14. Tiempo de amor

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Narra Sergio:

Siempre había sido un desastre con las emociones. ___ me miraba con esos ojos que parecían esconder un millón de secretos, y yo, como un tonto, no sabía qué decir. Al verla, algo no estaba bien. Parecía estar en otro lugar, más allá de este parque, como si su mente estuviera atrapada en pensamientos que no quería compartir conmigo. ¿Me estaba alejando, o tal vez era ella quien se alejaba de mí?

Había estado seguro de que tocarle la canción en el parque sería buena idea para mostrarle lo que sentía. Pensé que al hacerlo, todas las piezas caerían en su lugar, que ___ entendería lo importante que era para mí y quizás, solo quizás, ella sentiría lo mismo. Si no era suficiente, si ella no sentía lo mismo, ¿por qué seguía aquí, esperando? ¿Había hecho algo mal? ¿O tal vez la canción la había hecho pensar demasiado, recordándole algo que yo no entendía?

Y luego estaba Rubén. El miedo se colaba en mis pensamientos cuando pensaba en él, en cómo esta situación podría destruir nuestra amistad. Rubén era mi mejor amigo, habíamos compartido todo desde que el etro a la banda. Pero ___... ella era su hermana, y aunque nunca había dicho nada abiertamente, sabía que no le hacía mucha gracia que me acercara a ella de esta manera. Cuando estaba cerca de ___,  podía ver la sobreprotección de Rubén hacia su hermana era evidente. ¿Podía arriesgarme a perder su amistad por lo que sentía por ___?

Cuando estaba cerca, no era yo. O al menos, no era el Sergio que todos conocían. Normalmente, yo tenía confianza, sabía cómo manejar las situaciones, pero con ___... todo cambiaba. Me miraba y no podía evitar sentirme estúpido. No podía presionarla, pero la incertidumbre me estaba destrozando por dentro. Esperar sin saber lo que realmente pensaba y lo que sentía. 

¿Era amor lo que sentía? ¿O solo una ilusión? Y si lo que ___ necesitaba no era que yo insistiera, sino tiempo. Tiempo para pensar, para que ella encontrara su propia manera de abrirse. Siempre había sentido que si alguien tenía que hacer el primer movimiento, ese era yo. Pero quizás... esta vez, la decisión no estaba en mis manos.

-Sergio, yo... -. Empezó a hablar, pero creo que ___ no encontraba las palabras. Su voz era suave, apenas un susurro, como si tuviera miedo de lo que iba a decirme.

-Sergio, necesito un tiempo para pensar, espero que me entiendas -. Dijo en un tono suave, tan bajo que casi no llegaba a escucharla. 

"Necesito un tiempo". Las palabras me golpearon en la mente. ¿Tiempo? ¿Cuánto tiempo? Sabia que en el fondo, tenía razón. Tal vez era lo que ella necesitaba. No era una cuestión de forzar nada, sino de darle el espacio que necesitaba. 

-Entiendo tomate el tiempo que necesites, yo puedo esperar-. Dije con una sonrisa pero con un tono un poco triste 

-Entiendo...-. Tomé aire profundamente- Tómate el tiempo que necesites. Yo puedo esperar-. Dije con una sonrisa, pero el tono de mi voz se notaba la tristeza que sentía. Sabía que esas palabras eran lo correcto.

Me acerqué un poco más a ella, no para buscar una respuesta, sino para estar ahí, cerca. Sentí su mano temblar levemente. Sin pensarlo demasiado, tomé su mano con suavidad y por un segundo, dudé si debía soltarla. Pero no lo hice. Al contrario, la sostuve intentando transmitirle un poco de calma, de seguridad.

Y funcionó. Vi cómo sus hombros se relajaban ligeramente, y aunque no dijo nada, sentí que agradecía el gesto. Pero lo único que podía hacer era estar allí, esperando, hasta que ella estuviera lista. Esperar. Esa palabra se repetía en mi mente una y otra vez. No era fácil, claro que no. Pero si algo valía la pena, era esperar por ella.

Porque, al final, sabía que ___ no era una persona fácil de entender, pero eso la hacía aún más especial. Y si Rubén tenía algún problema con lo que yo sentía por su hermana, lo enfrentaríamos juntos. Tal vez también tendría que arriesgar esa amistad. Por ahora, lo único que importaba era que ___ necesitaba tiempo. Y yo se lo daría.

Simplemente tu ☁︎𝐒𝐞𝐫𝐠𝐢𝐨 𝐁𝐥𝐚𝐬𝐬 𝐲 𝐓𝐮☁︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora