Los gemelos recibieron un buen reclamo por parte de Hipo por su idiotez e hicieron lo mejor para tratar la herida de Púa. Se quedaría en la fortaleza mientras se recuperaba. Ahora Tormenta había conseguido un compañero de juegos nuevo. — Bien ahora todos en Berk los consideran traidores. ¡Fantástico! —
— Iban a saberlo tarde o temprano. Los rumores de los comerciantes ya habían llegado ahí. ¡Mira el lado bueno, trajimos muchas cosas de la herrería! — Dijo Brutacio. — Son unos mazos. — Regañó Hipo.
— ¿Vamos a una lucha o no? Tambien trajimos algunos papeles de dibujos de tu habitación. Tienen a Chimuelo así que lo trajimos. — Hipo agarro los planos con exasperación, pero luego se calmo, eran los planos incompletos para mejorar la cola de Chimuelo. — Bueno, gracias, creo. — Heather se limito a mirarlos, las acciones imprudentes de los gemelos habían puesto en peligro el rescate de sus padres, no se sentía del todo segura en confiar en ellos para esto. El sonido de metal cayendo llamó su atención, Tormenta estaba jugando con Púa y Chimuelo y estaban haciendo caer las cosas. Hipo de inmediato los mando a otro lugar antes de que destruyan su taller.
Los gemelos fueron a buscar a Eructo y Guacara, Hipo siguió trabajando en su taller y Heather, pues ella no tenía nada más que hacer, así que comenzó a explorar la isla. Su confianza en estos chicos estaba en duda, los rubios hacían lo que querían y quien parecía más sensato no hizo nada para que se comportaran. Ya estaba anocheciendo, debía volver al fuerte. Cuando entró se quedó helada al ver como los gemelos le daban la orden a Púa de disparar hacia Hipo, quien no hizo seña en moverse y usaba una ropa extraña. — ¡HIPO! — Fue tarde, Púa disparo. Se cubrió los ojos y retrocedió por el potente fuego de Púa.
— ¡Asombroso! — Ambos gemelos chocaron los 5 y ella tenia lágrimas en los ojos amenazando por caer. — Pero qué han hecho... — Murmuro para si misma con miedo de voltear a ver lo que quedaba de Hipo. — Oye Heather, ¿estas bien? — Se giró de inmediato al escuchar la voz de Hipo. — Oye tranquila, mira esto... ¡Un traje aprueba de fuego! —
— ¿Qué... cómo? — Hipo la ayudo a levantarse. — Lo hice con todas las escamas que han mudado los Naders. Cuando a Chimuelo se le caigan las usaré para hacer un traje y quedar a la par. ¿Qué opinas amigo? — El dragón solo hizo un gruñido de aceptación. Heather le golpe en su espalda y este se quejo del golpe.
— Ustedes están locos... — Los gemelos se rieron. — Te tardaste en notarlo. —
— Bien atacaremos la isla de los marginados mañana en la mañana. Prepárense chicos. — Brutilda le dio unas palmadas de en la espalda a Heather. — Te acostumbraras. —
— No creo poder hacerlo, ustedes son tan... impredecibles. — Brutilda bufó fuerte. — Eso nos hace geniales. Prepárate, sacaremos a tus padres mañana. Todo saldrá bien. — Brutilda le masajeo los hombros al verla tensa. — Si no confías en nosotros, entonces confía en Hipo. — Ambas chicas miraron la espalda de Hipo mientras hablaba con Brutacio. Heather sonrío. — Ese flacucho se ve sexy en ese traje. ¿Verdad? — Las mejillas de Heather se encendieron cuando Brutilda le susurró en la oreja. No lo había visto de esa forma hasta el comentario de la Torton. — Tal vez... — Brutilda se apoyo sobre ella, había encontrado otra forma de diversión.
Cuando comenzó a amanecer reunieron a los dragones para emboscar la isla. El plan era sencillo, no debía haber errores o podría ser fatal. La mayoría de los dragones los siguieron hasta la isla de los marginados. La fase de distracción comenzaba. La alarma de los marginados no tardo en escucharse, preparan sus catapultas, los dragones salvajes que ya estaban ahí se unieron al grupo nuevo. Y revolotearon y dispararon a una distancia a la que sus disparos no llegaran. Dispararon hasta hacer salir a la mayoría de los marginados.
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Cómo entrenar a tu dragón. (Au Hipo huye)
FanfictionHipo evitó que Astrid se fuera y le mostró la belleza de montar un dragón, de como se sentía libre, eso es lo que paso... ¿o no? Hipo tenía un solo objetivo, irse de Berk con su mejor amigo, al ver a Astrid se asusta y teme por las consecuencias qu...