—¿Te encuentras bien? —Félix se acercó hacia mí, inclinándose un poco para hacerme oír entre el bullicio. Asiento, sonriendo.
—Sí, claro. Todo bien.
Él me lanza una mirada escéptica, pero antes de que pueda decir algo más, su atención es captada por alguien más al otro lado de la sala. Hay una chica, bajita y de cabello oscuro, casi negro y bastante corto. Me da una palmada en el hombro y se pierde entre la multitud, dejándome sola con mi bebida y mi falta de pertenencia. Suspiro, intentando no sentirme incómoda, y me acerco a una mesa lateral donde hay bandejas de aperitivos. Me inclino para tomar una pequeña tartaleta cuando escucho una voz a mi lado.
—¿Primera vez en París?
Me enderezo rápidamente, girando hacia la voz. Frente a mí, está un chico que parece salido de una película francesa, pero más impresionante aún. Es alto, definitivamente mucho más que yo, con el tipo de altura que te obliga a levantar la vista para encontrar sus ojos. Y cuando lo hago, me encuentro con un par de ojos verdes que parecen brillar bajo las luces del salón, como dos gemas engastadas en un marco perfectamente esculpido. Es Adrien.
Su cabello rubio cae de manera desenfadada sobre su frente, con mechones que se curvan ligeramente en las puntas, como si se hubieran secado al aire después de un chapuzón en algún río escondido. Lleva un traje negro que le queda impecable, pero lo lleva con una relajada elegancia que le quita cualquier formalidad forzada. La corbata, ligeramente desajustada, y la media sonrisa que asoma en sus labios le dan un aire de desinterés despreocupado que encuentro... sorprendentemente atractivo. Aunque siento que aceptarlo es como aceptar que Félix es guapo debido al enorme parecido entre ambos.
Me doy cuenta de que he estado mirándole un segundo de más y parpadeo rápidamente, tratando de recomponerme. —Sí, es mi primera vez.
Respondo intentando que mi voz suene casual y despreocupada, aunque internamente siento una especie de nerviosismo que no puedo controlar del todo.
Él asiente, su sonrisa ampliándose un poco, y se inclina hacia adelante para tomar también un aperitivo de la mesa. Pasa a escasos centímetros de mi rostro, por lo que puedo sentir el aroma de su perfume. —Entonces es verdad lo que dicen sobre los parisinos.
Río, sorprendiéndome a mí misma por lo fácil que resulta entablar una conversación con él. —¿Y qué dicen exactamente?
—Que intentan deslumbrar a todo el que pone un pie aquí por primera vez —levanta una ceja con expresión divertida, llevándose la tartaleta a la boca. —¿Lo estamos logrando?
—Bueno, la bebida ayuda un poco —bromeo, levantando mi copa antes de dar un pequeño sorbo. Trato de mantener la compostura, pero no puedo evitar que mis ojos se deslicen de nuevo hacia su rostro. Tiene un tipo de belleza que no es solo física; hay algo en su expresión, en la forma en que sus labios se curvan en esa sonrisa medio pícara, medio intrigada, que me hace pensar que siempre sabe algo que los demás no.
Él sonríe de nuevo, como si hubiera notado mi escrutinio y no le importara en lo más mínimo. —Soy Adrien, por cierto. Tía Amelie nos presentó, pero no habíamos tenido el gusto de hablar —dice, extendiendo una mano. Su voz es suave, pero firme, con ese acento francés que hace que cualquier palabra suene sofisticada.
—Soy Soojin. El gusto es mío —respondo, tomando su mano. Su apretón es firme, cálido, y un poco más largo de lo necesario. Siento un ligero cosquilleo en la piel cuando lo suelto, y espero que no haya notado cómo me ruborizo ligeramente.
—¿Así que te está gustando París? —pregunta, inclinándose un poco para estar a mi altura, como si quisiera asegurarse de que no perdemos ningún detalle de la conversación a pesar del ruido del salón.
—Me encanta —admito, sintiéndome un poco más cómoda con su cercanía. —Es todo tan... impresionante que perturba un poco la verdad, pero lo estoy soportando.
—Bueno, me alegra escuchar eso —sus ojos verdes se iluminan, y noto el destello de una especie de satisfacción en ellos. —¿Te gustaría ir a mi habitación?
—¡¿Disculpa?! —escupí parte de mi bebida.
—¡No en el mal sentido! —se cubrió el rostro con una mano. Soltó una carcajada. —Es que iré con Félix y Kagami, porque los adultos son aburridos cuando hablan de negocios.
Levanté mi mano para acomodar mi flequillo, ya que se había movido. —Está bien, pero... ¿Kagami? ¿Quién es Kagami?
Me muero si tiene novia, sería mi crush frustrado más corto en la vida.
—Es la hija de una amiga de mi padre y tía Amelie, aunque más de mi padre. Y entre nosotros... acércate un poco —me hizo un gesto con su dedo e hice lo que dijo. —Creo que le gusta a Félix.
—¿Félix tiene sentimientos? —reí.
—Yo también creía que no, pero al parecer sí —alejó su rostro del mío y tomó cuatro tartaletas más, dos por mano. Tenía manos grandes. —¿Vamos?
Asentí con una sonrisa estúpida.
t amo Adrien, nadie me haría odiarte
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𝐊𝐈𝐓𝐓𝐘 ᴹᶤʳᵃᶜᵘˡᵒᵘˢ ᶠᶤᶜ
FanficEn dónde Soojin fue transferida a Londres, pero decide acompañar a su mejor amigo a una fiesta familiar en Paris, en dónde lo conoce a él. Tan igual, pero tan diferente a Félix. ᴹᶤʳᵃᶜᵘˡᵒᵘˢ ᶠᶤᶜ