Uf.
―¿Realmente estabas así de borracha?
―¿¡No se me notaba en la cara? Joder, Scar, qué vergüenza...―suspiro mirándola. He despertado a las 4 pm, y no podía existir de semejante dolor de cabeza torturándome.
El tiempo me dio justo para ducharme y arreglarme antes de que Scar tocara mi timbre. Me miro en el espejo del ascensor, acomodo mi cabello suelto un poco. Escucho la risita de la rubia a mi lado.
―Te veías linda, pero desvelada, Lizzie. No estabas tan mal... ―dice sonriendo. Intenta hacerme sentir mejor, pero estoy bastante avergonzada por los mensajes de anoche y no es un secreto, sin embargo, ella parece tomárselo con demasiado humor, lo que me deja tranquila.
―" Tan mal" ―recalco negando con mi cabeza. Ella suelta una risa.
―Estabas hermosa, y ahora que estás descansada, aún más. No finjas que no lo sabes― habla girando los ojos en broma. Esbozo una sonrisa. Bueno, no se equivoca, sí, estoy bastante linda esta tarde. El efecto de New York en mí, asumo.
Su chofer abre la puerta de la camioneta negra para nosotras, y antes de subir, Scarlett me da una mirada brillante, captando mi atención al cien por ciento.
―Olvidé decirte que no estamos solas― agrega y sube. ¿No estamos solas? ¿A qué se refiere? ¿Invitó a alguien más para salir con nosotras? ¿Quién puede ser? Tal vez su esposo, aunque debería estar trabajando. Pensé unos segundos y me apura a subir.
Al entrar al carro, me doy cuenta de que quien nos acompaña es el niño más apuesto -luego de mis sobrinos- del mundo. Ese cabello dorado brillante, un poco largo, y enormes ojos celestes que me miraron con asombro, me dejaron sin palabras.
Cosmo no solo lucia precioso, era encantador, como su madre. Sus manitas, nariz, cada parte de él llamaron mi intención, y me sentí enamorarme del pequeño.
―Cariño, dile hola a Lizzie, es amiga de mamá, ¿sí? ―murmura con suavidad en su voz Scar. El pequeño -aunque ya tiene cuatro años creo- se acomoda sobre las piernas de Scarlett, la abraza y se esconde de mí en el hombro de su madre. No me miraba y me sentía... bastante decepcionada conmigo misma. ―Es bastante tímido al principio, no te preocupes― me susurra y asiento con mi cabeza.
No dejo de observar al pequeño aferrado con tantas ganas al cuerpo de su madre, realmente estando cómodo con ella, y me admiro demasiado de eso, porque mientras estaba en los brazos de Scar ella acariciaba su espalda, con calma. Hice silencio, no quería interrumpir la tranquilidad del niño obviamente, y es la primera vez que lo veo, claramente no seremos amigos en medio segundo.
―¿Puedo saber a dónde vamos? ―consulto minutos después de arrancar. Nunca me dijo a donde me llevaría, y me interesa mucho saber. Tal vez cenaremos, pero creo que... no.
Ella me mira sonriente, me da la sensación de que está tramando algo, y eso me causa ansiedad.
―Lo sabrás cuando lleguemos― dictaminó sin más. No respondí nada y me concentré nuevamente en observar el camino, porque no quería continuar mirando a Cosmo, se siente demasiado tímido y no quiero empeorarlo o que llore si me ve a los ojos. No es un bebé, pero... no lo conozco todavía. No me perdonaría hacerlo llorar.
Una vez La Roca hizo llorar a Rose, y cuando Scar me contó eso, simplemente no podía asimilarlo. No quiero que mañana cuente como Elizabeth Olsen hizo llorar a su hijo menor.
—Debes estar bromeando, ¿no? —exclamo. Nos bajamos de la camioneta y se perfectamente a dónde estamos. No puedo creer que se haya atrevido a traerme aquí. —¿Cómo te atreves? —entrecierro los ojos buscando su mirada. Solamente escuchaba su risa amena.
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No Body, No Crime
FanfictionDetrás de las luces de Hollywood, dos estrellas de cine encuentran un amor prohibido. En un mundo donde la fama y la privacidad son un equilibrio delicado, Elizabeth y Scarlett, se ven reunidas por el destino. A medida que su amistad se profundiza...