Capítulo 1: Nueva Vida

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La floja brisa de la mañana soplaba en el espacio, trayendo consigo el fresco aroma de la primavera. En los pasillos de cierta escuela, un chico caminaba en silencio, con sus pasos amortiguados por los susurros y las risas a su alrededor. El chico en cuestión aparentaba tener unos diecisiete años y era relativamente alto en comparación con sus compañeros de clase: medía alrededor de 1,75 metros. Llevaba el pelo rubio bien recortado a la altura de la nuca, pero algunos mechones dorados le caían sobre los ojos. El joven, aunque delgado, tenía unos músculos bien tonificados y duros.

''Y vamos a por otro día tedioso''. - Comentó para sí Mori Hiroki, mientras sus ojos azules recorrían el ajetreado pasillo. A medida que avanzaba, la charla entre los demás estudiantes aumentaba, lo que hizo que un leve ceño se dibujara en su joven pero masculino rostro.

Habían pasado tres semanas desde que Hiroki fue trasladado al colegio Minami Myoujin por decisión de su tío, Mori Saito. Al principio, Hiroki estaba en contra de la idea de su tío, no sólo porque ya estaba acostumbrado a su antigua escuela, sino también porque ésta se encontraba en Tokio.

''Creo que un cambio de aires te vendrá bien. Tokio es una ciudad bulliciosa, así que habrá muchas cosas divertidas que hacer''. - Le dijo su tío un mes antes con una sonrisa. Hiroki era consciente de que esa no era la verdadera razón de su traslado.

Peleas constantes, vinculación con muchachos más que dudosos y alejamiento por parte de sus compañeros de colegio por auténtico miedo.

Esto había sido una constante en la vida del chico desde que tenía 13 años. Justo después de enterarse de... aquello.

Una mueca recorrió el rostro del rubio al recordar el pasado.

Rememorar la traición de las personas que una vez consideró las más importantes de su vida siempre le traía un sabor amargo a la boca. No es que le siguieran importando aquellas putas y aquel maldito estudiante transferido, la rabia y la tristeza hacía tiempo que se le habían pasado. Pero para eso transcurrieron innumerables noches en las que los llantos del chico eran sofocados por su almohada en un vano intento de aminorar el dolor de su desolado corazón, hasta que finalmente llegó un punto en el que se le acabaron las lágrimas.

No mentiría al decir que no contempló la posibilidad de suicidarse cuando descubrió la verdad a través de los vídeos, hasta el punto de que cuando salió corriendo de casa en aquella noche de lluvia torrencial y potentes relámpagos, el chico incluso intentó arrojarse delante de un camión para poner fin a aquel infierno.

Pero no pudo.

Aunque había desistido de sí mismo, su instinto de supervivencia, su miedo a la muerte y su voluntad de vivir seguían conservados e intactos en su interior.

Cuando su pasividad debido a la consternación del descubrimiento dio paso a la indignación y a la ira creciente en él, Hiroki sopesó la idea de entregar los dvds a la policía, para que todos los responsables y cómplices de aquella extraña y enfermiza relación pagaran por sus pecados con el castigo que les correspondía.

El problema fue que, en cuanto volvió a su habitación a por los dvds, no pudo encontrarlos.

Habían desaparecido.

Pocos días después, Hiroki se enteró de que Kokujin había enviado a su madre a recoger los DVD y devolvérselos, cosa que ella hizo de buena gana.

''Je, pensándolo bien, el cabrón podría haber sido la peor clase de escoria posible, pero definitivamente no era tan estúpido como lo pintaban.'' - Musitó.

Esa misma noche, fue testigo de algo aún más espantoso que todo lo que había descubierto. Mientras rebuscaba el local en su desesperada búsqueda de las pruebas que le llevarían a la libertad, alguien le atacó por la espalda, inmovilizándole. Hiroki ni siquiera tuvo que mirar atrás para saber quién era.

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