|Capítulo 6|

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Estrasburgo, Francia.
72h después.

Dominik Lacroix.

No puedo evitar masajear mi nuca con cansancio, no he dormido en 72 horas. Mamá me ha llamado constantemente pidiendo informes, he movilizado escuadrones por todo Europa en conjunto a Welnnier.
Tener a la abuela Destiny maldiciendo en alemán cuando aparecí en la madrugada en Rusia para llevármela a nuestros hospitales de Inglaterra fue algo de lo que definitivamente no quiero ser testigo otra vez, por otra parte, no he sabido nada de mi melliza y aquello me molesta.

Jaciel siempre ha sido poco precavida, aunque la maldita oxigenada tiene más vidas que un gato, pero, como dicen hierva mala nunca muere. Aun así, cuando bajo del jet lo primero que hago es tomar mi camioneta mercedes y dirigirme al hospital, no sin antes comprarle un café al pequeño pitufo gruñón que debe ser mi hermana justo ahora.

Cuando llegué al hospital no hizo falta buscarla, ya que cuando bajé de la camioneta la vi sentada al otro lado de la calle mirando hacia el cielo nocturno, no pude evitar suspirar y tomar la chaqueta de los asientos traseros para luego caminar hacia allí.

No modulo palabra, solo pongo la chaqueta sobre sus hombros y le tiendo el café, el cual acepta y toma un sorbo, los minutos transcurren y el viento mueve mi cabello, siento el frio calando mi cuerpo, el cansancio acentuándose en mis extremidades, pero. No me muevo.
Ella me necesita.

- Sé que cuando dejé la organización te decepcioné - Comienza decir - Pero, yo simplemente no podía más, tantas misiones exitosas, medallas, honores y el puto mundo a mis pies si así lo deseará, sin embargo, siendo la coronel Lacroix, la mujer más joven en obtener tal cargo y hasta pudiendo competir por el puesto de ministra con el futuro retiro de mamá y aun así me sentía tan vacía - Me explica - Ha nuestros casi veinte y cinco años somos dueños de cadenas de hospitales, hoteles en el caribe, acciones de empresas petroleras en Emiratos Árabes, millones de libras invertidos en fármacos y armas, condecoraciones en el ejército y reconocimiento mundial... Sin embargo, ¿Quién ama a bestias como nosotros? ¿Quién ve a Dominik y Jaciel? Sin el maldito legado de los Lacroix.

» A veces me preguntó si serías un gran diseñador de sistemas o trabajarías en ciberseguridad como quisiste cuando éramos niños, si yo hubiese podido ser una cirujana exitosa, no desprecio lo que tenemos, pero, si lo que conlleva Dom - Pronuncia - Hemos luchado y tenemos traumas de veteranos de guerra, nuestras manos están

manchadas de sangre de niños, adultos, ancianos y lo sé eran ellos o nosotros. Pero dime, ¿Qué hay de nuestras almas? Si es que aún tenemos.

» Cuando Anastasia me engañó solo dijo que no estaba dispuesta a vivir en la sombra de ser simplemente la esposa de Jaciel Lacroix, quería lujos, los tenía, viajes... Le presenté los mejores empresarios árabes, autos, mansiones, y si es un amor vacío, yo no la amaba, pero ¿Alguna vez alguien amará un demonio como yo?

» Hoy niños que no han vivido ni un poco me suplicaron que les quitará la vida, casos de violaciones, violencia física, traumas inimaginables, y cosas que me da nauseas pronunciar en voz alta, no somos mejores que quienes lo hicieron, porqué igual nos creemos con derecho de arrebatar vidas y siquiera pienso que tendremos la gracia, de ver alguna señal de perdón de aquel Dios al que todos le suplicamos en momento de desesperación... No creo que Dios escuché a demonios como yo.

No contesté porque no hay nada que yo pueda decir para reconfortarla... Mi amada hermana, mi amado sol, desearía tanto hacer el mundo un lugar hermoso para ti, que puedas vivir tranquila, tus sueños y que nadie te dañe.

Mi amada princesa de diamantes...

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Cuando llegamos a la mansión vemos la camioneta de mamá estacionada y con un acuerdo silencioso ambos tomamos caminos diferentes, sin embargo, luego de ducharnos nos encontramos sosteniendo almohadas contra nuestros pechos frente a las puertas dobles de la habitación de nuestra madre, Jaciel no duda en entrar y yo la sigo pacientemente.

Mamá se encuentra sentada con su espalda recostada en el cabezal de su cama, Jaciel no duda en acercarse y subir del lado derecho mientras yo lo hago del izquierdo, no hablamos cuando nos encontramos recostados en el regazo de mamá, nuestras cabezas chocando, y el familiar aroma a rosas que nos relaja y nos hace sentir en casa.

- Lamento haberles fallado, mi pequeño sol, niño de mis ojos, los hermosos regalos que Dios dio a una escoria como yo - Pronuncia cuando ni rápida ni perezosa mamá comienza a acariciar nuestros cabellos - Nunca pensé que tendría hijos, ese no era mi destino, y comienzo a pensar que ustedes están pagando el karma por mis pecados, por lo cual lo siento, nunca debieron entrar en esa maldita organización y pasar tanta mierda, ustedes eran mis angelitos y los conduje a un infierno.

- Pasaste un infierno en esos años mamá, pero, saliste de esa fosa y regresaste por nosotros - Digo tranquilo, evitando recordar esos años, el sufrimiento mío y de mi melliza.

Los gritos de dolor de una Jaciel de diez años hacen que me estremezca, eso no ocurrirá nadie tocará a mi hermana otra vez.

Mi melliza no volverá a pasar por tal infierno. Porque de ser así voy a reducir el mundo a escombros para recuperar a mi alma gemela.

Esclava: Princesa de Diamantes (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora