•Miyeon despertó con un nudo en el estómago, el dolor de la noche anterior todavía estaba presente. Miró el reloj: era demasiado temprano para despertar, pero no tenía opción. Sabía que su maquilladora vendría pronto, y en su cabeza ya comenzaba a planear cómo iba a ocultar los hematomas que su padre había dejado en su rostro.
Se levantó de la cama para asearse y, luego de un rato con manos temblorosas, trató de peinar su cabello que lucía enredado y desordenado.
La puerta se abrió y entró Seokyung, la maquilladora. Sin perder tiempo, se acercó a Miyeon y le sonrió con calidez.
—¡Buenos días, cielo! —dijo, comenzando a preparar sus brochas y colores.
Miyeon le devolvió una sonrisa que no alcanzó a iluminar sus ojos. Seokyung comenzó a aplicar la base en su rostro, con destreza y delicadeza. Era algo a lo que se había acostumbrado, esa rutina que ya comenzaba a causarle dudas.
Había estado trabajando como la maquilladora personal de Miyeon desde hace a penas unos meses. Y no había nada de raro en eso, por supuesto que no, lo extraño era que siempre la llamaban para maquillarla en momentos que ella consideraba innecesarios.
La primera vez que maquillo a Miyeon y notó que ésta traía heridas en su rostro, en seguida se lo comentó al señor Kang, quien solamente alegó que su hija practicaba Taekwondo y que lo más seguro era que algún tipejo la había lastimado.
Pero en el fondo, Seokyung sentía que no era del todo verdad.
—¿Todo bien, Miyeon? —preguntó Sook, su voz suave envuelta en inquietud. —No sé por qué, pero siento que algo no está bien.
Miyeon tragó saliva y desvió la mirada, sintiendo cómo las lágrimas volvían a amenazar con brotar. Empezaron a trabajar en esconder los moretones y cortes en su piel, mientras Sook murmuraba palabras de apoyo.
—Tranquila, tengo todo bajo control. Ya verás cómo quedas, vas a estar divina. Pero… realmente me preocupa lo que pasa en casa. Te veo a veces con moretones y no sé qué pensar.
Miyeon dejó escapar un suspiro entrecortado, sintiendo que el peso de su situación se hacía más pesado.
—Es solo… —intentó encontrar las palabras, pero todo lo que podía pensar era en los gritos de su padre, en la puerta de hierro como un eco permanente en su mente—. Estoy bien, solo un poco torpe a veces. ¿Podrías terminar rápido?
Sook la miró con una ceja levantada, sin poder creer del todo la respuesta. Era como si conociera el secreto a medias, como si la verdad estuviera brillando detrás de aquellas mentiras bien enmascaradas.
—Si necesitas hablar, sabes que estoy aquí, ¿verdad? —dijo mientras aplicaba el corrector con movimientos precisos.— Puedes decírmelo.
Miyeon sólo asintió, sabiendo que no podía mencionarle ni una pizca de ese asunto. Sabía que si decia cualquier cosa, su padre sería capaz de matarla. Aunque una parte de ella anhelaba que alguien se diera cuenta, que alguien la ayudara.
Seokyung termino rápido. El rostro de Miyeon había quedado como si fuese de porcelana.
Mientras Sook recogía sus cosas, una sensación de fatiga la invadió. No podía vivir así. No podía seguir con la máscara, no cuando por dentro se sentía tan rota. Pero, ¿qué podría hacer? Era su vida, estaba atrapada en un ciclo del que no podía escapar.
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✧𝐓𝐘𝐏𝐀 𝐆𝐈𝐑𝐋✧| ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ
Fanfiction[ᴅᴏɴᴅᴇ ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ ᴀᴘʀᴇɴᴅɪᴏ́ ǫᴜᴇ, ᴜɴᴀ ᴄᴀʀᴀ ʙᴏɴɪᴛᴀ ᴘᴜᴇᴅᴇ ᴏᴄᴜʟᴛᴀʀ ᴍᴜᴄʜᴏs sᴇᴄʀᴇᴛᴏs]