaba a punto de tener un colapso. Me levanté tan rápido como mi cuerpo tembloroso y torpe me lo permitió, pero me volvió a lanzar al piso, en esta ocasión bocabajo.
Cuando creía que todo estaba perdido, que iba a perder mi pureza en manos de un hombre como él, vi un trozo de botella de vidrio, estaba a la distancia suficiente para llegar, así que no lo dudé, en medio de los nervios la tomé entre mis manos y giré medio cuerpo para atacarlo.
Fue suficiente para cortar su garganta, toda su sangre me manchó la ropa, me pasé las manos con desespero, como si pudiera limpiarme y me volví a arrastrar mientras que lo observaba tomando el tajo de su garganta.
Esa escena jamás se borraría de mi mente, perturbadora. Cuando llegué a mi casa con las manos llenas de sangre, el cuerpo debía de estar desplomado en el suelo, inerte y yo estaba en un estado de shock.
Mis padres lo estaban aún más, pensaron que estaba herida, hasta que tuve el valor de abrir la boca para explicar lo que había sucedido, todos habíamos sido ingenuos, víctimas de la ignorancia.
"—No hay manera de solucionar esto, Polly se tendrá que casar, no importa si no quiere hacerlo, tendrá que casarse y tendrá que ser con una persona que pueda protegerla de lo que se vendrá a partir de ahora." Aquellas habían sido las palabras que salieron de la boca de mi padre después de saber que su hija podría haber sido ultrajada.
Así que su manera de protegerme fue entregarme a una de las familias más temidas y poderosas que existen en este país, los Loughty, esa familia que se conoce por ser tan cruel, despiadada, sin corazón. Ellos son catalogados como los reyes, a donde sea que llegan la gente los trata con respeto, pero sobre todo con miedo, temen que puedan dañar a sus familias, porque todos saben que no se dedican a hacer cosas buenas.
Mi padre en el pasado hizo algunos trabajos para los Loughty, mi madre no estaba de acuerdo con aquello, pero al ser un simple carpintero, el mejor del pueblo, el renombrado, pero para ellos un simple carpintero, no tenía más opciones que obedecer.
El padre de Rowan se fijó en mí desde el día en que fue a pedir unos muebles especiales, su esposa quería que fueran perfectos, que fueran tal cual como ella los había dibujado y su esposo por supuesto que iba a cumplir sus caprichos.
"—Una muchacha hermosa, podría decir que es la joven más hermosa que vi en este pueblo, pero tranquilo compañero, yo amo a mi esposa, me gusta para mi hijo Rowan, él será el sucesor de todo lo mío y debe de casarse, me gustaría que fuera ella." Había mencionado el padre, en aquellos momentos mi padre no había dado una respuesta, solamente se había reído.
Mi madre se negó, dijo que no me iban a lanzar por un acantilado, que volverme su esposa sería exactamente lo mismo que matarme, porque pasaría a ser el juguete de un niño mimado que no me ama. Había sido agradecida de que mi madre fuera firme, que no pensara en darme a esa gente, tampoco actualmente vivimos en la prehistoria, pero en este pueblo a veces sí que lo parece, las personas tienen la tradición de casarse y quién no lo hace virgen o con la aprobación de sus padres, es visto como alguien pecaminoso.
Ante mi error no hubo palabras que mi madre dijera que fueran capaces de convencer a mi padre, nada pudo apagar su ira, en el fondo creo que mi padre siempre me había querido entregar a Rowan, quería quedar bien delante de los Loughty, además se volverían familia y sería un pase a ser tratado con respeto.
Mi error me había condenado a estar hoy parada en frente de este altar.
...
Regresé a la realidad en la que el padre estaba esperando mi respuesta, Rowan me miró con ese gesto de desaprobación, en su mente debería estar el pensamiento de que soy verdaderamente patética, me lo había hecho saber en la ceremonia de compromiso, "No sé qué es lo que mi padre vio en una mujer como tú, no eres mi tipo, si pudiera hacer que desaparecieras lo haría, pero de este casamiento depende que pueda tomar el mando de todo lo que me pertenece, así que compórtate como mi esposa desde ahora, obedece".
Sus palabras fueron duras, petulantes y quería decirle palabras que jamás en mi vida le había dicho a una persona, me tuve que morder la punta de la lengua para no gritarle que yo no le pertenecía, porque debía de casarme, porque mis padres esperaban eso de mí y porque si no lo hacía era probable que me sacaran de la casa.
—Sí, acepto —dije al fin.
Mientras el padre terminaba de decir sus últimas palabras, solté un suspiro que no fue notorio para nadie, excepto para Rowan, que no dejaba de verme de reojo, como si pudiera analizar cada uno de mis movimientos, para luego en la privacidad decirme cada uno de los errores que había cometido.
—Ahora puede besar a la novia —dijo el padre mirándonos con una ancha sonrisa.
Rowan me quitó el velo del rostro, estaba inexpresivo, sin embargo, rodeó mi rostro con sus manos que para mi sorpresa desprendían calidez, el verde de sus ojos se podía ver más profundo al tenerlo tan cerca. Su aliento caliente me acarició los labios, fue la única ternura que sentí de su parte, porque cuando sus labios se estamparon sobre los míos con brusquedad, parecía que el hielo me estaba congelando el alma.
—No sueñes que vas a recibir amor de mi parte, esto es una prueba de que aunque ante dios estemos unidos, nunca podrás tenerme —murmuró cerca de mi mejilla mientras su pulgar acariciaba mi barbilla para borrar los restos de labial que habrían quedado luego de aquel beso.
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Esposo Cruel
RomantikPolly Marshall tenía una vida llena de paz, hasta que una mañana su vida se tornó un completo caos, siendo obligada por sus padres a ser la nueva esposa de Rowan, un hombre que le deja en claro desde el minuto uno que no la ama y que nunca podrá ten...