Capítulo 4

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La chica aún jadeando y con leves temblores en su cuerpo por el reciente orgasmo tenía su frente pegada al hombro masculino.

Sintió que se removió inquieto, alzo la mirada y se encontró con sus ojos dorados los cuales ya no poseían el característico rojo de su demonio interior. Era el Inuyasha de siempre, el Inuyasha que conocía.

—Sa...Sango—su voz salió temblorosa.

—¿Qué pasa, Inu? —pregunto.

El chico solo la observaba y se dió cuenta de que la cabaña olía a deseo, lujuria... Trago saliva, vio su cuerpo desnudo pegado al de ella con su miembro dentro de ella.

Sudor frío recorrió su nuca y sus manos empezaron a temblar.

—¿Qué hice...? —susurro con miedo.

Salió del interior de ella provocando que ella se estremeciera. Busco su kosode y se lo tendió a la exterminadora mientras él se amarraba con torpeza el hakama sin quitar a la cazadora de encima suyo.

—Inu... —intento hablarle, pero él se le adelantó.

—Por favor... dime qué no te obligue. —sus ojos dorados se aguaron.

—¿Cómo...?

—¿Cómo te pude hacer esto? —lágrimas corrían por el rostro del híbrido.

—¿Te arrepientes?

—Si... Bue... Bueno no, pero no quería que fuera así...

—No entiendo. —hizo una mueca de confusión.

—Mi instinto hizo que te tomará como mía... —trago saliva pesadamente, no perdía detalle del rostro femenino. —Estoy en época de celo... —dijo ruborizado. —Yo debo de buscar... a una hembra para marcarla... Ya sabes... Y yo... no estaba consciente de lo que hacía.

—¿No lo hiciste por qué querías?

—Si, bueno... yo quería que fuera especial para ambos.

—Ay, Inuyasha... —lo abrazo.

La cara del híbrido quedó entre los redondos y atractivos pechos de la exterminadora. Avergonzado por pensar que cómodos eran, se alejó de ella con rapidez.

—Yo... Yo... Eh...

—Te amo, Inuyasha

Jadeo de sorpresa ante esas palabras.

¿Ella le había dicho que lo amaba?

Y él a ella...

—Te amo, Sango. Desde siempre.

Continuará!!

Instinto de BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora