El inevitable desastre durante la vida de Las PowerPuff Girls es un gran espiral de sal, vinagre y malos momentos. Y justo cuando no podían pensar que sus vidas serian peores el destino decide darles una aventura que nunca olvidaran junto a los Rowd...
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—Nos va a matar, ya lo veo venir.
—Buttercup, sí continúas hablando así, el profesor se va a arrepentir de habernos traído con el —se quejó Blossom.
—Sigo pensando que esto es una locura —continúo diciendo molesta y preocupada— ¿De qué sirve haber sobrevivido a un ataque terrorista si vamos a morir en otro lugar? Deberíamos salir corriendo de aquí. Díganme ¿por qué no hemos hecho?
—Ya cállate, Butter —ordeno la pelirroja intentando concentrarse en su lectura. Pero hizo caso omiso y continúo uejándose como lo estado haciendo las últimas horas.
—Esta situación parece típica película de secuestros que terminar mal. Mi presentimiento me dice que esto está muy mal —opino quejosa, mientras echaba un vistazo al lado de la carretera.
—Ese casi nunca te funciona —replico la rubia, ganándose una mirada de enojo de la pelinegra.
—Bien, pero cuando estemos a punto de ser descuartizadas les diré: se los dije.
Tanto Blossom como Bubbles soltaron un suspiro de cansancio ante la dramática de su amiga.
Después de que aceptaran la ayuda del Profesor Utonio, se encargó de notificar a sus autoridades lo que estaba por hacer, lo que le costó un par de cuestionamientos y de papeleos para iniciar con la adopción a las tres pequeñas. Que lo juzgaran era el menor de los problemas, el solo quería ayudarlas a sentirse parte de este mundo, hacerles saber que aún hay personas dispuestas apoyarlas sin importar las circunstancias. Además, la conexión que tuvo con ellas lo animo a seguir con todo este proceso.
Cuando le informaron a Buttercup lo que habían aceptado, se había negado rotundamente a irse con un extraño, pero no tenía muchas opciones por ahora. Podía seguir sola con ocho años, un brazo roto, tres prendas de ropa y sin dinero, su orgullo le decía que si podría; aunque después de que lo dijese en voz alta sonaba pésimo. Todo había llegado como si un bote de agua helada le golpease la cara, estaba cansada mentalmente y físicamente estaba peor, solo quería estar recostada en su sillón favorito viendo Netflix, mientras comía chucherías y olvidar todo.
Por la mañana del siguiente día, se despidieron con tristeza de la capitana Larson y de Bunny con quien acordaron seguirse viendo cuando todo estuviese mejor, a pesar de la poca confianza de la pelinegra. Los cuatro emprendieron un viaje en taxi directo al aeropuerto de lo que estaba a salvo de Townsville y sobrevolaron hasta llegar a la ciudad de New Townsville, un lugar donde solo se le parecía el nombre a su antigua ciudad, ahí solo vivían personas en una burbuja dorada High-end, con el ego inflado hasta el cielo a critica de las ciudades vecinas.
Al llegar a su nueva ciudad, subieron al auto blanco del Profesor que habían traído minutos antes continuando su trayecto.
Durante el viaje se detuvieron a comprar unas cosas para la cena, por lo que mientras estaban las tres esperando al hombre de bata. Bubbles estaba subiendo y bajando la ventanilla del auto sin dejar de pensar en todo lo que les podría esperar después de semejante infierno, Blossom estaba leyendo un libro que el mayor le habría prestado para no sobrepensar en el camino, tenía que estar distraída con algo antes de comenzar a morderse las uñas, y Buttercup estaba con el ceño fruncido tocando impacientemente su brazo ahora enyesado.
