Capítulo 3

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Desde que entré en esta casa, una sensación de antigüedad inusual ha recorrido mi piel. Todo aquí parece anclado en un pasado lejano, mucho más lejano de lo que había imaginado. Es como si las paredes, los muebles y cada detalle llevaran siglos observando la vida pasar, testigos de los secretos mejor guardados.

La mujer que nos recibió fue clara cuando habló del año en que fue construida: 1012. Una fecha que me dejó en shock desde el primer momento. No es común encontrar una estructura tan antigua en tan buen estado. Sin embargo, aquí estoy, paseando por un lugar que ha estado de pie durante más de mil años, y el peso del tiempo se siente en cada rincón.

Mis pies me llevan de una habitación a otra, y mi mente no puede dejar de analizar cada objeto que encuentro. Esto no es solo una casa; es un pedazo de historia. Estudié durante años la Edad Media, los feudos, los castillos y las guerras que sacudieron Europa, pero estar en un lugar que ha resistido todo eso... es una sensación distinta. Aquí, no solo leo sobre el pasado, lo estoy viviendo de alguna forma.

Me detengo frente a una gran chimenea de piedra. La estructura es masiva, construida con piedras robustas que parecen haber sido colocadas por manos toscas y hábiles al mismo tiempo. Esto no es decoración, es funcionalidad pura de la época. Imagino cómo los habitantes originales de esta casa se sentaban alrededor de este fuego para calentarse durante los inviernos largos y fríos, compartiendo historias de caballeros y batallas.

Mis ojos siguen recorriendo la sala. Me acerco a una mesa baja, tallada con un estilo rudimentario pero preciso. Las líneas son toscas, directas, nada que ver con la elegancia renacentista que vi en otros lugares. Esto es puro siglo XI. La madera está desgastada por el tiempo, pero el diseño sigue siendo fuerte, sólido. La funcionalidad es lo que mandaba en esa época.

El suelo, de piedra también, resuena bajo mis pasos. Aquí, el lujo no estaba en los detalles estéticos, sino en la solidez y durabilidad. Cada piedra en este suelo ha soportado siglos de vida, de historias que se entrelazan con cada nueva generación. Me detengo un momento y respiro hondo, intentando conectar con ese pasado tan remoto que estudié tantas veces desde la distancia.

Paso a la siguiente habitación, una especie de estudio o despacho. Al centro, una gran mesa de madera maciza, oscura, como si estuviera hecha para resistir siglos. No puedo evitar tocarla, y mientras lo hago, mi mente viaja de inmediato a los textos que leí sobre la vida en el medievo. Me imagino a los antiguos señores de esta casa, trazando planes, quizás conspirando, con la misma seriedad con la que me sentaba a escribir ensayos sobre sus vidas siglos después.

-Elvira -la voz de Morgana me hace dar un pequeño respingo-, la habitación para ti ya está preparada. Si te parece bien, puedo llevarte ahora.

Me doy vuelta y veo que está de pie en el umbral de la puerta, con una amable sonrisa dibujada en el rostro. Asiento rápidamente, todavía un poco desconcertada por lo que acababa de experimentar frente al espejo.

-Claro, gracias —respondo, tratando de parecer tranquila.

Morgana me guía por un corredor más estrecho que los anteriores, donde el techo parece más bajo y las paredes están adornadas con antiguas lámparas de aceite. El suelo cruje suavemente bajo nuestros pasos, y una parte de mí no puede dejar de pensar que estoy recorriendo un lugar que ha estado aquí durante siglos. Hay algo casi irreal en caminar por estos pasillos, como si estuviera participando en una escena de un pasado olvidado.

Al llegar a una puerta de madera robusta, Morgana se detiene y la empuja suavemente.

-Aquí está tu habitación. Espero que sea de tu agrado -dice, con una sonrisa cálida.

Entro despacio y lo primero que me sorprende es la luz. Aunque la habitación está iluminada solo por la luz natural que entra a través de una pequeña ventana, el ambiente es acogedor, y cada rincón parece haber sido cuidadosamente dispuesto para alguien que esperaban desde hace mucho tiempo. La cama es amplia, con sábanas de lino claro y un dosel de terciopelo azul oscuro que cuelga con elegancia. La madera oscura del marco de la cama contrasta perfectamente con los detalles delicados de los muebles.

Un amor cruzado en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora