Nudo.

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Esa mañana decidí doparme con las viente pastillas habituales.

Pero por alguna razón, sentí que no era suficiente.

Tome otras cinco pastillas más y las tome.

Fui al colegio tambaleando y muy lento.

Parecia que mi cabeza no soportaba simplemente un aumeto de dosis. Sentía lo mismo que cuando empecé.

Fue normal.

Como siempre, anoté mi asistencia y me fuí para mi salón, ví que ya habia llegado él pero simplemente su cuerpo no se encontraba ahí.

Supuse que estaba con Nene o con Mizuki, total, siempre tenía tiempo para hablar con los tres.

Por alguna razón, sentí celos. ¿Pero porqué me puse asi?

Me quedé ahí ignorando la situación, tampoco es que me importe, pero mi corazón se oponía a mi decisión.

Que ridiculez.

Ahí mismo comencé un estado de trance, quieto y sin sentir nada.

No oía a nadie ni sentía que estaban ahí. Pero algo me sacó de ese glorioso trance.

«— ¿Que acaso no dormiste anoche? Despierta, bello durmiente. – »

Escuché su horrorosa voz, pero por alguna razón sentí algo bonito dentro de mí.

"— Si dormí, solo que estoy pensando en como detener lo que harás hoy. –"

Dije con un tono algo raro, ¿por qué hablaba asi?

Él me respondió que no haría nada, por alguna razón, creí en sus palabras.

Había ido comiendo por lo que el efecto de las pastillas duró eso más de lo que necesitaba.

Pero no soportaba las ganas de vomitar, en el refrigerio, salí apresurado al baño para vomitar.

Que asco.

Pero desgraciadamente Rui me había seguido sin que me diera cuenta.

Me esperó fuera del cubículo del baño. Sentía como si estuviera enojado conmigo por hacer eso.

Pero con ese mismo ceño fruncido me abrazó.

Me sentí bien, como si eso fuera lo único que necesitaba en ese momento.

Ser abrazado por la persona que me hacía estremecer mis sentimientos era muy satisfactorio.

Correspondí el dulce abrazo, aún sentía esa capa de decepción en mí.

«— Te dije que me cuentes cuando estas mal y no me haces caso, ¿por qué eres así de terco? –»

Me regaño, pero tenía razón.

Por más que lo odie en secreto, era mi amigo y el único que me veía tan vulnerable.

Esas palabras me hicieron sentir una mierda. Terminé sollozando.

Me consoló, me dijo que podía confiar en él para que le pueda contar todo.

No podía sentir otra vez esa horrible decepción.

Aún más cuando siento que lo amo.

Pero no podía permitirme sentir eso cuando no estoy seguro.

Sigo diciendo que es un producto de mi imaginación.

Y lo es.

Creo.

Todo el día estuvo conmigo, como si estuviera cuidandome de no volver a vomitar otra vez.

Sobredosis // Ruikasa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora