𝐈𝐫𝐬𝐞 𝐚 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬

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—Comprendo que tienes tu vida aquí, pero quiero que tú me entiendas a mí

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—Comprendo que tienes tu vida aquí, pero quiero que tú me entiendas a mí. La sociedad europea no es la misma que la coreana, aquí te van a criticar por todo y con mayor razón siendo mi hija, pero allá tendrás más oportunidades —acarició mi cabello con cuidado de no despeinarme, pero falló. Me hice hacia atrás para evitar más su toque.

No quería que me tocara.

Crecí con su ausencia y honestamente, no quiero tenerlo en mi vida a estas alturas. No es que sea demasiado mayor, no soy una viejita, pero no deseo tener un padre a estas alturas de mi vida.

—Sólo iré si Yoona está de acuerdo con esto —. Yoona era mi institutriz en un principio, pero pasó a ser mi persona de confianza y una madre para mí luego de la muerte de mi verdadera mamá. Ella tomó el papel principal en mi crianza, por lo que se soy y le seré siempre eternamente agradecida. —¿Lo está?

Se mantuvo en silencio por un momento, pero abrió la boca. —Ella cree lo mismo que yo.

—¿Iré con ella? —negó. —¿Entonces?

—Irás a un colegio prestigioso, allí harás nuevos amigos y tendrás buenas influencias.

—Dices que quieres alejarme de las reglas de Corea y me enviarás a un lugar igual o peor, ponte de acuerdo contigo mismo, ¿qué es lo que quieres que sea? —me crucé de brazos.

—Quiero que seas mejor que yo —trató de acercarse una vez más, pero alejé su mano con un golpe de la mía. Por su parte, él removió la pulsera en su mano derecha con ese tic de siempre. —Está decidido, irás a Londres. Tengo una muy buena amiga allí, ella te ayudará con todo lo necesario.

Voy a suponer que esa amiga es Amelie Graham no sé cuanto, no soy buena con los nombres excesivamente largos, la verdad es que se me hacen inútiles, digo, con un nombre y uno o dos apellidos basta y sobra. ¿Qué es esa ridiculez de veinte nombres y ochocientos apellidos? ¿es para honrar a una especie de secta familiar?

Sé que Amelie tiene un hijo, lo supe por el par de veces que la he visto junto a él y la cosa es, no me cae muy bien; tiene pinta de un hijo de mamá —no son celos—, con esa buena postura siempre, esa ropa tan elegante que siempre se carga y esa forma de hablar tan... Inglesa.

Yoona se asomó por la puerta entreabierta. —Disculpe, señor. Quisiera hablar yo con la señorita Soojin, a solas si es posible —mi padre le dedicó una mirada molesta en un principio, pero ese ceño fruncido volvió a la normalidad al segundo siguiente. —Por favor.

Te quiero tanto, Yoona.

—Espero que sea para conseguir que Soojin vaya a Londres, ya que supongo que sabes que es lo que le conviene —murmuró y salió de la sala con rumbo a su oficina. Lo supe porque oí el portazo de ese lugar tan oscuro y tétrico.

Mi institutriz caminó hacia mí a paso firme, al llegar a unos escasos centímetros decidió tomar mis manos y yo no puse objeción. —Cariño, sé que será difícil acoplarte a una vida nueva, pero créeme que será lo mejor para tí, desde todos los aspectos.

𝐊𝐈𝐓𝐓𝐘 ᴹᶤʳᵃᶜᵘˡᵒᵘˢ ᶠᶤᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora