Simplemente Amigos (Memoch) "Nadie nos va a extrañar"

📚One-shot: Simplemente hola✏️

Era una mañana normal en la prepa, el aire fresco comenzaba a sentirse, y las hojas crujían bajo los pies de los estudiantes que cruzaban el patio del colegio.

Tenoch caminaba hacia la entrada, distraído, con la mochila colgada de un hombro y algunos libros en los brazos, sin prestar demasiada atención a su alrededor.

El colegio ya había iniciado hace meses, pero ese día algo se sentía distinto.

De pronto, sus pies tropezaron con uu algo mal colocado en medio del patio, y antes de darse cuenta, sus libros, trabajos vendidos y cuadernos volaron en todas direcciones, esparciéndose por el suelo.

-¡AGUAS WEY!- Grito una voz una fuerte pero clara a su lado.

Tenoch miró hacia arriba, algo avergonzado, mientras una chica alta con el cabello largo, decorado con pasadores de estrellas, se agachaba rápidamente para ayudarle a recoger sus cosas.

Se veía que tenía una actitud extrovertida, segura de sí misma, y una sonrisa que casi parecía burlona, pero en un sentido amable.

-Gracias- murmuró Tenoch, sintiendo el rubor subir a sus mejillas debido a la vergüenza

-No es nada, a todos nos pasa alguna vez- Respondió la chica con un guiño.

De pie, al lado de ella, estaba un chico que lucía casi idéntico a ella, con la misma altura y cabello castaño claro casi rubio, aunque el de él era más corto.

Llevaba el uniforme perfectamente bien puesto, con una expresión mucho más reservada que la de su hermana.

El chico también se agachó a ayudarlo, aunque su timidez era palpable.

-Soy Memo- Dijo el chico extendiendo uno de los cuadernos que había recogido.

-Tenoch- respondió el oaxaqueño, sonriendo levemente al tomar el cuaderno

La chica que los acompañaba rió suavemente y se puso de pie, observando cómo su hermano tímidamente trataba de no mirarlo directamente a los ojos.

-Ah, cierto... Yo soy Lia, su gemela. Nos acabamos de mudar. Hoy es nuestro primer día entonces supongo que no nos ubicas- Se presentó la chica con una sonrisa que reflejaba su energía contagiosa

-¿En serio? —Tenoch parpadeó, sorprendido. Ambos hermanos eran casi idénticos, pero sus personalidades contrastaban radicalmente—. Pues benvenidos ¿De dónde vienen?

—De Puebla, mero mero del centro—respondió Lia, con un tono despreocupado -Pero no te fijes en eso, nos va a ir bien. Oye, Memin, te veo en el salón. Tengo que ver unas cosas antes de que empiecen las clases- Dijo ella.

Le dio a su hermano una mirada cómplice, como si supiera exactamente lo que pasaba por su mente, y luego se despidió con una sonrisa antes de alejarse rápidamente.

Cuando Lia se fue, Memo se quedó algo incómodo, mirando sus zapatos por un momento.

El silencio entre ellos se hizo evidente, pero no incómodo, al menos para Tenoch. Había algo en el aura tranquila de Memo que lo hacía sentir que las palabras no eran necesarias.

-Bueno, si necesitas ayuda con algo, avísame, Este lugar puede ser un poco confuso al principio, pero uno se acostumbra rápido. por cierto ¿A que salón vas?- dijo Tenoch, rompiendo el hielo

-Creo que a 5°B- Dijo Memo apenado -Ese es mi Grupo, ¿quieres venir conmigo? Así sirve que no llegues solo- Contesto Tenoch

Memo asintió tímidamente, su mirada todavía un poco perdida, pero agradecida.

-Me encantaría- respondió Memo con una sonrisa leve, aún algo tímido.

Ambos caminaron hacia el edificio del colegio, y aunque apenas se conocían, había algo en la manera en que sus pasos se sincronizaban y en cómo se sentían cómodos uno al lado del otro.

Era el tipo de conexión que se sentía instantáneamente, como si un pequeño tropiezo en el patio hubiera sido solo el comienzo de algo más.

Tenoch miró de reojo a Memo mientras caminaban. Su timidez y su forma reservada contrastaban tanto con la extroversión de su hermana, pero había algo genuino y cálido en él, algo que hizo que Tenoch quisiera conocerlo mejor.

Dentro del colegio, los pasillos ya comenzaban a llenarse de estudiantes, pero para Tenoch, ese día había algo diferente en el aire.

Quizá era el hecho de haber conocido a Memo, o quizá simplemente la sensación de que algo bueno estaba por empezar.