Había sido un día sin incidentes, así que, en consecuencia, se convirtió en una noche igual. Mi padre había organizado una reunión de trabajo para mí, pero, conociéndolo, solo era una excusa para sacarme de casa y, eventualmente, engañarme para tener una cita.
Verás, no soy de las que rechazan buena comida, no mientras sea la hija de mi padre. Pero estar aquí, en un restaurante elegante con el hombre más insípido que jamás haya existido, no puede salvar la situación ni la mejor de las comidas.
―Y sé que somos una empresa recién establecida... pero estamos listos para hacer acciones pronto― dice, arrojándome estadísticas.
Afortunadamente, es interrumpido por la comida que se coloca cuidadosamente frente a nosotros. Agradezco al personal cuando un tazón de sopa de vegetables de temporada comienza a humear frente a mí. Tiene nuez pecan y gotas de aceite de oliva rociadas por encima. Tomo una pequeña cucharada; no sabe a nada.
―Veo que no tienes mucho apetito. Me gustan las chicas que cuidan su figura,― continúa hablando este insulto de hombre. De repente perdí todo interés que pudiera haber tenido.
―Si tu jefe estuviera interesado en una sociedad, debería haber venido aquí él mismo― digo sin siquiera intentar disimular mi molestia.
―Bueno...― comienza a sudar.―Estaba en un viaje de negocios y apenas llegó hoy para la recaudación de fondos del Hospital Nacional y...
Lo interrumpo con una mirada mortal.
―¿Así que me estás diciendo que se podría haber tomado cinco minutos para discutir su negocio adecuadamente?
No soy normalmente así, y sé que parezco una perra. Pero esta es la empresa de mi padre de la que hablamos y haré todo lo posible para hacerlo sentir orgulloso. Aún así estoy molesta, por lo que que empiezo a idear un plan maligno.
―Bueno, él... yo...― tartamudea.
―¿Walt, verdad?― Lo detengo y él asiente estúpidamente. ―¿Tienes coche?
Pago la comida que ni siquiera disfrutamos y dejamos el restaurant. Puedo verlo sudar a través de su traje mientras yo me coloco cómodamente en el asiento del pasajero. Comento sobre el coche ya que se ve muy caro y Walt aquí no parece que pueda pagarlo, pero no digo esa última parte en voz alta. Él explica que es un coche de la empresa, un préstamo ya que apenas ha subido en jerarquía.
Comienza a hablar sin parar sobre lo increíble que es, y cómo hizo millones el último trimestre. Me molesta más, pero me mantengo correcta y educuada.
Varios minutos después, llegamos. Justo frente a nosotros, la fila de coches avanza hacia los escalones del museo, convertido esta noche para albergar una gran recaudación de fondos para el Hospital Nacional. Mi compañero comienza a sudar aún más, si es que eso es posible.
―No- no creo que nos dejen entrar― mira hacia afuera nervioso.
―No te preocupes por eso― lo tranquilizo; con un nombre como el mío, dudo que nos dejen afuera sin causar un alboroto.
Walt, tímidamente, le entrega las llaves al valet y nos dirigimos hacia adentro. Sé que no estamos vestidos adecuadamente: mi pareja lleva puesto de manera torpe un traje de negocios y yo tengo puesto un vestido de cóctel negro de mangas largas puesto que no me molesté en prepararme para la cena.
Todo el que sea alguien está aquí esta noche, y vestido para la ocasión. Es un derroche de vestidos de gala, trajes de tres piezas a medida en cada hombre, fina seda utilizada como manteles solo para resfregárnoslo en la cara.
Me giro hacia Walt, que ha pasado de estar ligeramente nervioso a estar aterrorizado.
―Encuéntrame a tu jefe de inmediato, o dile que nunca más moleste a mi familia con sus negocios.
Me mira como tonto, como un niño que no sabe seguir instrucciones. Luego, como si lo hubieran electrocutado, corre a lo loco en busca de su CEO. Suelto una pequeña risa, no perdiendo tiempo en salir.
La vista de un hermoso vestido, con volantes perfectamente construidos de color azul océano, me distrae. No puedo evitar sonreír, imaginando la suave tela deslizándose entre mis dedos. Justo en ese momento, tropiezo con una pared. O algo similar.
El hombre frente a mí me supera en altura y complexión. Huele a jazmín fresco y su piel se tensa cuando me toma por la cintura, como si fuera a desmayarme frente a él. Podría hacerlo, al ver a un hombre así, con hermosos ojos color caramelo que parecen iluminarse bajo la tierna atmósfera del museo.
―No deberías correr así― dice con calma, con demasiada confianza, ―uno podría pensar que hay una emergencia en alguna parte.
Me lanza una mirada preocupada pero juguetona, pero algo me distrae. Un alboroto detrás de él se está armando mientras Walt se acerca hacia mí. Me sacudo su agarre y corro hacia la salida. Llego a la entrada cuando echo un último vistazo atrás, solo para ver a mi buen amigo Walt hablando con el extraño que acabo de conocer, quien en un segundo pasa de verse confundido a enojado.
No me detengo mucho tiempo y apresuro al valet para que traiga el auto de vuelta. Sé que esto probablemente se considera un robo, pero no me importa. Para cuando se den cuenta de lo que he hecho, mi padre ya habrá desistido de la idea de organizar más reuniones de negocios que en realidad son citas a ciegas.
Lucho un poco para prenderlo, ya que no soy una conductora ávida y se trata de un auto eléctrico. Pero, una vez que está en marcha, no se necesita mucho para que avance. Escribo una ubicación aleatoria en la pantalla y dejo que el vehículo haga lo suyo. El aire acondicionado comienza a funcionar, haciéndome sentir cómoda. Lanzo mis zapatos a un lado y disfruto del viaje.
De repente me doy cuenta de lo cansada que estoy. Apenas esta mañana bajaba de un avión proveniente de Francia, por lo que tengo algo de jetlag. Me giro para poder estirar las piernas en el asiento del pasajero y descansar mejor la cabeza, pero mis pies golpean la guantera y documentos comienzan a caer. Me inclino para recogerlos, esperando encontrar más de los aburridos gráficos de Walt. Pero no.
Ciertamente son documentos de la empresa para la que trabaja, Vesta Tech., pero puedo decir que no son exactamente aptos para el público. Sin duda son útiles... Puedes pensar que soy cínica todo lo que quieras, pero así es como se hace. Crecí en el duro mundo de los negocios, así que nada me sorprende ya. Aunque a mi padre no le gustaría que usara la extorsión para conseguir lo que quiero, no es ajeno a los juegos sucios. Seguramente no fue tan indulgente en el pasado.
Mi familia tiene un oscuro pasado y generaciones de suciedad; mi padre ha hecho todo lo posible por deshacerse de ello. Pero aún así, no es fácil, algunos códigos no están hechos para romperse. Casarme con la familia adecuada, asegurarme de que acuerdos se mantengan y no perturbar la paz son leyes con las que fui criada.
Por eso decidí hacerme un nombre por mí cuenta. Sé que nunca llegaré a hacerlo en un cien por ciento, no se puede huir de la familia. Dicen que la sangre es más espesa que el agua. Aun así, intento construir un negocio desde cero en las sombras, lejos de mi padre, con la esperanza de que algún día pueda demostrarle lo que he hecho y hacerlo sentir orgulloso.
Desafortunadamente, no estoy lista para revelar mi secreto. Aún tengo que jugar el juego y seguir las reglas. Así que guardo los archivos en mi persona, sin saber si esta información me daría con un aliado o en un gran enemigo.
Pero estoy lista para descubrirlo.
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El Maridaje Perfecto [Esp.]
RomanceEmma Lancaster es la heredera del conglomerado de alimentos y vinos más grande del país. En secreto, sueña con convertirse en una reconocida diseñadora de moda. Luca Marconi se espera que dirija el negocio hotelero multimillonario de su padre, pero...