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Verano de 1974

Victoria Lupin.

— Trata de concentrarte, Vick. — Remus me pasa uno de los libros de transformaciones y lo vuelvo a leer.

Pero las palabras no se me quedan, entre el ruido de los otros chicos fuera del orfanato, y que realmente detesto estar aquí, sin mencionar que no puedo usar magia, no me es sencillo concentrarme.

— ¿No podemos hacer esto cuando estemos en casa de los Potter? — Preguntó hastiada, y con un cansancio notable.

Hace apenas una semana habíamos llegado a Sant Edmund's, pero estar aquí un solo segundo lograba ponerme de mal humor.

Además, las ultimas semanas de clase no pude ver a Bellatrix, ni a mis amigos, todos estábamos llenos de exámenes y por las noches estábamos muy cansados como para vernos a escondidas.

Y tampoco pude despedirme en el andén, los padres de Sirius y Regulus estaban ahí, al igual que los de Bellatrix, era extraño.

Los primos Black se veían tensos, así que no pudimos hacer más que cruzar unas miradas.

Tampoco hemos recibido cartas, excepto por James y Jenny, que dijeron que venían a buscarnos con sus padres para pasar el verano allá.

Aunque matrona no se veía muy dispuesta a dejarnos ir, y eso me tenía de mal genio hace días.

Mi hermano me quita el libro y lo cierra, viéndome con preocupación.

— Se que odias aquí, pero debemos colaborar un poco, al menos dos días más, ¿Si? — Remus se ve cansado, en dos días será luna llena y entiendo su preocupación, aunque los Potter saben sobre su situación, él prefiere pasar las transformaciones en esa jaula que hizo la matrona.

Yo la odiaba, Remus se veía bastante decaído siempre que tenía que pasar alguna luna en ese lugar.

Y aunque él no lo sabía, yo estaba buscando una forma de no dejarlo solo durante las lunas, había investigado y existieron brujos que lograron cambiar su genética para transformarse en animagos, yo quería hacer eso.

En su forma de lobo, Remus no me haría daño si estoy convertida en algún animal, y así no lo dejaría solo.

— Me comportaré todo lo que sea necesario, lo prometo Rems. — Él me sonríe y yo le doy un pequeño abrazo.

Nacimos juntos, pero el día que lo mordieron, yo no estaba con él, la única vez que me separé de mi mellizo, le hicieron esto... Y odiaba pensar que si volvíamos a separarnos, algo peor podría pasar.

•••

El día después de la luna tuve que correr a sanarlo, porque aunque se curaba rápido, las heridas eran muy profundas.

Ahora tenía una nueva herida que cubría casi todo su rostro, desde la frente hasta el labio, lo cubrí con vendas y lo sane lo mejor que pude, pero aún así tardo unos cuantos días en recuperarse.

No me separé de él ni un segundo, y hacía los deberes que matrona nos mandaba, los míos y los de él, acababa agotada, pero Remus necesitaba recuperarse.

— Ya estoy bien, de verdad, ahora ni siquiera me duele. — Mi hermano se pone de pie para tranquilizarme y me muestra las heridas ya curadas.

Solo se veían líneas plateadas en su piel, pero todas estaban completamente cicatrizadas.

Le creía cuando decía que no dolía, pero aún así notaba el cansancio en sus ojos, y lo entendía, Remus nunca se tumbaba demasiado tiempo después de una Luna, siempre que las heridas no eran muy graves, seguía como si nada.

Troublemaker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora