𝐏𝐚𝐫𝐢𝐬

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Londres comienza a desaparecer mientras camino junto a Félix hacia el departamento

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Londres comienza a desaparecer mientras camino junto a Félix hacia el departamento. El cansancio se siente en mis pies y piernas, pero también una especie de nostalgia anticipada al saber que estos días de recorrido están llegando a su fin y pronto tendré que ingresar a clases. Félix sigue hablando, contando alguna anécdota sobre un vendedor de sombreros que encontramos cerca del mercado, pero mi mente vaga en lo que él tiene preparado para mí.

Finalmente, llegamos a la casa de la tía Amelie. La puerta se abre antes de que toquemos el timbre, y ahí está ella, con su típica sonrisa cálida y su estilo impecablemente elegante.

—¡Mis viajeros intrépidos han regresado! —exclama Amelie, abriendo los brazos para recibirnos. Su abrazo es reconfortante, como siempre. —¿Qué tal su día?

—Genial, mamá —responde el rubio, dándole un beso en la mejilla. —Soojin se enamoró de medio Londres y de uno que otro tipo.

—¡Félix! —protesto, dándole un empujón suave. Él sólo se ríe.

—Bueno, parece que el viaje ha sido todo un éxito entonces —Amelie me mira con complicidad, y luego se inclina un poco más cerca. —Y justo a tiempo, porque mañana nos vamos a París.

Me toma un segundo procesar lo que ha dicho. —¿París? —repito, sintiendo cómo una mezcla de emoción y preocupación se arremolina en mi estómago. —¿Nosotros?

—Sí, querida. París —asiente como si fuera lo más natural del mundo y es que supongo que lo era para ella, después de todo, no es demasiado el viaje de un país a otro en este continente. —Será solo por unos días. Un pequeño cambio de aires que nos hará bien.

Mi mente empieza a dar vueltas. París suena como un sueño, claro, pero no puedo evitar pensar en mi padre. No le mencioné nada de esto.

—No sé si... —empiezo, jugando con los botones de mi chaqueta de cuero. —No sé si mi padre aprobaría este viaje. No le he dicho nada.

—No te preocupes por eso, cariño —su voz es suave, tranquilizadora. —Ya hablé con tu padre. Le dije que estarías en buenas manos conmigo y que Félix también estará allí. Así que está todo arreglado.

Me quedo sin palabras por un momento. Mi padre, de acuerdo con algo tan espontáneo... Es casi increíble. Pero Amelie siempre ha tenido esa capacidad de conseguir lo imposible, y sé que si ella dice que todo está bien, realmente lo está. —¿En serio? —pregunto buscando confirmación en sus ojos.

—En serio —me acaricia el brazo, sonriendo. —Él sabe que París es una experiencia única. Y confía en que cuidaré de ti como si fueras mi propia hija.

Sus palabras me reconfortan, pero aún así siento una leve punzada de incertidumbre. Sin embargo, la idea de visitar París, de ver la Torre Eiffel, caminar por el Sena y perderme en sus calles adoquinadas, es demasiado tentadora como para resistirme. Respiro hondo y asiento lentamente.

𝐊𝐈𝐓𝐓𝐘 ᴹᶤʳᵃᶜᵘˡᵒᵘˢ ᶠᶤᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora