Hipo se removió en una hamaca improvisada hecha de una tela sujetada a dos árboles que servían como soporte para un refugio hecho de hojas. Miro a su alrededor confundido. — ¿Cómo llegué aquí? — Se levanto un poco y su amigo dragón lo empujó suavemente, pero de forma alegre indicando su presencia. — ¿Estas bien amigo? — Dijo rascando su cabeza. El sonido de la voz de Hipo hizo que Brutilda lo mirara.
— Hasta que despiertas. — Hipo miró a Brutilda, quien estaba sentada tallando un trozo de madera. — ¿Te sientes bien? — Se levanto y agarro agua de una jarra de madera para dársela. — Si, eso creo... ¿Qué pasó? — Hipo trato de pararse, pero al momento de querer hacerlo perdió el equilibrio y Chimuelo evito que cayera siendo su apoyo. — Oh cierto. -— Dijo Brutilda dándose vuelta y rebuscar entre las hojas, mientras Hipo miró con sorpresa la falta de su extremidad. — Te hice esto. — Brutilda le paso una pata de madera similar a la de Bocón. — Es temporal, por su quieres cambiarla después. —
— ¿Gracias? — Hipo se coloco la pata de madera y camino un poco para acostumbrarse. — Es raro, como si aún tuviera mi pie. —
— ¿Cómo una extremidad fantasma? Que genial. ¿Pollo? — Brutilda le pasó un plato de pollo asado que tomo gustoso. — ¿Y Brutacio? — Brutilda apunto afuera y ayudo a Hipo a caminar.
Brutacio estaba... ¿formando un ejército de terribles terrores? — Bien, todos juntos... ¡Fuego! — Los pequeños dragones hicieron caso y quemaron un objetivo de hojas. — ¡Si! Eso es chicos. Nos vemos, recuerden que por ser pequeños no significas que no sean letales. — Los dragones se dispersaron hacia el bosque e Hipo miró que el cielo estaba lleno de ellos, todos los dragones del nido del muerte roja en esta isla.
— ¿Oye dónde estamos? — Le pregunto a Brutilda. — Volamos todo un día hasta encontrar esta isla vacía, tenía un montón de jabalíes salvajes que gobernaban estas tierras, hasta ahora. También hay conejos, robamos algunas gallinas y ovejas de unas aldeas. —
— ¿Qué hicieron qué? ¿Cómo? — Hipo estaba estupefacto. — La ayuda nos sobro. Además se dice gracias, sin nosotros hubieras muerto ahí. —
— ¡Hipo! — Brutacio se lanzó a abrazar a Hipo. — Amigo mío, hasta que despiertas tienes que ver todo lo que hicimos aquí con los dragones. — Brutacio arrastro a Hipo por una ladera hasta llegar a un pequeño fuerte de rocas y madera. — Comenzamos a crear nuestra propia aldea. Una aldea de Dragones, íbamos a nombrarla isla draconiana. —
— ¿Como hicieron esto en tan poco tiempo? — Pregunto asombrado Hipo.
Los gemelos se miraron el uno al otro, Brutacio se rasco la cabeza y Brutilda agarro una de sus trenzas, ambos tomaron aire antes de hablar.— Hipo, llevas inconsciente casi tres semanas. — Le dijo Brutacio. — ¿En serio? — Ambos asintieron. — Al principio no sabíamos si vivirías luego de cortarte el pie y cauterizarlo. — Brutilda comenzó a relatar. — Tuvimos que asaltar barcos para conseguir medicina y que no murieras de fiebre. — Secundo Brutacio. — Después te hicimos ese pequeño refugio y no nos atrevimos a moverte por si empeorabas si lo hacíamos. También Brutilda te alimentaba con sopa de pescado y algunas bayas molidas, que comprobamos que no eran venenosas y con un palo hueco, llamado bambú, que encontramos en un barco tras asaltarlo — Brutacio sacó un bambú pequeño y se lo mostró a Hipo. — Te alimentamos. —
Hipo agarro el bambú y después a los gemelos. — Lamento los problemas y gracias... —
— Puff, para nada. Fue divertido. — Dijo Brutacio con orgullo. Un Cremallerus se acercó a ellos y Brutilda se fue con él. — Esos son Erecto y Guácara, nuestro dragón. Es muy parecido a nosotros. —
— ¿Y qué pasa con los demás dragones?- Hipo miró hacia abajo viendo los pequeños grupos de dragones que se habían formado.
— No interrumpimos mucho en eso, sigues siendo salvajes y atados a la naturaleza, nos siguieron después de la lucha con el muerte roja y se asentaron con nosotros. La isla es grande, pero bastante alejada y rodeada de niebla. Escondite perfecto. —
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Cómo entrenar a tu dragón. (Au Hipo huye)
Fiksi PenggemarHipo evitó que Astrid se fuera y le mostró la belleza de montar un dragón, de como se sentía libre, eso es lo que paso... ¿o no? Hipo tenía un solo objetivo, irse de Berk con su mejor amigo, al ver a Astrid se asusta y teme por las consecuencias qu...