Capítulo 7: Creación del Arco.

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A medida que más gotas de agua refractan la luz, el arcoíris comienza a tomar forma. La curva perfecta se dibuja en el cielo, un arco que abarca la esperanza y la belleza. La intensidad de los colores varía, con los más brillantes en el exterior y los tonos más suaves en el interior. Este es el momento culminante, donde el cielo se transforma en una obra de arte natural.

                 Creación de arcoiris, acto 7.

Era un domingo cualquiera y el bar estaba lleno de risas y música vibrante. Jungkook se encontraba allí, junto a su amiga Jiwoo, cuando la presencia de Taehyung iluminó la habitación. Él llegó vestido de negro, con un aire de elegancia que lo hacía destacar entre la multitud. La mirada de Jungkook se centró en él, y fueJiwoo quien, al darse cuenta de su distracción, lo empujó con picardía hacia el lado de Taehyung.

—Hola, viejito —saludó Jungkook, sonriendo.

El rostro de Taehyung pasó de serio a radiante en un instante. Comenzaron a charlar animadamente, pero la conversación se tornó tensa cuando un mensaje llegó al teléfono de Taehyung. Era de Rose, una chica con la que había estado en contacto y que jungkook ya conocía, pues era de cerca y anteriormente se había metido en la relación de su amiga Jiwoo. Jungkook sintió un nudo en el estómago cuando escuchó la forma en que Taehyung le respondió: su tono fue brusco y directo.

—No me molestes —dijo él, haciendo una mueca que hizo que Jungkook se sintiera incómodo.

A pesar de intentar ignorarlo y seguir con la conversación, la inquietud se instaló en su pecho. Cuando regresaron a casa, Jiwoo le mostró una captura de una videollamada de Taehyung y Rose, publicada en el WhatsApp de esta última. Jungkook quedó boquiabierto. Rose era el tipo de chica que siempre estaba rodeada de hombres y mantenía relaciones intimas con estos.

Indignado, le lanzó indirectas a Taehyung sobre la situación, a lo que él respondió:

—Es solo una amiga. Esa llamada fue para darle celos a su novio.

Pero cada vez que se repetía la situación, la inseguridad de Jungkook aumentaba. No quería pensar que Taehyung estuviera interesado en Rose. La gota que colmó el vaso llegó un día en que estaba sentado en un muro al borde de la carretera con Jiwoo. De repente, un auto se detuvo a su lado; era Taehyung. Se acercó y se sentó junto a ellas. La conversación fluía, pero Jiwoo, astuta y no queriendo que su ship acabe, no tardó en hacer una de sus famosas indirectas:

—¿Sabes algo, Taehyung? Hay una chica que es de cierta manera. Me enteré que ustedes son muy amigos... Te recomendaría que si realmente quieres una relación seria con Jungkook, retires esa "amistad". Esa Rose no busca nada bueno, te lo aseguro.

Taehyung se quedó pensativo, con una pequeña sonrisa en su rostro, pero no dio respuesta. Jungkook sintió cómo su corazón se hundía un poco. Sin embargo, en los días siguientes, notó que Taehyung dejaba de hablarle a Rose. Fue un alivio. Tal vez él sí estaba dispuesto a ir en serio con Jungkook y comenzó a poner límites. Decidió dejar atrás sus dudas y disfrutar de los momentos que compartían.

Con el conflicto de Rose resuelto, Jungkook comenzó a ir todos los domingos al bar. Cada vez que entraba, Taehyung lo buscaba con la mirada, cantando fragmentos de canciones que parecían dirigidos exclusivamente a él. No pasaba un domingo sin que recibiera mensajes de Taehyung como: "Cuando me veas, debes ir donde mí", "Faltas a mi lado", "Te veías muy lindo hoy", "Me encantas" y, por primera vez, el dulce "te quiero".

Una de esas noches mágicas, su amiga y él fueron al bar, esta vez formando parte del mismo grupo que el novio de su amiga, quien, por cierto, era el hermano de Taehyung. La atmósfera estaba cargada de tensión divertida. En un momento de descuido, su amiga y su novio comenzaron a murmurar entre sí, y Jungkook notó cómo poco a poco la acercaban a Taehyung.

—¿Quieres bailar, dama? —preguntó su amiga con un tono burlón que hizo que la sangre de Jungkook subiera a su rostro.

No tuvo tiempo de responder. Su amiga, con una risa traviesa, fue hacia Taehyung y le dijo que Jungkook quería bailar la canción que sonaba junto a él. El rostro de Jungkook se llenó de vergüenza, pero Taehyung aceptó rápidamente, y pronto se encontraron bailando.

Bailaron muy cerca el uno del otro, la presión del momento parecía ahogarlo mientras Taehyung tomaba su cintura, dejándole sentir su respiración y ese dulce aroma a perfume que siempre lo envolvía. Jungkook sintió que su corazón latía desbocado, cada movimiento era como un destello de electricidad que corría entre ellos.

Esa misma madrugada, Taehyung le escribió:

—Me encantó bailar contigo. Me gusta mucho pasar el rato contigo, y más que nada, tomar tu cintura.

Jungkook, nervioso, sintió cómo el impulso de la locura lo guiaba. Sin pensarlo mucho, respondió:

—¿Hoy sí estás dispuesto a recibir tu pago?

Taehyung no dudó en decir que sí, y así fue como acordaron encontrarse.


Esa noche, lo esperó en el patio trasero de su abuela. La luna iluminaba el espacio de una manera mágica, y el silencio solo era interrumpido por el sonido de sus corazones latiendo con fuerza. Jungkook estaba nervioso; su piel se erizaba al escuchar los pasos de Taehyung acercándose. Cuando llegó, se saludaron, y él lo abrazó tiernamente.

Taehyung tomó el rostro de Jungkook entre sus manos delicadas, sus dedos rozando su piel con ternura. Jungkook sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor. Entonces, Taehyung se inclinó hacia él y sus labios se encontraron por primera vez. Fue un beso tierno, lleno de dulzura, donde Jungkook sintió la calidez de sus labios y la suavidad de su respiración. Taehyung lo miraba a los ojos, sonriendo entre beso y beso, y eso hizo que el corazón de Jungkook latiera con fuerza.

El beso se intensificó, como si el tiempo se detuviera. Taehyung profundizó el contacto, acercándolo más a él, mientras sus labios se movían en perfecta sincronía. Jungkook cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación, la dulzura y la calidez que solo Taehyung podía ofrecerle. Era un beso lleno de promesas, un susurro de sentimientos que habían estado escondidos por tanto tiempo.

Cuando finalmente se separaron, Taehyung sonrió con ese brillo especial en sus ojos que hacía que Jungkook se perdiera en ellos.

—Eres muy hermoso —susurró Taehyung—. Necesito retratar tu belleza en una foto, jungkokie.

Jungkook se sintió completamente embriagado por esa confesión. La noche estaba llena de magia, y en ese momento, comprendió que sus sentimientos eran más profundos de lo que había imaginado. Su corazón había encontrado un hogar en Taehyung, y ese beso era solo el principio de una historia que deseaba contar, de la que ambos serían los protagonistas.

La luna los observaba desde arriba, como si aprobara esa unión, y mientras Taehyung guardaba ese momento en su corazón, Jungkook se dio cuenta de que, por fin, había aceptado que lo que sentía por Taehyung era amor, y que no tenía nada de malo dejar que su corazón hablara.





Este capítulo refleja el viaje emocional de Jungkook mientras se enfrenta a sus sentimientos por Taehyung, con un toque de tensión y resolución respecto a la situación con Rose. La conexión entre ellos se profundiza con un beso significativo, marcando el inicio de su historia juntos. ¡Espero que te haya gustado!

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