Capítulo 1. El encuentro.

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Eran las seis de la tarde, de ese hermoso lunes, mi día no podía ser peor, reprobé un examen sorpresa, había llegado tarde a la facultad lo que hizo que solo me diera tiempo contestar la mitad del examen; Pero no todo estaba perdido, mi mejor amigo, Alfredo, me había regalado un libro, así que comencé a leerlo, sin darme cuenta del pasar del tiempo, ya eran las 10:30 de la noche y tenía que llegar a casa; camine hasta la parada del autobús, cuando la vi, a mi novia o debería decir ex-novia, besándose con el supuesto "primo" que hace dos semanas me había presentado.

-¿¡QUE ESTÁS HACIENDO JULIA!? - empecé a gritar, sin importar que todo el mundo se volteara a verme, -¿así que tu primo ¡eh!? ¡Que idiota soy, pero ojala te la estés pasando de perlas!- dije molesto, di media vuelta y salí corriendo, llegue a mi parada por suerte el autobús estaba llegando, subí y me quede mirando por la ventana sumido en recuerdos y tratando de no llorar, el miércoles cumpliríamos tres meses juntos.

Cuando era pequeño, mi hermano me dijo -las personas solo se enamoran una vez en toda su vida- suspiro- así que cuida bien de quien te enamoras.-

-¿y cómo sabré que estoy enamorado?- pregunte, el solo me miro y sonrió, es difícil entender a los adultos.

Iba recordando esa conversación, tan sumido en mis pensamientos que no note cuando un chico se sentó junto a mí, él estaba llorando, ¡demonios! con lo que odio ver llorar a las personas.

-No llores, que aún no me muero- comente y gire mi cabeza para verlo de frente.

Me observo confundido, dejo de llorar y se sonrojo, qué bello es verlo sonrojado, rojo como un carbón al fuego, ahora que lo pienso el rojo es mi color favorito; en que pienso, hace no menos de 5 minutos pensaba si realmente estaba enamorado de esa chica, la cual, encontré besándose con su "primo".

-Ni aunque te murieras lloraría por ti- dijo enojado- ni siquiera te conozco-

-¡Que cruel eres!- sonreí- pero bueno cumplí con el objetivo, el que dejaras de llorar, por cierto, hola me llamo Lucas- estire mi mano hacia él.

Me miro confundido -Soy Antonio- dijo con indiferencia y estrechamos las manos, sus manos son suaves aunque están muy frías, -podrías regresarme mi mano- dijo nervioso después de que estas estuvieran estrechadas por minutos, que debo reconocer no sentí, en verdad que el tiempo se detuvo.

Solté su mano deprisa –lo siento- me sonroje, volteé mi mirada hacia la ventana – ¿vives por aquí cerca?-pregunté para que no notara lo nervioso que me había puesto.

-¡Demonios! – grito – ¡bajan!, ¡bajan!, ¡bajan!- se levantó de golpe, y se le cayó su celular, él ni lo noto.

-Ahora me toca ser un buen samaritano- me levante apenas empezó a avanzar el autobús –tendré que correr- dije ironizando y sonreí, al momento empezó a gruñirme el estómago, consulte mi reloj y me di cuenta, ¡ya eran las 11:00 de la noche y yo no había comido! –bueno tendrá que ser mañana- volví a sentarme cuando, llego un mensaje a su celular.

"te amo, en verdad te amo y no quiero perderte, sé que fui un tonto no debí besarme con él, al único que amo es a ti por favor contéstame"

-Valla así que lloraba por mal de amores, creo que no debería leer sus mensajes- había comenzado una conversación conmigo mismo.

–Ya he llegado a mi parada- guardé su celular y bajé del autobús.

El autobús me había dejado enfrente de mi casa, abrí la puerta y entré en ella – ¡ya llegué!- dije emocionado, aunque vivo solo desde hace 2 años que entré a la universidad aún no pierdo esa costumbre. Fui directo a la cocina, y preparé un emparedado de jamón –soy un excelente cocinero- dije en broma para mí mismo –bien, es hora de dormir- me dirigí al baño cuando empezó a sonar un teléfono, es raro, nadie me llama y menos a ésta hora, chequé mi celular y como siempre estaba vacío – ¿de dónde viene el sonido entonces?- me cuestione a mí mismo antes de recordar el celular de ese chico, que no recuerdo como se llama, en verdad que soy distraído.

"LOS OJOS DE LA VERDAD"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora