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Jungkook había bajado sus pantalones con lentitud, besando su espalda baja y murmurando palabras tranquilizadoras. A pesar de su nerviosismo, Jimin deseaba lo que estaba por suceder. Quería, finalmente, experimentar lo que su mejor amigo, Taehyung, siempre presumía: tener sexo.

Sin embargo, Jungkook, consciente de su inexperiencia, no tenía intención de ir más allá esa noche. No introduciría su miembro, pero sí se aseguraría de hacer que Jimin sintiera placer.

Después de despojarlo de los pantalones y acariciar sus glúteos con dedicación, Jungkook empezó a rozar su entrada por encima de la tela de las bragas, provocando una reacción inmediata en Jimin. El pelinegro gruñó con fuerza, apretando con sus grandes manos tatuadas una de sus nalgas, disfrutando de la sensación. Con destreza, comenzó a bajar lentamente las bragas negras de Jimin, dispuesto a continuar.

El sonido de la tela deslizándose por su piel era casi imperceptible, pero el calor entre ambos se intensificaba con cada segundo. Jimin, con los ojos cerrados y el corazón latiendo desbocado, sentía cómo la ansiedad y el deseo se entrelazaban. Jungkook no apartaba las manos de su cuerpo, recorriéndolo con una mezcla de paciencia y pasión.

Cuando finalmente dejó caer las bragas al suelo, el pelinegro se inclinó hacia adelante, besando suavemente la curva de su cadera y haciendo que Jimin exhalara un suspiro tembloroso. Jungkook susurró su nombre entre labios, asegurándole que no tenía que preocuparse, que iba a cuidar de él.

Jimin estaba nervioso, pero el tacto de Jungkook lo tranquilizaba a pesar de no conocerlo de nada.

Parecía que sus cuerpos estaban adaptados el uno con el otro.

El pelirosa sentía el calor de su cuerpo, la firmeza de sus manos. Y aunque no iban a llegar hasta el final esa noche, cada caricia era un recordatorio de la conexión profunda que compartían. Jungkook no tenía prisa; sabía que esto era nuevo para Jimin y quería que se sintiera seguro, disfrutando de cada momento.

Con un suspiro bajo, el pelinegro comenzó a deslizar uno de sus dedos lentamente sobre la entrada de Jimin, sin apresurarse, observando sus reacciones. Jimin se estremeció bajo su toque, mordiéndose el labio para no dejar escapar los sonidos que comenzaban a formarse en su garganta.

Jungkook, con una sonrisa satisfecha, continuó explorando, su dedo apenas rozando, aumentando la presión con cada pasada, pero sin llegar a penetrar. Jimin arqueó la espalda, incapaz de controlar su cuerpo, mientras el calor se acumulaba en su vientre, cada caricia un paso más hacia ese abismo que nunca había experimentado.

El ritmo de su respiración aumentó, sus labios entreabiertos dejando escapar pequeños jadeos. Justo cuando creyó que no podía soportar más, Jungkook se inclinó para susurrar en su oído:

—No te preocupes, solo quiero que me sientas.

Después de esas palabras, Jungkook introdujo su dedo con lentitud, primero la punta, y luego, de un solo movimiento, todo el dedo corazón. Jimin soltó un jadeo entremezclado de sorpresa y excitación.

El pelinegro besó con ternura una de sus nalgas, esperando pacientemente a que el cuerpo de Jimin se acostumbrara a la intrusión. El tiempo pareció detenerse mientras el rosado agujero trataba de relajarse, su respiración acelerada llenando el aire.

Finalmente, cuando sintió que Jimin comenzaba a adaptarse, Jungkook, con una paciencia infinita, empezó a mover su dedo dentro y fuera, sus movimientos suaves y calculados. Poco a poco, el cuerpo de Jimin dejó de resistirse, y sus gemidos se hicieron más audibles, rompiendo el silencio. Aprovechando el momento, Jungkook deslizó un segundo dedo sin que Jimin lo notara, aumentando el ritmo con destreza.

Fresita 🍓 +18  (𝗸𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora