Capítulo 4: El Pasado Fastidia El Presente

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El ruso esperaba impaciente a que el ascensor llegara a su piso de destino, tenía la mirada fija en el piso de metal. Su mente daba vueltas en un torbellino de emociones que gritaban cada una su verdad.

—¡Demonios!—murmuró frustrado colocando sus manos en su rostro, unas pequeñas lágrimas escaparon lentamente con destino al suelo.

El ruso extrañaba al estadounidense y la situación de hace un momento solo había hecho empeorar a todo su ser.

Estaba en un dilema de luchar por lo que amaba y ser feliz o dejar todo de lado y seguir como estaba hasta los momentos más que todo por su pueblo.

Cuando el ascensor llego a la planta baja del hotel el ruso salió casi corriendo hacia la puerta principal solo para encontrar que una fuerte lluvia cubría cada rincón de la ciudad.

Secando las lágrimas de sus ojos se dispuso a esperar a que la fuerte lluvia pasara para irse a su propio hotel. Estaba tan concentrado en ver como las gotas caían qué una mano en su hombro y un pequeño sarandeo fue lo que necesito para salir de ese trance.

—Trata de disimular tu enamoramiento por Usa ¿Quieres?—El ruso bufo fastidiado por el comentario del alemán.

—No molestes Alemania, no estoy de humor.—El alemán soltó una risa ante la respuesta de su amigo.

—Se nota, estás todo llorón. ¿Fue una discusión fuerte por no poder escoger el lugar para cenar?—comentó con sarcasmo el alemán.

Rusia se seco los restos de lágrimas de su rostro y miró feo a Alemania.

—Si vas a reírte de mi mejor me voy—dijo el ruso moviendo sus pies para iniciar su caminata.

—¡Espera, espera!.—El alemán sujeto del hombro con más fuerza al ruso—Solo bromeó un poco pero ya no lo haré, vengo a ayudarte—dijo y Rusia no pudo evitar mirar raro al alemán.

—¿Ayudar?.—Rusia no entendía a su amigo en absoluto. ¿Ayudarlo con que?.

—Vengo a ayudarte para que logres superar tu dilema y puedas estar con Usa—afirmó el alemán con una sonrisa.

Los ojos del ruso se abrieron un poco por la sorpresa de las palabras de su amigo.

—¿Tan obvio soy?—preguntó apenado el ruso desviando la mirada de nuevo hacia el suelo.

—Te conozco desde hace muchos siglos Rusia, obviamente que para mí es más que obvio. —El alemán sacó de su bolsillo un móvil y tecleo en el rápidamente—Mi pregunta para iniciar esta ayuda caritativa es: ¿Qué tan mal fue lo de hace un momento?.

Rusia miró mal de nuevo al alemán antes de responder la pregunta.

—Tan mal que si Usa pudiera me borra del mundo para no saber de mi de ninguna forma—admitió el ruso con la mirada apagada.

—¡Wow! Estamos graves entonces—dijo guardando el movil de nuevo a su bolsillo—Pero bueno, nada que no se pueda revolver hablando.

Un auto negro aparco cerca de donde estaban ambos países. Rusia miró confundido el auto y luego miro a Alemania.

—¿Qué? No pensaras que algo tan delicado lo vamos a hablar delante de la puerta de un hotel—dijo con un poco de risa el alemán comenzado a caminar hacia el auto.

Rusia no dijo nada y con algo de duda de esta ayuda siguió al alemán hacia el auto también.

Estando adentro el alemán dio unas indicaciones al conductor el cual las acato rápidamente y comenzó a conducir.

Asarume.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora