17. Más allá del dolor

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Narra ___:

Ver a Rubén tirado en el suelo mientras jugaba con Raymond, Ricky, Sergio y Ralphy fue como ver todo en cámara lenta. De un momento a otro, su tobillo se torció, y el grito que soltó me sacudió de una manera que no esperaba. Quise correr hacia él, pero mis piernas no respondieron, estaban tan pesadas como el miedo que sentí en el pecho. Vi cómo los chicos se acercaban a él rápidamente, rodeándolo con preocupación mientras intentaba levantarse. Pero no pudo. Rubén apenas podía moverse.

Edgardo y Joselo nos llevaron al hospital lo más rápido que pudieron, pero durante todo el trayecto no podía dejar de mirar a Rubén, viendo cómo intentaba fingir que todo estaba bien. Sabía que estaba asustado, lo conozco mejor que nadie. Y yo... yo no podía hacer nada, solo sentarme ahí, rezando en silencio para que no fuera grave.

Cuando los médicos dijeron que era un esguince de primer grado y que tendría que usar un yeso por un tiempo, sentí una especie de alivio. Pero solo por un segundo. Porque en cuanto escuché eso, empecé a pensar en lo que vendría después: las preguntas, las preocupaciones, y sobre todo, las palabras de nuestros padres. Siempre he sido la que trata de evitar los problemas, la que intenta mantener la calma cuando todo parece venirse abajo, pero en ese momento... sentí que iba a perder el control.

Me excusé y salí del cuarto antes de que alguien pudiera notar cómo mis manos comenzaban a temblar. Cada paso que daba me sentía más atrapada, como si el aire se volviera más denso a medida que me alejaba de la habitación. Cuando finalmente encontré un banco en el pasillo, me dejé caer, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con salir.

No sabía qué hacer. Rubén era mi hermano, mi responsabilidad, y aunque la razón me decía que no era mi culpa, el miedo a lo que mis padres podrían decir me ahogaba. ¿Qué pasa si me culpan? ¿Y si creen que no lo cuidé lo suficiente? Me imaginaba sus caras, sus palabras cargadas de reproches, y el simple pensamiento me hacía querer salir corriendo. Mis manos comenzaron a temblar más fuerte, y el dolor en el pecho se volvió insoportable.

–___-. Escuché la voz de Sergio de repente, suave pero firme.

Me limpié rápidamente las lágrimas, sin querer que me viera así. No quería parecer débil frente a él, pero al mismo tiempo, no podía ocultar lo que estaba pasando dentro de mí.

Sergio se acercó y se sentó a mi lado, sin decir nada al principio. Solo su presencia, tan cercana, me hizo sentir un poco menos sola, aunque el nudo en mi garganta no desaparecía.

-No tienes que cargar con todo tú sola-. Dijo, y sus palabras, aunque sencillas, me llegaron directo al corazón.

Intenté responder, pero mi voz se quebró en cuanto traté de hablar.

-Es solo que...-. Dije, casi en un susurro– Rubén... mis padres... No puedo con esto, Sergio. Tengo miedo de lo que van a decirme, de lo que van a pensar. Siempre se preocupan tanto, y yo...

No pude terminar la frase. Me odiaba por sentirme así, por no poder ser más fuerte.

Sergio tomó mi mano con cuidado, su toque era firme pero reconfortante. Me miró a los ojos, y en ese momento, sentí que él entendía lo que no podía decir.

- ___ -. Susurró– Esto no es tu culpa. Lo de Rubén fue un accidente. Podría haberle pasado a cualquiera de nosotros. No tienes que sentirte responsable por todo.

Sus palabras, aunque lógicas, no lograban apagar el caos que sentía dentro. Pero había algo en su mirada que me calmaba. Era como si, aunque todo fuera un desastre en mi mente, él estuviera ahí para recordarme que no estaba sola.

Narra Sergio:

La vi salir del cuarto apresurada. En cuanto desapareció por la puerta, supe que algo andaba mal. Estábamos todos preocupados por Rubén, claro, pero lo que vi en el rostro de ___ era otra cosa. Conocía esa mirada: era el miedo. Y no solo el miedo por su hermano, era algo más profundo. Lo había visto antes, cuando se agobiaba con las expectativas que tenía sobre ella, cuando sentía que no podía con todo. No iba a dejarla sola con eso.

La seguí por el pasillo y la encontré sentada, con la cabeza entre las manos. Me acerqué, sin hacer mucho ruido, y me senté junto a ella. No dije nada de inmediato. Sabía que a veces las palabras no eran lo que ella necesitaba. A veces solo necesitaba saber que alguien estaba ahí.

Su cuerpo temblaba ligeramente, y sus ojos estaban enrojecidos. Había estado llorando, y aunque intentaba ocultarlo, no podía engañarme.

- ___, no tienes que ser la fuerte siempre-. Le dije, mirándola a los ojos.

Me dolía verla así, tan rota por dentro. ___ siempre era la que intentaba mantener todo bajo control, pero sabía que, por dentro, había momentos en los que simplemente no podía más. Sabía lo mucho que sus padres significaban para ella, lo mucho que la presión familiar podía afectarla.

-Sergio... -. Su voz temblaba cuando dijo mi nombre, y al instante supe que estaba a punto de derrumbarse.

Tomé su mano, quería que sintiera que no estaba sola, que yo estaba ahí, dispuesto a cargar con parte de ese peso si era necesario.

-Estoy aquí-. Le dije suavemente– No tienes que hacerlo sola.

Verla así me hizo darme cuenta de cuánto me importaba. Y no solo porque era la hermana de Rubén o porque me preocupaba por ella como una amiga. Era mucho más que eso. Sentía algo más profundo, una necesidad de protegerla, de estar a su lado en los momentos más difíciles.

Me quedé ahí con ella, sin decir mucho más, solo acompañándola mientras intentaba calmarse. Sabía que las cosas no iban a resolverse en ese momento, pero también sabía que estar con ella en ese instante significaba todo. Estaba dispuesto a esperar todo el tiempo que fuera necesario, porque ella valía cada segundo.

Nota de la autora:

Perdón por no actualizar no tenia tiempo otra vez jiji, solo publico dos capitulos porque voy a hacer un capitulo especial de halloween que tendra dos partes. Espero que les este gustando, gracias por las 1.29k de lecturas y por su apoyo <3. Siganme en Tiktok me pueden encontrar como: lucy_com.0

Simplemente tu ☁︎𝐒𝐞𝐫𝐠𝐢𝐨 𝐁𝐥𝐚𝐬𝐬 𝐲 𝐓𝐮☁︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora