Intentemos
Pasaron los dos días y finalmente llegó el momento en que el príncipe Soobin conocería a su prometida, Ryujin.
La reina Hyun-ah había preparado una gran fiesta en honor a la ocasión, organizando un banquete fastuoso. Los aromas embriagadores de exquisitas comidas llenaban el aire: carnes asadas, jugos de frutas exóticas, el mejor vino de la reserva real. La sala vibraba con la música de arpas y tamborines, y las bailarinas del harén practicaban con precisión una coreografía especialmente creada para el evento.
El palacio estaba cargado de emociones diversas. Los gobernantes estaban radiantes de alegría, convencidos de haber encontrado la esposa perfecta para su hijo. El príncipe, por otro lado, estaba sumido en una angustia silenciosa, intentando mantener la compostura mientras el oficial de palacio, Taehyun, lo observaba preocupado desde lejos. Las mujeres del harén, celosas y murmurando entre ellas, comentaban sobre la legendaria belleza de Ryujin, mientras los cocineros trabajaban con entusiasmo, encantados de exhibir sus habilidades culinarias. Entre tanto, la pequeña princesa Nuru no cabía en sí de emoción por conocer a la futura esposa de su hermano.
La sala real estaba llena de nobles e invitados distinguidos. El Rey ocupaba su trono, con la reina Hyun-ah a su lado, llevando un vestido impresionante confeccionado especialmente para la ocasión. Soobin se encontraba de pie, al pie de la escalera que conducía al trono, su mirada inquieta recorriendo la sala como si buscara una salida de la situación en la que se encontraba atrapado.
Soobin estaba vestido de manera impecable, con un shanti hasta la rodilla, adornado con franjas doradas. Su delineado negro realzaba sus ojos, y llevaba un cinturón de oro, un collar elaborado de oro y plata que descansaba con elegancia sobre su pecho, mientras los brazaletes de oro brillaban bajo la luz de las antorchas.
Un mensajero entró solemnemente en la sala, interrumpiendo el murmullo de los presentes. "El Sacerdote Rashidi ha llegado", anunció.
Las puertas se abrieron lentamente, y por ellas apareció un hombre alto y calvo, cuyo porte imponía respeto. Su rostro mostraba una sonrisa satisfecha mientras avanzaba hacia el rey. Hizo una reverencia profunda ante los soberanos y luego otra más leve hacia el príncipe.
"Es un honor estar aquí con fines que beneficiarán tanto al Alto como al Bajo Egipto. Me siento dichoso por la oportunidad que los dioses y los soberanos han otorgado a mi hermosa hija", dijo con voz solemne.
"La gratitud es nuestra, Sacerdote Rashidi", respondió la reina Hyun-ah, con una sonrisa encantadora. "Tu hija es una joya única, y estamos seguros de que será la esposa ideal para nuestro hijo. Esperamos que logren construir una relación fuerte y duradera."
"Rashidi, amigo mío", intervino el Rey con voz grave, "esta unión traerá paz y prosperidad a todo Egipto. Estamos muy contentos de que hayan aceptado esta alianza".
"Entonces, con su permiso", continuó Rashidi, alzando ligeramente las manos. "Es para mí un placer presentarles a mi hija, la bellísima Ryujin."
Las puertas se abrieron de nuevo, y esta vez todos los ojos se posaron en la joven que entraba con pasos seguros. Ryujin, una belleza impactante, llevaba un vestido ajustado que realzaba sus curvas con elegancia. El tejido, blanco como el mármol, caía hasta sus tobillos, sostenido por finos tirantes. Su pecho, ligeramente descubierto, añadía un toque de sensualidad a su porte. Las joyas adornaban sus muñecas y un collar de oro, embellecido con cuentas de lapislázuli, descansaba en su cuello. Su delineado resaltaba sus grandes ojos, y su piel, clara y suave, brillaba a la luz de las antorchas. Llevaba una peluca con adornos de oro que relucía con cada paso.
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Between shadows and sand | SOOKAI
FanfictionEn un antiguo Egipto donde el deber y la tradición pesan sobre los corazones jóvenes, Soobin, el príncipe heredero, se enfrenta a un dilema desgarrador. Atado por un compromiso con Ryujin, la hija del sumo sacerdote, debe cumplir con las expectativa...