Un policía en cubierto llega a la vida de un grupo de personas a las qué suponía espiar. estas se terminan convirtiendo en sus mejores amigos. Especialmente aquella chica de ojos grandes a la que apenas ve queda completo flechado. Desesperada, enamo...
Pricilla miró sobre su hombro. Había estado sentada en silencio mirando a Toretto molesta. Nunca había entrado a una pelea ni nada pero por Letty hubiera arriesgado su vida, ¿que hizo él para arruinar su oportunidad?. Se lo había confiado.
Brian caminó hasta al fondo del lugar, colocando la bolsa sobre la pequeña mesa. Toretto lo acompaño, tomando asiento y después Mía. Prissy se quedó sentada en su lugar. Miles de pensamientos molestos la inundaban.
-Pricilla. -llamó Mía. -¿No vas a comer?.
-No tengo hambre, gracias.
Mía miró a Toretto quien se encogió de hombros comenzando a sacar la comida.
-Apuesto a que no has comido nada desde aquellos cafes en la mañana con ese muchacho. -Brian levantó la mirada, ¿que muchacho?. Toretto lo había notado y a pesar de no estar en buenos términos con ese rubio le pareció graciosa su reacción. -Ven a comer, no puedes estar así.
-No muerdo. -Brian soltó cómo si nada mientras se servía la comida.
Pricilla se levantó en segundos y caminó molesta hasta ellos, tomando una silla, frente a Brian.
-¿Quieres?.
-Si.
Mía pasó la cajita a Toretto.
-Es picante, cuidado.
Dom ni siquiera pensó y se llevó la comida a la boca.
-Dom, ¿que haces?. -Todos miraron a Mía confusos. -Primero tienes que orar.
Pricilla tenía demasiado tiempo sin hacerlo y al juzgar por las miradas de aquellos hombres ellos también no lo hacían desde hace tiempo.
Dom bebió de su cerveza sonriendo y después juntó sus manos, uniéndose a ellos.
-Gracias señor, por bendecir esta mesa.
-Con comida, la familia y amistad. -Pricilla miró a Mía, esperando que lo último sólo fuera dedicado a ella y no por el rubio.
-Amén. -finalizó ella con cierto tono serio.
Comenzaron a comer en silencio, los tres miraban a Pricilla en segundos, era la que con su actitud estaba causando ese incómodo momento.
-¿Aún te duele?.
Dominic negó.
-Fué todo un caos, salimos vivos al menos.
Pricilla miró de reojo a Brian. Cómo quería callarle la boca ahora mismo. Dominic la miró serio. Sabia que parte de esa molestia era por que él arruinó la oportunidad.
-¿Cómo te ha ido a ti Mia?.
-Bien, Brian. -Pasó la comida en su boca y se limpió pata continuar. -Bien, me ha ido bien. Extraño a mi familia pero me va de maravilla.
-¿Qué tal tú, Pricilla?.
La chica seguía con la mirada baja, no quería responder a Dominic.
-Pissy...
Pricilla dejó la comida y levantó la vista a Mía al haberla regañado.
-Bien, no tengo un hogar preciso. Voy y vengo, por el momento tengo donde quedarme, me la paso con Greg a menudo.
Ahí estaba ese nombre de nuevo. ¿Quien era Greg?.
-Sí, me mostró donde vive. Es un lugar lindo, tal vez vaya a molestarla allá. Parece un lugar bonito para tener una familia.
Dominic miró a Mía. ¿Ya estaba en esa edad en la qué la mayoría buscaba casarse? ¿O era por Pricilla?.
-Lo es.
-Sí, los niños podrían crecer en un lugar así de bonito. Con buenas escuelas, ser Chef o tal vez maestro ó policías.
A pesar de haber nombrado 2 de sus pasiones, Pricilla se centró en lo último mencionado por Mía.
-Me mataría si mis hijos fueran policías.
-Creí que no querías tener hijos.
Brain había respondido en automático, habia recordado aquellas palabras que ella una vez le dijo. Pricilla lo miró seria y con los pasillos aún en mano lo miró fijo y respondió fría.
-Tal vez porque era contigo.
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Todos se quedaron en silencio y aun así se logró escuchar el corazón del rubio romperse un poco más.
Pricilla realmente estaba molesta, se levantó de la mesa y salió del lugar con las llaves en mano. Mía la siguió con la mirada, era su auto al qué iba y no creía que la fuera a dejar robándole el auto. Sólo salió a recargarse y sacar su celular, probablemente para llamar a Gregory.
-No lo decía en serio.
Brian miró a Dom y simplemente asintió, pretendiendo qué nada pasaba. No eran amigos pero hasta él sintió pena por el rubio.
-¿Qué hace ahora?.
-Probablemente llama a Greg.
-Ya no tengo hambre.
Brian alejó el plato y se cruzó de brazos mirando serio la mesa. Mía y su hermano se miraron. Debían darle un respiro.
-Vamos, te revisaré.
Dom se levantó de la mesa, volviendo a caminar hasta la otra mesa de la entrada. Mía miró a Brian una última vez.
-Tranquilo, realmente no lo decía en serio. Ella está cargando con mucho.
Brian negó con una ligera sonrisa incómoda.
-No es nada.
Mía sonrió apenada.
-Ahora vuelvo.
Mía se fué tras Dom. Brian si se había sentido mal, pero que mal. Había sentido su alma caerse. ¿No se supone estaban bien? Habían hablado, ella se veía calmada, superada. Miró por la ventana. Ahí estaba, hablando con ese tal Greg. Se veía tan hermosa inclusive después de haber dicho una de las cosas más hirientes qué jamás le habían dicho o hecho. Una bala hubiese dolido menos. Aún así intento controlarlo, era un hombre maduro, no un niño. Pero no habia edad límite para que el amor de tu vida te hiciera pedazos, ¿o si?.
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Hola a todos, espero les guste la historia, me motivaria más que siguieran leyendo♡.
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Perdón si hay faltas de ortografía, tengo ligera disléxia y el auto corrector no ayuda.
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