Notas

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Era una mañana cualquiera en la U.A., y la clase de historia heroica se tornaba cada vez más monótona para Izuku. El profesor Aizawa, con su voz baja y desinteresada, repasaba los detalles de una batalla importante del pasado. Mientras tanto, Izuku intentaba concentrarse, pero su mirada se desvió hacia el asiento de al lado, donde Bakugou, aparentemente absorto en su cuaderno, garabateaba sin cesar.

Izuku no podía evitar observar los trazos rápidos y precisos que hacía Bakugou con su bolígrafo. Sin embargo, de pronto, notó que un pequeño papelito apareció en su escritorio. Al principio, pensó que sería de otro de sus compañeros, pero cuando lo abrió, se encontró con la letra inconfundible de Bakugou:

"¿Qué pasa, nerd? ¿Estás tan aburrido que no puedes dejar de mirarme?"

Izuku sintió que el calor subía por su cuello hasta sus mejillas. Miró a Bakugou, quien seguía garabateando, pero había una ligera sonrisa en la esquina de sus labios. Izuku se inclinó hacia su propio cuaderno y, con una mano temblorosa, escribió su respuesta:

"Solo me pareció interesante lo que estabas escribiendo."

Dobló el papel y, con un rápido movimiento, lo empujó hacia el borde del escritorio de Bakugou. Para su sorpresa, el papel desapareció casi de inmediato, y Bakugou lo leyó con una sonrisa más amplia. Respondió de inmediato:

"¿Así que ahora te interesan mis notas? Seguro, lo que tú digas, Deku."

Izuku intentaba mantener la compostura, pero la sensación de estar coqueteando de forma tan sutil con Bakugou le provocaba un nerviosismo agradable. Sin pensarlo mucho, decidió seguir con el juego:

"Tal vez si compartieras más de tus pensamientos, no tendría que adivinarlos."

Cuando Bakugou leyó la nota, su expresión se tornó algo más seria, pero sus ojos brillaban con esa chispa competitiva de siempre. Estaba a punto de devolverle otra respuesta cuando una voz áspera cortó el aire de la clase.

— Midoriya. Bakugou. —la voz del profesor Aizawa resonó en el aula, y ambos se quedaron congelados—. ¿Les parece que esto es una sala de chat?

Todos los estudiantes voltearon sus miradas hacia ellos, algunos conteniendo risas. Izuku se enderezó de inmediato, su cara completamente roja, mientras Bakugou chasqueaba la lengua y guardaba el papelito en su cuaderno, tratando de no parecer afectado.

— No, profesor Aizawa... —murmuró Izuku, su voz apenas audible.

— Entonces, ¿por qué se están mandando papelitos como si estuviéramos en secundaria? —Aizawa frunció el ceño, cansado—. Si tienen algo que decirse, háganlo fuera de mi clase, y después de estudiar para el examen, ya que dudo que hayan escuchado algo en la última media hora.

— Lo que diga, sensei —gruñó Bakugou, aunque había un toque de desafío en su voz.

Aizawa soltó un largo suspiro y decidió ignorarlos por el momento, regresando a su monótona explicación.

Izuku y Bakugou compartieron una última mirada. Aunque los habían atrapado, la chispa de su pequeño intercambio no había desaparecido. Al contrario, aquella reprimenda parecía haber añadido una capa más de emoción a su juego silencioso.

Finalmente, el sonido del timbre indicó el final de la clase. Izuku comenzó a guardar sus cosas apresuradamente, tratando de evitar más atención. Sin embargo, justo cuando metía sus libros en la mochila, sintió una presencia a su lado.

— Oye, nerd. —La voz profunda de Bakugou le hizo girar la cabeza de inmediato. Bakugou lo miraba con esa expresión que siempre parecía a punto de explotar, pero ahora había algo más suave en su mirada—. Ya que nos cortaron la diversión antes, supongo que ahora podemos seguir hablando de mis pensamientos.

Izuku parpadeó, un poco desconcertado por el tono y la proximidad. Antes de poder decir algo, Bakugou tomó su mochila del suelo y comenzó a caminar hacia la puerta, como si esperara que Izuku lo siguiera.

— ¿Vas a quedarte ahí parado, o qué? —Bakugou lanzó la pregunta sobre su hombro, sin siquiera detenerse.

Izuku, todavía algo ruborizado, apretó el paso para seguirle. Su corazón latía con fuerza, y aunque el día había comenzado como una clase normal y aburrida, ahora no podía evitar sonreír ante la idea de pasar más tiempo con Bakugou.

A pesar del regaño de Aizawa, el intercambio de notas no había sido más que el comienzo.

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