Fiesta

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Emma

La noche en la suite había sido más tranquila de lo que imaginé, pero al mismo tiempo, cada instante que compartimos Arath y yo se sintió cargado de algo que no podía explicar del todo. Nos quedamos dormidos con nuestras frentes juntas, nuestras manos entrelazadas y la sensación de que estábamos exactamente donde queríamos estar.

Sin embargo, no fue una de esas noches de sueño ininterrumpido. Me desperté varias veces a lo largo de la noche, algo que me pasa cuando estoy nerviosa o emocionada, y cada vez que lo hacía, lo primero que sentía era el calor de Arath a mi lado. Había algo reconfortante en esa cercanía, en saber que él estaba allí, y cada vez que abría los ojos, no podía evitar sonreír.

En una de esas ocasiones, noté que él también se despertaba, como si ambos estuviéramos sintonizados en la misma frecuencia. 

-¿Estoy roncando? - me preguntó en un murmullo.

-No estás roncando - respondí de la misma forma. Su mano se fue hacia mi mejilla y la acarició.

Se acercó un poco más y me dio un beso suave en los labios. Fue un beso tierno, de esos que no piden nada más, que simplemente se dan porque se sienten bien, porque son naturales. Le devolví el beso y nuestras manos volvieron a entrelazarse bajo las sábanas. Sin decir nada, volvimos a dormirnos, abrazados, sintiendo la calma de la noche.

Y durante la noche, despertábamos de vez en cuando, nos dábamos pequeños besos, abrazos suaves, y volvíamos a dormirnos. No sé cuántas veces pasó, pero cada vez que nuestros labios se encontraban, sentía una conexión más profunda, una especie de certeza de que esto era lo que ambos queríamos, aunque no lo habíamos planeado.

***

Me desperté con la luz que la queja prendió de la suite. Estaba acurrucada contra Arath, mi cabeza apoyada en su pecho, escuchando los suaves latidos de su corazón. Por un momento, me quedé quieta, disfrutando de esa paz. Sabía que en cuanto nos levantáramos, el mundo volvería a girar con todo su caos, pero en ese momento, todo se sentía en equilibrio.

Levanté la cabeza con cuidado, sin querer despertarlo del todo, y lo observé mientras seguía dormido. Su rostro tenía una expresión de calma, completamente relajado, y no pude evitar sonreír. No lo había visto así de cerca antes, y había algo tranquilizador en su presencia.

Después de un rato, sentí que Arath comenzaba a moverse. Alzó la mano y me acarició el cabello con suavidad antes de abrir los ojos. Nos miramos en silencio, como si las palabras aún no fueran necesarias. Simplemente sonreímos, y fue suficiente.

-Buenos días - susurré, aún recostada contra él.

-Buenos días, Emma - respondió, su voz suave y ronca por el sueño, algo que me hizo sentir aún más conectada a él.

Nos quedamos un rato más en la cama, disfrutando de la tranquilidad de la mañana. Sabía que el día iba a ser largo y que esta calma no duraría, pero también sabía que lo que habíamos compartido durante la noche era nuestro. Nadie más lo sabía, y de alguna manera, eso lo hacía más especial.

***

Bajar de la suite se sintió como salir de una burbuja, una que solo compartíamos Arath y yo. A medida que descendíamos por las escaleras, podía escuchar las voces y risas del resto de la casa, ya todos estaban despiertos y la dinámica usual había comenzado de nuevo. Pero dentro de mí, todavía guardaba la calma y la cercanía que habíamos compartido durante la noche. No podía evitar sonreír para mí misma, recordando los momentos en los que despertábamos, nos dábamos pequeños besos y volvíamos a dormirnos, como si eso fuera lo más natural del mundo.

Amor Inesperado (Arath de la Torre) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora