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Cuando llegaron a casa, Arturo fue directamente a bañarse y, al terminar, se vistió solo

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Cuando llegaron a casa, Arturo fue directamente a bañarse y, al terminar, se vistió solo. Se subió a la cama y abrazó el libro "Le Morte d'Arthur" contra su pecho. La puerta de su habitación estaba entreabierta, permitiendo que Henry entrara suavemente.

─Hola cielo.

El niño lo miro y asintió un poco.

─Sé que estás cansado, pero es hora de la cena y necesitas comer algo. ¿Bajarías?

El niño dudó un momento, recordando las malas experiencias que había tenido con otras familias cuando se negaba a comer. Finalmente, asintió y se bajó de la cama, buscando las pantuflas recién compradas. Eran de peluche, adornadas con pequeñas coronas bordadas. Decidió llevar su libro consigo, abrazándolo con fuerza contra su cuerpo.

─Ten cuidado con la escalera, cielo.

Arturo bajó con cuidado, aferrándose al barandal mientras Henry lo acompañaba a su ritmo para evitar cualquier accidente. Si Arturo lo permitiera, Henry lo habría cargado en brazos, pero respetaba el deseo del niño de no ser tocado.

Al llegar al final de las escaleras un ladrido se escuchó y el niño se estremeció. El Beagle corrió hasta Henry y el niño se hizo hacia atrás con miedo.

─No te preocupes, cielo, no te hará daño. Su nombre es David y es un miembro de esta familia.

El niño lo miro curioso. Era la primera vez que una familia de las que le tocaba tenía un perro.

─David, Él es Arturo. Vivirá aquí ahora, así que tienes que ser su amigo y cuidarlo. ¿Está bien?

A Arturo le pareció divertido el cómo el hombre rubio decía su nombre. Por lo que se le salió una pequeña risa. Henry lo miro y verlo reír hizo que su corazón se calentara.

─¿Te divierte como digo tu nombre? ─Henry tenía ciertos problemas con R en cuanto al español, así que era normal que sonara algo gracioso, y era algo de lo que estaba consciente.

El pequeño asintió y luego el perro se acercó hasta el niño. David se puso panza arriba y el niño lo miro curioso.

─Creo que quiere que le rasques el estómago.

Arturo dejo el libro en un escalón de la escalera y rasco la barriga del animal, cosa que lo hizo regocijarse de alegría.

─Se ve que le agradas. ─Henry sonrió. ─Vamos, es hora comer, cariño vamos.

La sonrisa de Arturo desapareció al escuchar la palabra "cenar", lo que preocupó a Henry.

Caminaron hasta el comedor que estaba muy cerca de la cocina.

─Vaya, ese pijama te queda muy bien. ─Sonrió Alex al verlo y poniendo una bandeja de macarrones con queso en la mesa.

El niño intento subirse a la silla, pero no tuvo éxito, era alta para él.

Pregúntale a la vida *Alex y Henry* *Rojo, Blanco y Sangre azul*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora