Envoscada

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De vuelta con el equipo que regresaba de su ya concluida misión en el avión de Rouge podemos observar a la misma ocupada pilotando, a Amy recostada en el asiento trasero durmiendo, a Shadow en el ala izquierda del avión de brazos cruzados y con los ojos cerrados  mientras Knuckles se recostada en el ala derecha, ambos ignorando todas las leyes de la física que dictan que ya debería habérselos llevado el viento.

- Oye guapo cuando terminemos con todo esto salgamos tú y yo.
Le dijo Rouge a Knuckles mirándolo de costado.

- ¿Salir juntos? No pienses que puedes engañarme, seguramente es otro de tus planes para robarme la Esmeralda Maestra.
Le contesta Knuckles frunciéndole el seño.

- Oh Knuckles querido mi mente no se enfoca solo en robar joyas preciosas y gigantes, sino también en robar corazones.
Dice guiñándole un ojo.

Ante sus palabras Knuckles abre los ojos e inclina ligeramente la cabeza preguntándose internamente que le habría querido decir exactamente con eso.

- ¿Por qué eres tan estúpido?
Cuestiona ella suspirando para luego concentrarse en pilotar ¿Por qué se esforzaba siquiera en intentarlo si Knuckles nunca entendía sus coqueteos?

Una risa proveniente de Amy que en algún momento se había despertado rezonó de repente dentro de la nave. Ella misma a pesar de todos los años que había convivido con Knuckles se sorprendía que siendo 4 años mayor que ella fuera mucho más ingenuo. Realmente no sabía cuando llegaría a darse cuenta de las indirectas que le estaba lanzando Rouge. ¿Debería intervenir? Por lo menos debería sugerirle a Rouge que fuera más mucho mucho más directa de lo que ya es.

Tras el insulto de Rouge seguido por la risa de su hermana Knuckles se dió cuenta de que otra vez no había captado algo importante que le habían dicho. ¿Ahora qué había hecho? Tendría que preguntarle a Amy después, si ella quería decírselo por supuesto.

Shadow por otro lado ante toda esta situación de principio a fin se mantuvo imperturbable, como si no estuviera allí. No obstante a pesar de esto su vista no se apartó en ningún momento de Amy e incluso parecía que en el momento en que ella se río había aparecido momentáneamente en sus labios un destello de sonrisa.

De repente pasados unos minutos
cuando solo se encontraban a unos pocos cientos de kilómetros del Castillo Acorn una bola de energía negra chocó con la nave haciendo que esta empezara a descender rápidamente alarmando a los cuatro.

Justo antes de estrellarse Rouge había reaccionado logrando estabilizarlos el tiempo suficiente como para aterrizar de forma segura, sin embargo el avión tendría que ser reparado más tarde debido a los daños que había sufrido.

Sin perder ni un solo segundo todos bajaron del avión en guardia buscando que o quien los había derribado.

Para su sorpresa un ser extraño estaba flotando a un par de metros sobre el suelo frente a ellos. El mismo parecía ser un león blanco de dos metros de altura, fornido, con una expresión feroz en su cara, los miraba con desprecio como si fueran míseros insectos que podía aplastar fácilmente.

- Entréguenme ese artefacto que poseen sin oponer resistencia y los dejaré vivir.
Pronunció ese ser demandante.

- ¿Quién demonios es ese tipo?
Les susurró Rouge a los demás pareciendo un poco asustada, pero a la vez molesta por sus palabras.

- No lo sé, pero no me gusta nada su actitud.
Soltó Knuckles bruscamente.

- No hagas ninguna locura Knuckles este sujeto es peligroso.
Menciona Amy mirando el avión derribado detrás de ellos.

- ¿Por qué deberíamos entregártelo? ¿Quién eres y por qué estás aquí?
Le demandó Shadow al león.

- Yo soy Phobos último descendiente de la gran tribu de leones blancos y vengo a recoger lo que legítimamente es mío.
Dice señalando la caja que Amy en ningún momento había soltado.

- Piensas que te la vamos a dar simplemente porque estás diciendo que es de tu propiedad, si es así estás soñando despierto.
Le grita Rouge con rabia.

- Como ustedes prefieran, este lugar será su tumba.

Después de decir esas palabras creó con sus manos otra bola negra de energía lanzándola en su dirección, que por suerte consiguieron esquivar a tiempo.
Observaron con horror como el lugar donde antes habían estado ahora había sido reemplazado por un enorme cráter.

Este sujeto no se andaba con juegos era muy arriesgado enfrentarlo, pero tampoco se podían permitir entregarle ese objeto que tanto trabajo les había costado conseguir. Lo que sea que fueran a hacer debían hacerlo ahora o probablemente morirían en ese mismo lugar.

HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora