𝐌𝐔𝐃𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃| 𝘏𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘗𝘰𝘵𝘵𝘦𝘳 & 𝘘

I

𝐑𝐄𝐂𝐎𝐑𝐃𝐀𝐑 𝐄𝐒 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎

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Las tormentas rugían por todo el pueblo, los Dioses habían estado teniendo días difíciles y nada podía calmarlos, ni siquiera las ofrendas de Samael. El joven de cabello negro se recostó en el suelo de su casa, ya llevaba un año en la escuela de magia a la que Samael lo había inscrito. No iba a mentir, la magia le encantaba y su materia favorita eran las artes oscuras. Le fascinaba lanzarle crucios a Rubeus y agradecía que el Ministerio de Magia no llegara a Karmaland, porque temían que alguna mina les explote apenas pisaran los terrenos.

Estirando sus músculos con aburrimiento, Alex esperaba que Samael llegara para ir a buscarlo y hacer las compras de sus útiles escolares. Cerró sus ojos con cansancio, decidiendo descansar un rato. Removió un poco la máscara de su rostro para dejar pasar más aire y disfrutar de una siesta placentera.

Soltó un grito y se acomodó la máscara rápidamente al escuchar los gritos de Samael llamándolo.

—¡YA VOY!—gritó apurado corriendo hacia la puerta—¡VEGETTAAAAA!

—Te he dicho que me llames Samael, nos tenemos confianza entre magos—soltó una risa—¿No, Alex?

—¿Entonces por ser magos nos podemos llamar por nuestros nombres? Se lo voy a presumir al pendejo de Rubeus—hizo una sonrisa maliciosa.

Alex se quedó quieto con sorpresa cuando sintió las manos de Samael desordenar su flequillo. Por suerte, no corrió su beanie.

—Venga, tenemos que apurarnos que pasado mañana comienzas las clases—formó una sonrisa—Ya verás que este año sí te divertirás y no te morirás de sueño ante las explicaciones de los hechizos imperdonables.

—¡Lo único de que me sirvieron esos pinches hechizos es para molestar a los demás!—hizo un puchero.

—Ya lo sé...incluso me intentaron sobornar para que te saque de la escuela de magia para que dejes de lanzar hechizos—se sujetó la barbilla pensativo—Lo pensé...

—¿¡HUH!?—dijo ofendido Alex.

—Ya, vamonos que luego las tiendas cerrarán y no quiero escucharte chillar bajo la lluvia.

El enmascarado rodó los ojos y lo siguió por atrás tomando su paraguas.

—Es de noche...—susurró intentando saber porqué Samael quiere llevarlo a estas horas—¡AY VEGE- SAMAEL, QUE ATREVIDO ERES! Quieres ir al mamitas puebla disfrazandolo de magia, que mentiroso~.

—¡QUE NO VAMOS A IR AL MAMITAS PUEBLA!