Capítulo 1

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Con paso ligero, avanzaba tras mis compañeros por las empinadas escaleras queconducían a las majestuosas puertas del museo. La emoción burbujeaba en mi interior antela perspectiva de esta excursión. ¡Finalmente tendría la oportunidad de contemplar de cercalos artefactos medievales sobre los que tanto había estudiado!


Marina, mi mejor amiga, se aferraba a mi brazo con menos entusiasmo. Su interés por lamateria no era tan profundo como el mío; había optado por esta carrera después de noencontrar hueco en otras, aunque no le quedaba más opción que acompañarnos.


Al llegar a la zona de recepción, un hombre mayor, de semblante respetable y una barbagris que confería cierta autoridad, nos recibió con una mirada penetrante. Era evidente queél sería nuestro guía durante la visita al museo.Con voz profunda y resonante, se dirigió al grupo.


-Bienvenidos a "El museo de las riquezas del pasado " -dijo abriendo los brazos, como siescribiera sus palabras en el aire- Aquí podrán sumergirse en el fascinante mundo de laEdad Media y explorar los artefactos y reliquias que han perdurado a lo largo de los siglos.


El interior del museo desplegaba una magnificencia que me dejaba sin aliento. La luz quese filtraba por las amplias ventanas bañaba cada rincón, resaltando la grandeza de aquellugar. Desde la entrada, mi mirada se perdía en la inmensidad de las numerosas salas quese extendían a lo largo y ancho del edificio.


A lo lejos, podía distinguir las diferentes secciones del museo, cada una más fascinante quela anterior. Había una sala dedicada a los cuadros, otra a las vestimentas de época, unamás para las cerámicas y, por supuesto, no podía faltar la sala de los personajes históricos.¡Incluso contaban con una exhibición de armas y herramientas de tiempos pasados! Eracomo si alguien hubiera tomado todos los libros que utilizaba en la universidad y los hubieraplasmado en este sitio.


A medida que avanzábamos por el museo, me esforzaba por abrirme paso entre miscompañeros para situarme en primera fila. Quería absorber cada palabra de lasexplicaciones que nos brindaba nuestro guía, cuyas narraciones me tenían completamentecautivada. Sin embargo, mi curiosidad me detuvo en seco frente a una vitrina que conteníauna espada antigua. Su hoja relucía con un brillo plateado que parecía iluminar las paredesdel museo, atrayendo mi atención como un imán.


-Y ahora, queridos visitantes, nos encontramos frente a uno de los artefactos másfascinantes de nuestra colección. Esta espada antigua que ven ante ustedes. Pero no setrata de una simple espada, no. Esta espada tiene una historia que la hace aún másespecial -abría tanto los ojos de la emoción, que llegué a pensar que se le salía de lasórbitas- Esta espada ha sido identificada como perteneciente a un valiente caballero quevivió en tiempos de las Cruzadas. ¿Todos han escuchado sobre las Cruzadas?


-Sí -dijimos todos al unísono.


-Las Cruzadas fueron una serie de expediciones militares emprendidas por los cristianoseuropeos en la Edad Media, con el objetivo de recuperar Tierra Santa del control musulmán.Este guerrero en particular, cuyo nombre lamentablemente se ha perdido en el tiempo, fueuno de los muchos que respondieron al llamado de su fe y su honor, y se embarcó en unapeligrosa travesía hacia tierras lejanas.


-¿Y qué hizo este guerrero con la espada? -pregunté enganchada a la historia.


Un amor cruzado en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora