Estaban sentadas en el autobús escolar. Otra mañana más, tan solo eso, el aire era fresco, los asientos de vinilo estaban helados, sin embargo eso era algo que le gustaba a Joy, la frescura mañanera era perfecta para iniciar el día tenía un encanto invernal extraño pero mágico, o así lo creía ella mientras veía por la ventana como las calles aún estaban cubiertas por un pálido filtro azúl. Escuchaba la cálida voz de Meg, hablándole sobre lo que la conversación traía al tema; ya fuera acerca de sus sueños, quejas acerca de algún proyecto escolar,.de su perrito Bestia o simples preguntas como que almuerzo traían para el receso.

Sea lo que fuera Joy se sentía en plenitud, no había nada más perfecto que esas mañanas donde su ella se sentaba al lado de su mejor amigo y durante ese corto pero oh tan largo trayecto hacia la escuela ambas podían compartir el momento en una cotidianidad tan fluida y sencilla que era simplemente maravillosa.

—Y eso fue lo que nos dijo. —Concluyó Meg mientras se acomodaba un broche en el cabello.

—¿De verdad?

—Sí ¿Puedes creerlo? Los chicos pueden ser tan estúpidos a veces.

Joy soltó una risita

—Si, es verdad.

—Aunque bueno, nada les quita lo guapo a algunos. —Añadió la albina mientras una ligera capa rosada cubría sus mejillas.

—Supongo

Joy miró sus zapatos. Por un momento recordó a aquel chico extraño al que conoció a inicios del año escolar, era atractivo indudablemente, podía reconocerlo, pero por más lindo y coqueto que fuera ella no parecía sentirse verdaderamente atraída hacia él. Por lo que solo se dedicaba a se amable, que no le gustase no le daba razones para ser grosera.

—Tienes a alguien en mente —Levantó la cabeza para mirar a Meg. Apretando su falda con una mano y en ese mismo puño guardando las esperanzas de que ella dijera que no.

Meg se quedó pensativa unos segundos mirando el techo del autobús escolar, comenzó a asentir suavemente.

—Puede ser.

Y esa respuesta quebró la mañana para Joy.

Meg le platicó que no está en la escuela, no tuvo la oportunidad de estudiar. Y que eran cercanos desde la infancia.

Joy asintió mientras jugaba con sus pulseras de Hello Kitty.

Meg dijo algo sobre gustarle su altura

Ahora Joy estaba preocupada sobre la suya.

Meg le contó que trabajaba vendiendo tomates en un puesto. Y que le gustaba pasar tiempo con él.

Joy se preguntaba silenciosamente si Meg disfrutaba pasar el tiempo con ella tanto como pasar tiempo con ese chico.

De ahí la conversación pasó a convertirse en una mezcla de ruidos apagados y palabras borrosas.

She likes a Boy [Megoy] FnafhsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora