Al día siguiente, después de estar sobrepensando toda la noche, el pelirosa aún no sabía qué hacer.
Pero si algo tenía en claro era que debía cumplir con la misión que le asignaron.
Jimin se había vestido con esmero, cuidando cada detalle para mezclarse entre la élite sin llamar demasiado la atención. Intentó domar su cabello rosa, un rasgo demasiado llamativo que temía lo delatara, y eligió un traje elegante y oscuro que acentuaba su porte sin sobresalir demasiado.
La fiesta, como esperaba, estaba repleta de figuras influyentes, todos conversando en círculos exclusivos, rodeados de risas y murmullos que se perdían en el eco de la música suave. Entre ellos, el de cabello rosa fingía una sonrisa mientras un hombre mayor, algo ebrio, se acercaba a intercambiar unas palabras.
—¿Eres de por aquí, cariño? —preguntó el hombre, tambaleándose un poco por el alcohol.
Jimin forzó una sonrisa y asintió levemente, manteniendo la distancia.
—Jamás había visto a alguien tan guapo como tú... —continuó el hombre, mirando de arriba abajo a Jimin—. Sabes, podrías trabajar para mí. Hoy es tu día de suerte; solo contrato chicos atractivos.
El pelirosa sintió ganas de vomitar, pero se contuvo. Reprimió una mueca, sin perder la sonrisa falsa.
—¿Ah, sí? —respondió, fingiendo interés—. ¿Y de qué tipo de trabajo estamos hablando?
El hombre soltó una carcajada horrible y se acercó un poco más de lo que Jimin habría preferido.
—Algo que te haría ganar mucho dinero, ¿qué dices? No todos tienen la suerte de que yo les ofrezca esto.
Jimin sintió la incomodidad apretando en su pecho, pero decidió mantener la calma. Lanzó una mirada rápida alrededor, buscando una oportunidad para escapar. Pero, en medio de aquella búsqueda, algo capturó su atención a lo lejos.
Entre la multitud, vislumbró una cabellera negra familiar y una sonrisa encantadora: Jungkook. Estaba allí, de pie, riendo despreocupado, con esa misma sonrisa de conejo que Jimin empezaba a reconocer en cualquier lugar.
Pero no estaba solo; a su lado, una mujer elegante vestida con un conjunto rosa se encontraba colgada de su brazo y le devolvía la sonrisa, rozando su hombro de manera íntima.
Cómo si fueran algo más que solo compañeros de fiesta.
—¿Por qué no vamos a una habitación y vemos si eres digno de trabajar para mí? —sugirió el hombre, con una sonrisa que hizo que Jimin sintiera un escalofrío de disgusto.
Sin molestarse en responder, Jimin giró sobre sus talones, ignorando al hombre y mirando en dirección de Jeon.
El pelirosa sintió un nudo de rabia y algo más en su pecho. Su mandíbula se tensó al ver la escena, y, por un momento, la misión desapareció de su mente. Sin pensarlo, comenzó a moverse entre la gente, avanzando en dirección a Jungkook, sus pasos firmes y decididos, guiados por una mezcla de celos y furia que le nublaban el juicio.
Jimin se sentía miserable, como si cada paso hacia Jungkook pesara con vergüenza. No podía evitar sentirse patético, como si buscar refugio en él fuera una debilidad, algo que no debería estar haciendo. Una parte de él quería darse la vuelta y fingir que no le importaba, pero sus pies seguían adelante, llevándolo hacia Jungkook casi sin permiso.
Cuando estaba a solo unos metros de distancia, Jungkook levantó la vista y sus ojos se cruzaron. Hubo un instante de tensión en el que ambos parecían atrapados en sus propias emociones. Jimin respiró hondo, intentando controlarse, pero sus palabras salieron cargadas de resentimiento:
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Fresita 🍓 +18 (𝗸𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻)
Lãng mạn꒰🍓꒱ Jimin y Jungkook, herederos de familias mafiosas rivales, se encuentran por casualidad en un bar y sienten una conexión instantánea. Sin embargo, al descubrir la verdad sobre sus familias, deben enfrentar el odio que las separa. ¿Podrán su amor...