Fiestas del té.

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—Muy bien, ¿por qué no has tirado esa carta como el resto y la sigues observando?

Chloe Charming era una persona muy observadora. Y tras estar conviviendo con Red por un mes entero, empezaba a conocer sus rutinas y actitudes.

Por ejemplo. No había forma en que pudiera convencer a Red de tener un horario de sueño decente. La princesa de Corazones siempre se escapaba por la ventana -a veces escuchaba sus pisadas en el techo de la escuela- a altas horas de la noche. Despertaba hasta más allá del medio día, y no había poder humano que la pudiera mantener despierta en clase de matemáticas y de historia.

O que Red, en realidad, era muy buena en la escuela, solo que le gustaba faltar y hacer travesuras. Por eso parecía que su segundo cuarto, era el salón de detención.

O que Red, a pesar de todo, siempre estaba presente en sus entrenamientos de espadas y escudos. A la misma hora, en el mismo lugar, dibujando, sabrá dios que. Vaya, los chicos ya sabían que ese asiento estaba destinado para Red.

También estaba el hecho de que Red parecía adorar dibujar todo lo que pudiera tener en frente. Las pocas veces que Red le había concedido el honor de ver su cuaderno de dibujo... vaya, sí que tenía talento.

A veces, Red actuaba como una niña. Eligiendo las peores combinaciones de ropa posibles para vestirse, -en parte, Chloe agradecía que toda la ropa de Red fuera de color rojo y negro, porque si no...-, hasta escabullirse para poder comer un postre más, en lugar de acabarse la comida.

Red podría haber dicho lo que fuera, pero Chloe estaba segura de que, al menos en tres ocasiones, se había comido los postres que su mamá antes enviaba.

A Red, además, le encantaba la música. Todo tipo de Música. Chloe le había regalado unos audífonos, pero eso no era suficiente como para no escuchar la música de Red. Daba igual el idioma, Red parecía conocerlo a la perfección, y cantarlo como si fuera su idioma nativo.

Aunque casi siempre la escuchaba tarareando algo en español. Chloe jamás admitiría que le fascinaba escuchar a Red hablar otro idioma, y que estaba por entrar a una clase extra para aprender lo que decía.

Y, sobre todas las cosas, Red era detallista. Puede que Red quisiera que no se diera cuenta, pero Chloe sabía que era Red la que dejaba una flor en su escritorio todas las mañanas. La que ordenaba sus cuadernos y lápices perfectamente, o la que se encargaba de que ninguna de sus figuras de cristal tuvieran polvo. Que sus espadas estuvieran perfectamente alineadas y pulidas.

Ser tan observadora con su amiga, le hizo darse cuenta de muchas cosas, tanto de lo bueno, como de lo malo.

Por ejemplo, que Red casi no dormía en las noches, porque le tenía miedo a la oscuridad. Siempre que dormía a oscuras, Red tenía pesadillas. Chloe había comprado una lámpara de noche para que Red pudiera dormir. Aunque, de todas maneras, la princesa de Corazones terminaba acostada a su lado en momentos así.

También, estaba el hecho de que a Red no le gustaba ser expuesta. Tal vez Red tuviera la respuesta, tal vez no, pero odiaba tener que pasar al frente a responder al pizarrón. Nunca levantaba la mano, ni siquiera para preguntar una duda, y varias veces había terminado huyendo cuando sentía todas las miradas sobre ella.

Era un milagro que Red hubiera regresado a verla a los entrenamientos de espadas y escudos, luego de que todo el equipo la hubiera rodeado para platicar con ella, y preguntarle por qué iba a verlos siempre.

También sabía que Red lloraba cuando pensaba que nadie la veía. Había llegado a su habitación en varias ocasiones, y notaba que Red tenía los ojos rojos e inflamados. Escuchaba los sollozos en la regadera, cuando pensaba que el ruido del agua era más fuerte que su llanto.

Yo te amo, te amo || DescendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora