Capítulo 4: Emociones Retorcidas

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En una casa situada en un lugar remoto de Okinawa, gemidos animalescos y atronadores sonidos de cuerpos chocando llenaban todos los rincones del lugar. En la oscuridad de una de las habitaciones principales, nueve figuras yacían sobre una cama de enormes proporciones en la que cabían todos los allí presentes.

Se trataba de un hombre negro, alto, con la cabeza rapada y un físico fornido. Sentada en su regazo había una chica de pelo castaño que le caía en cascada por los hombros en coletas gemelas. Sus grandes pechos subían y bajaban rítmicamente mientras se empalaba en la enorme polla del hombre, sus pezones endurecidos rozando el firme pecho del hombre, que a cambio le azotaba su culazo redondo, que ya estaba enrojeciendo de tanto ser maltratado por sus grandes manos.

''Aaaah~ Eso es Kokujn, justo ahí! ¡Pínchame el útero con tu enorme vara! Lléname con tu leche!" - La mujer, que parecía tener casi 18 años, gritó, apretándose más contra su regazo. Kokujin soltó un gruñido en respuesta a su súplica.

''Ni siquiera tienes que pedírmelo, Nao, más te vale que no se te escape ni una gota, ahí va!" - Hundiendo su miembro en las profundidades de la cavidad de la adolescente, Kokujin rugió mientras su densa lefa salía a trozos y ahogaba el vientre de Nao con su esencia.

''Ooooooooooh!'' - Los brazos de Nao rodearon el cuello de Kokujin, atrayéndolo hacia ella mientras lo abrazaba con fuerza, los ruidos que salían de sus labios sonaban más a aullidos de una hiena que a gemidos de un humano, demostrando lo excitada y drogada por el placer que se encontraba la muchacha.

A medida que pasaban los minutos, el semen de Kokujin se ralentizaba y poco a poco dejaba de chorrear dentro de la muchacha, sus orgasmos se extinguían y dejaban paso al agotamiento.

Con un último gemido de satisfacción, Nao se retiró del regazo de Kokujin, y el 'plop' que produjo llegó a oídos de todos cuando la polla del negro se liberó del apretado agarre de su coño.

Sin energía en su cuerpo, Nao cayó de bruces sobre el colchón, uniéndose a las demás.

''Haa...haa...haa...'' - La pesada respiración, que no provenía de Nao, sino de Kokujin, recorrió el espacio, que apestaba a una mezcla de sudor, semen y jugos vaginales. -''Ya me he ocupado de todas ustedes, ahora déjenme descansar durante los próximos tres días. Necesito algo de tiempo para mí y también tengo asuntos que atender.''

Con esa afirmación, Kokujin abandonó la cama y se dirigió al cuarto de baño anexo a la habitación. Lo que siguió fue el débil eco de la puerta al cerrarse y la ducha al encenderse.

De vuelta en la cama, una de las mujeres se levantó perezosamente. Mechones de pelo anaranjado caían sobre sus ojos verdes mientras elevaba su cuerpo bronceado, con su gran busto sacudiéndose de un lado a otro.

''No sé vosotras, pero yo tengo hambre. Voy a por un sándwich en la cocina, alguien quiere acompañarme?" - La mujer, Mori Kanoko, preguntó a las demás ocupantes.

Se alzaron 8 manos, lo que hizo que Kanoko asintiera cansada. Al igual que la mujer de pelo naranja, las otras personas se incorporaron con bastante dificultad, bajando de la cama al mismo tiempo.

Ya de pie, Nao, Kanoko, Kaede, Ayumu, Eriko, Chiaki, Hina y Natsume ni siquiera se molestaron en ponerse ropa dado el calor extremo que asaltaba Okinawa y salieron de la habitación, bajando las escaleras de la amplia casa.

La casa había sido proporcionada por cortesía de Chiaki, la madre de Ayumu. Poco después de ser dominada por Kokujin y convertirse en una de sus amantes, había estado dispuesta a cederle la casa que había heredado de su abuelo y su abuela, la cual era lo suficientemente grande como para albergar a su nuevo amo y a todas sus 'hermanas del placer.'

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