Capitulo 04.F

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               Sin asomarse realmente a ver si Lincoln corrió hacia ella o en otra dirección, Luan se preparó para lanzar aquel pastel estando segura de que podría darle en la cara a su hermano, le tenia bien medida la altura. Pero a medio camino de impulsar su mano, sintió un fuerte impacto que le lastimó un poco la muñeca. Miró sorprendida como aquello lo causó Lincoln al impactar con fuerza su rostro contra el pastel que ella tenía en mano.

Estuvo tentada a gritar, tanto por el dolor en su muñeca como por el susto que tuvo, pero al notar como es que él caía, recordó aquel pedazo de madera que estaba en su mano, y asustada gritó el nombre del peliblanco con fuerza, esperando con ello llamar la atención de alguien en casa. Especialmente porque Lincoln no se movió después de desplomarse sobre el césped.

Con prisa, y temiendo que de estar desmayado Lincoln terminara por respirar parte de aquella crema batida, Luan se acercó rápidamente para limpiarle el rostro, pero mientras ella trataba de cumplir esa misión, alguien le tomó la mano y, tan rápido como pudo terminó por sujetar ambas manos.

—Al fin te atrape— escupiendo algo de crema batida mientras hablaba, Lincoln también se incorporó para estar sentado al decir eso—, mira como me dejaste, Luan, me las vas a pagar.

Luan no pudo responder, se quedó sin palabras ante la sorpresa, pues verdaderamente pensó que había lastimado a Lincoln. Pero ahora él le había soltado aquella amenaza, y de hecho la cumplió antes de que Luan pudiera espabilar y emitir algún sonido o realizar alguna acción en respuesta.

Soltando las manos de su hermana, para ahora aprisionarla con sus brazos en un fuerte abrazo, Lincoln la estrechó contra su cuerpo con fuerza y después empezó a sacudirla un poco, con la intención de restregarla contra sí.

»Me dejaste hecho un desastre— agregó él— y ahora vas a pagar.

Ahora Lincoln incluso se acostó sobre el césped una vez más, llevando consigo a su hermana mayor, aun frotando sus cuerpos consiguiendo con ello que la suciedad en su ropa se transfiera en forma de manchas a la de ella. Sin importarle manchar aun mas su ropa, o incluso dañarla, Lincoln se arrastró boca arriba por el césped, impulsado por sus piernas y manteniendo a Luan sujeta, tratando de llegar hasta donde estaba aquel charco que lo manchó.

—¿Qué sucedió?— preocupada, Lori apareció junto a ellos, aún alterada por culpa del grito que Luan soltó— ¿Por qué gritaste de esa forma?

—No la defiendas— pidió Lincoln—, me voy a vengar.

Tranquila, Lori vio a su hermano menor arrastrarse un poco mas hasta el charco con Luan en brazos y haciéndola quedar empapada de la misma forma en que él lo estaba. Y cuando eso sucedió, por la puerta que daba a la cocina aparecieron las gemelas, que también corrieron ante el grito de Luan.

—¡No es justo!— inconforme, fue Lana quien dijo eso, quitándose presurosa sus pequeños tenis e incluso tropezando al hacerlo— ¡Yo también quiero jugar en el charco de lodo!

Y brincando sobre sus hermanos, Lana se unió al forcejeo que había comenzado en aquel charco, mientras Lori veía con cierto recelo aquello y Leni sonreía feliz por alguna razón. Por su parte, la gemela rosa miró con desaprobación los actos de su símil antes de pretender regresar a casa dando la espalda a aquel desorden que empezaba a suscitarse.

Molesta, la niña amante de las pasarelas pudo sentir como en el instante en que dio la vuelta, algo le dio de lleno en la nuca. Aquella textura y temperatura hacían evidente lo que era. Regresando su mirada al caos, vio a su gemela preparando otra bola de lodo para lanzársela, por lo que, molesta por aquello, se lanzó sobre su gemela y ambas comenzaron un segundo enfrentamiento en el lodo, justo al lado de Lincoln y Luan.

Malos PensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora