Terminamos escogiendo una casa próxima a la mansión, tampoco es como que haya prestado demasiada atención al recorrido, bastó con que Rowan dijera que le gustaba, yo simplemente asentí cuando su padre me miró en espera de que diera mi punto de vista.
No me hacía ilusión la casa en la cual viviríamos, si el matrimonio fuera real, entonces sí me sentiría ilusionada de elegirlo, pero a mi punto de vista es como un hogar de paso, un sitio al que me tendré que adaptar de momento.
Hoy nos marcharíamos de viaje, ese famoso viaje que mi suegro había mencionado anteriormente, no me apetecía para nada tener que mostrarme ante la sociedad como una mujer felizmente casada, mucho menos cuando Rowan ni siquiera se molesta en dirigirme la palabra a menos que sea en un caso crítico.
—Quiero que me escuches bien Polly, al apenas llegar en la noche tendremos una cena importante, vendrá un inversor que quiere comprar una mercancía especial, quiero que te quedes en silencio en todo momento, no intercambies miradas con el hombre, te debes comportar de acorde a la situación —me indicó.
—No soy tu accesorio, no me puedes decir lo que debo de hacer —respondí de brazos cruzados.
—No tienes idea de cuanto me importa lo que digas, de esto depende mi imagen, demás vendrá la esposa de ese hombre, el mínimo gesto inadecuado que puedas tener puede arruinar el negocio y eso no será de agrado de mi padre, así que no lo arruines, te lo advierto.
Aquello fue lo último que me dijo antes de salir de la habitación vacía, su padre se había adelantado para ir rellenando el papeleo. No tengo mucha idea de como voy a lidiar con ese hombre día a día, en ocasiones me cuestiono de que tal vez hubiera sido mucho mejor permitir que el pueblo se deshiciera de mí, estaba ya un poco agotada de la situación incluso antes de que comenzara.
…
En el resto del día no intercambiamos palabras, solamente cruzamos alguna que otra mirada, nos tomamos de la mano en el aeropuerto, una tonta simulación para el público y me tocó sonreír de vez en cuando.
El viaje era a México, pero según lo que había escuchado decir, eso era solamente un punto de reunión, ya que en realidad el comprador era un ruso, un hombre de mucho poder. En la habitación del hotel, Rowan seguía sin dirigirme la palabra, solamente miraba su reloj, hasta que abrió su maleta y empezó a sacar su ropa.
En cuanto terminó de elegir la ropa que se pondría golpearon a la puerta, él abrió y vi entrar a dos mujeres que traían un amplio guardarropas, al parecer él se encargaría incluso de elegir lo que utilizaría.
—Veamos —dijo mirando las prendas una por una.
Yo bajé la mirada, estaba avergonzada con aquellas mujeres por ni siquiera poder escoger lo que me pondría, respiré profundo y cuando levanté la mirada tenía la de Rowan sobre mí.
—Vas a probarte, es que no puedo decidirme —me ordenó y me entregó dos vestidos.
Los tomé con muy poco interés, me metí en el baño y decidí que el azul era el primero, aunque uno en rojo tampoco sería de mi desagrado, pero aun así me fui a por la primera opción.
Al salir las mujeres sonrieron ampliamente, al parecer ellas eran partidarias del vestido en color azul, luego volví a entrar, me hice el cambio y salí nuevamente. Rowan me miró con interés genuino, creo que era la primera vez que veía en su mirada algo similar.
—Ese, irás con ese —sentenció.
Podría haber sido un poco más amable, decirme algo como que se me ve bien, al menos el color rojo, no lo sé, un poco más de empatía, ya que a final de cuentas me estaba colocando lo que él quería que me pusiera.
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Esposo Cruel
RomancePolly Marshall tenía una vida llena de paz, hasta que una mañana su vida se tornó un completo caos, siendo obligada por sus padres a ser la nueva esposa de Rowan, un hombre que le deja en claro desde el minuto uno que no la ama y que nunca podrá ten...