12

6 2 0
                                    

Miedo. Eso fue lo que sentí cuando al volver hacia nuestro pelotón, vi unos furgones acercarse, y no eran furgones del Army, eran... rebeldes. Tan rápido como pudimos, nos posicionamos cubiertos entre algunas piedras que había y muros de lo que algún día pudo ser una casa o un refugio, pero en ese momento, la verdad es que no me importaba demasiado.

Tan rápido como pude, terminé por alistar mi arma, y vi a Steve a lo lejos cubrirse en la piedra donde estaba sentado, unos momentos más tarde, se puso en posición defensiva con un francotirador en sus manos. Casi me mordí el labio de lo sexy que podía llegar a ser en esa posición. ¡NO, Natasha! Concéntrate.

Pasamos un rato bastante angustiante, pero para nuestra suerte, ya se habían llevado a los heridos antes de que esos desgraciados llegaran. Jamás había sentido tanto el odio hacia mi persona cuando los rebeldes nos ponían el ojo encima.

Un dolor agudo me hizo reaccionar, porque cuando me miré el brazo, mi hombro sangraba. Solté un grito de dolor, me apoyé en la pared donde me estaba cubriendo con la mano en mi hombro entre sollozos. Aquello dolía como la mierda, y en realidad no estaba segura si era por una bala o un roce de esta misma. Al abrir mis ojos, vi el amago de Steve de venir hacia mí con un rostro más que preocupado.

-¡¿ERES IDIOTA?! QUÉDATE AHÍ.- Grité mientras mi mano presionaba la herida de mi hombro, y realmente no sabía qué hacer ahora, pero no me iba a rendir tan fácil.

Me armé de todo el valor que pude y me quité la chaqueta del uniforme para mirar la herida mejor, viendo que efectivamente, la bala había entrado en mi hombro, y tendría suerte si no había llegado al hueso. Saqué un trapo de mi mochila, lo enrollé y lo acabé mordiendo, porque lo que venía a continuación, iba a doler demasiado.

Con agua de la cantimplora, lavé mis dedos de la mano derecha, listos para entrar en la herida. Primero fue el dedo índice, y grité de dolor, de tal forma que me dolía la cabeza, estaba muy mareada, pero debía continuar. Los disparos se seguían escuchando a mi alrededor. En el proceso de intentar sacar la bala, uno de los rebeldes llegó a mi posición, puso la pistola en mi sien, diciéndome en un inglés bastante malo que me rindiera. No me dio tiempo a responder cuando la cabeza de aquél hombre, reventó contra la pared por una bala. Inmediatamente miré a Steve que seguía apuntando a mi posición, me dio una mirada que seguramente decía "te cubro", luego me dedicó una media sonrisa y volvió a apuntar hacia el centro del tiroteo.

Continué con mi labor de buscar la bala en mi interior, pero seguía mareada, lo cual lo hacía más difícil, porque el dolor era casi insoportable. Entre sollozos, por fin encontré la bala en mi interior, saqué unas pinzas de mi mochila acabando por mancharlo todo de sangre de mis manos, pero en ese momento no me importó demasiado, porque tenía que sacar aquel plomo de mi organismo como fuera.

Después de un rato de dolor insoportable, pude sacar la bala, que afortunadamente no se había desintegrado al tocar mi piel, estaba entera, así que decidí guardarla en mi bolsillo, para ahora el pañuelo que llevaba mordiendo un rato, hacerlo una especie de mini-rollo e introducirlo en la herida con la misión de taponarla. Me seguía doliendo demasiado, pero en ningún momento paré, porque volví a cargarme con el fusil y volví al tiroteo que se llevó a cabo.

Después de un rato, nuestra resistencia era demasiado buena, así que acabaron por retirarse finalmente, subiéndose a sus furgones y arrancando para irse de allí. Todos salimos nuestros escondites para gritar y abrazarnos entre todos, pero yo, cuando corrí al tumulto que se estaba formando, sentí que mi cabeza bombeaba, sin ser capaz de mantener mis piernas quietas, temblaban. Miré al frente, viendo a Steve correr hacia mí con gesto preocupado, yo quise hacer como que no pasaba nada, así que corrí hacia el, pero en el camino, acabé desmallándome.

Steve POV

Nada más ver a Natasha con los ojos en blanco y cayendo al suelo, me apresuré a tomarla antes de que eso ocurriera. Su ropa estaba toda llena de su propia sangre, y estaba segura de que había perdido mucha de esta. Mi respiración se aceleró cuando pensé en que algo malo podría ocurrirle, así que, con ella a cuestas, me apresuré a tomar mi walkie.

-Enfermera Lucy, ¿me recibes? Al habla Capitan Rogers, cambio y corto.- Dije rápidamente con la esperanza de que me tomara la comunicación, pero pasados minutos, no lo hacía.

Tumbé a Natasha en el suelo, poniendo presión en su herida con mi mano. Uno de mis soldados le colocó un paño con agua en la frente para que su presión sanguínea bajara un poco. Afortunadamente, ninguno de ellos había salido heridos, y mejor, porque al ser pocos, más heridos nos causarían algo de torpeza en nuestros movimientos. Desafortunadamente, si Natasha no se ponía mejor en unas horas, tendría que mandarla de vuelta a Estados Unidos, y estaba seguro de que eso a ella no le gustaría nada.

En cuanto abrió sus ojos, algo desorientados se posaron en mi mirada, sonreí de lado y le coloqué un mechón de su pelo tras su oreja

- Steve... Quiero decir... Capitan... ¿Es grave?

-Depende... No sabemos si se ha infectado o no, y los recursos médicos ya los gastamos ayer... no nos han traído nuevos aún...- Dije con la voz medio apagada. La última vez que tuve a alguien así en mi regazo apoyada, fue a Margaret, y recordar aquello me invadió de miedo.

-Puedo seguir...- Hizo el amago de levantarse pero yo la paré.

-No seas terca. Intentarán que te cures, sino...

-¿Sino qué?

-Tendrás que viajar de vuelta.- Sus ojos se agrandaron y como si le aterrara volver, se levantó de golpe negando rápidamente con la cabeza, obviamente se mareó y tuvo que ponerse de rodillas.

-Estoy bien... ¡ESTOY BIEN!- Gritó, y yo en ese momento no sabía qué pasaba. ¿Por qué no quería volver al cuartel?

-E, tranquila.- Dije en un susurro mientras me ponía de rodillas frente a ella intentando que me mirara.

-No quiero volver... Por favor, no hagas que vuelva.

-Es por tu bien...- Dije mirándola a los ojos, y afortunadamente los demás estaban ajenos a nosotros dos, estaban recolocando sus cosas y preparándose por si había un nuevo asalto.

-No, Steve, no...- Dijo entre lágrimas ahora y entonces se abrazó a mí, escondiendo su cara en mi hombro. Era la segunda vez que la notaba así de asustada, y eso me intranquilizaba porque no sabía lo que ocurría para que ella tuviera ese pánico a volver.

-Solo quiero esto por tu bien, ¿y si la herida se infecta? Está en un sitio muy delicado, y cualquier polvo que haya aquí y te entre en su cuerpo, será muy malo para tu salud.- En ese momento ella me empujó con rabia, haciendo que yo cayera hacia atrás. Abrí mis ojos de sorpresa cuando hizo aquello y la vi alejarse, caminando temblorosa. Me levanté y me puse tras ella, tomando su mano.

-Déjame en paz... ¡Déjame en paz!- Gritó dándome un manotazo para que la soltara.

-¡¿No comprendes que lo que quiero es que estés a salvo?!

-¡¿No comprendes que estoy a salvo contigo?!- Alzó más la voz y yo me quedé mudo ante esas palabras, mi rostro se suavizó y entonces suspiré, tomando sus manos haciendo que se acercara a mí para rodearla con mis brazos.

-Estoy aquí para ti.

Capitan Rogers- RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora