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John se dejó caer contra la mesa en el momento que la campana sonó, anunciando que podían salir de la clase.

Soltó un suspiro exagerado y sintió como una palma lo golpeaba en la nuca con fuerza.

—¡Levántate! Quiero comer y tu novia llegará en cualquier momento.

Stuart estaba algo ansioso, no le gustaba estar sin comer al medio día, lo ponía de un humor lamentable y John no estaba dispuesto a soportarlo, así que se resignó a tener que ser su compañía el día de hoy porque Richard faltó a clases (o se las saltó, eso no lo sabría hasta la salida).

Ambos caminaron por el pasillo de la escuela, saludando a algunos amigos que se cruzaron en el proceso y gracias a ello, John pudo encontrarse con Cynthia que iba a buscarlo.

Stuart rodó los ojos con fastidio.

—Vamos a comer, no a andar a los besos, ¿me escucharon? —soltó entre dientes, apuntando a la pareja acusadoramente.

John soltó una risa entre dientes mientras le depositaba un beso corto en los labios a una Cynthia sonrojada hasta las orejas.

—¡No te burles, Stuart! —dijo la rubia, entre molesta y divertida, pero golpeó al chico pecoso en el hombro—. No digas esas cosas.

Stuart también rió, dejando atrás su semblante molesto y su aparente mal humor que por ahora estaba bajo control.

Los tres ingresaron a la cafetería, la cual era bulliciosa, tanto por las voces de todos al conversar al unísono y también por los cubiertos, los vasos y todas las actividades que se desarrollaban al mismo tiempo.

—Shotton no se cansa de hacer escándalo.

Cynthia tomó la mano de John cuando avanzaron a la fila para tomar el almuerzo. John miró de reojo a Pete, que parecía estar contando una historia de lo más entretenido y exagerado, sentado sobre la mesa con una docena de espectadores.

—Apuesto a que es algo inventado —dijo en un susurro, provocando la risa suave de su novia.

Los tres tomaron su bandeja con comida. El día de hoy era un almuerzo sano; pollo a la plancha y ensalada a elección. Stuart lucía feliz, aún más al notar que había flan de postre.

—¡John! ¡Stuart! —Pete los llamó desde su mesa, alzando las manos para que le prestaran atención como era debido—. Vengan, idiotas.

Cynthia apretó el brazo de John como protesta; después de todo, no toleraba las bromas de Shotton y su evidente estupidez en más de un sentido. Pero Pete conocía a John desde niños, no había manera en la que esos dos dejaran de llevarse bien como si nada.

Stuart golpeó la espalda de Pete como saludo y este último bajó de la mesa para sentarse y dejar que ellos comieran más amenamente.

—Les contaba a todos de aquella vez en la que mandaste al carajo a la profesora de matemática —Pete rió y pasó su brazo por el hombro de John amistosamente—. Te suspendieron por tres días y aun así volviste y le hiciste un mural en la pared para ella.

John rodó los ojos entre risas. Aún recordaba el castigo que recibió por parte de su tía. No se arrepentía de sus actos, aquella vieja era insoportable y él era un adolescente estúpido que no se dejaba humillar fácilmente.

—Se lo merecía después de todo.

Todos rieron y la mesa comenzó a despejarse cuando notaron que las historias no continuarían.

—Vamos a saltarnos las clases hoy, vayamos por ahí a pasar el rato, ¿eh? —Pete habló al aire mientras intentaba robarle ensalada a Stuart—. ¿Qué dicen?

Signs of Love [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora