24 de mayo de 2024
Han pasado varios meses. Creí que ya no volvería a estas cartas, pero aquí estoy, una vez más. Es curioso porque por primera vez no sé qué contarte. No es que no tenga nada que contar, lo que pasa es que siento que no tiene caso seguir escribiéndote.
Me aferré tanto a tu recuerdo que durante mucho tiempo continué extrañándote y sintiéndome triste por no tenerte en mi vida.
Quizá escribí poquitas cartas, pero no te imaginas todas las páginas de mi diario en que hablé de ti. Justamente hace poco comencé a releer algunas páginas de mi libreta verde agua y pude volver a todos aquellos momentos, desde que supe tu nombre, cuando te conocí personalmente, el preciso instante en que comencé a tener sentimientos por ti, el auto-rompimiento de mi corazón (sí, yo me lo rompí con mis expectativas), todas las veces que intenté soltarte y finalmente, la ultima página en que hablé de ti.
Quiero contarte que estoy orgullosa de mí: He dejado de extrañarte.
Es probable que ésta sea la última carta que te escriba y no quiero dejar de escribirte sin antes decirte: Gracias.
Gracias por todos los momentos compartidos. Gracias por mostrarme que en el mundo hay más personas despiertas. Gracias por reflejarme heridas que no sabía que tenía y que, gracias a ti, pude reconocer, sanar e integrar. Gracias por ser el detonante que necesitaba para experimentar mi noche oscura del alma, que no fue fácil sobrellevar, pero finalmente logré avanzar. Gracias por hacer sentir a mi alma como en casa, gracias por ser el lugar seguro que muchas veces necesité. Gracias por escucharme, por leerme, por abrazarme. Gracias por haber compartido un pedacito de tu vida conmigo.
Espero de todo corazón que todo esté yendo bien en tu vida. Te envío muchos brillitos, abrazos y bonitas energías.
Con cariño:
Meei.