No era un secreto que la Reina de Corazones adoraba cocinar. Era una de sus actividades favoritas, solo por detrás de cuidar a su hija, claro está.
Y para nadie era una sorpresa que Bridget le había enseñado a cocinar a su hija. Vaya, tal vez, el primer recuerdo de Red era dentro de una cocina. Aún podía recordar a su bebé llenándose la cara de harina o gateando por toda la cocina.
Las primeras palabras de Red habían sido en una cocina, cuando Bridget estaba terminando de cocinar un pastel, y Red gritó "mamá" como una medida desesperada de llamar su atención.
Los primeros pasos de Red habían sido en la cocina del palacio de Corazones. Se había puesto de pie y caminado, solo para intentar alcanzar un poco más de azúcar. A la familia Hearts le encantaba la repostería, y eso no estaba a discusión.
Bridget le había enseñado todos los secretos de los mejores pasteles a Red. Y casi que se había convertido en una tradición que entre su hija y ella se regalaran dulces y galletas constantemente.
Tal vez, la primera de las cosas que Bridget empezó a extrañar más que nunca, fue que su cocina volvía a estar sola cuando ella estaba cocinando todo tipo de delicias.
En parte, le recordaba a sus épocas en la academia Merlín. Solo dios sabía que nadie nunca la veía cuando se escabullía a la cocina en la noche para cocinar. Ella no tenía un cuarto en la academia, por lo que no tenía a una compañera nocturna de fechorías...
Intentó borrar de su mente el momento donde Uliana y su pandilla la habían descubierto en las noches. Los pastelillos que les habían obligado a hacer... Nunca se sentiría demasiado culpable por eso.
A Bridget no le gustaba cocinar para ella. Y cuando cocinaba sola, casi siempre terminaba cocinando para que ella misma degustara sus creaciones. Los soldados eran reacios a aceptar algo tan importante de la reina, y los sirvientes rana no eran muy devotos de los dulces.
Si tan solo Red estuviera a su lado...
Oh, su pequeña. Su adorada Red era la única razón por la que Bridget todavía no se hundía dentro de las mayores locuras que pasaran por la cabeza.
Se preguntaba tanto como le iría en la escuela, si estaba haciendo amigos, si la estaba pasando tan bien como siempre lo había soñado... Pero su adorada Red no había escrito una sola carta en todas esas semanas.
Mientras terminaba de amasar la masa, intentó recordarse que las primeras semanas de preparatoria siempre eran una locura. Escribir debía ser algo bastante complicado, incluso mandar un mensaje o algo por el estilo.
Eso tenía que ser, sí. Red se estaba adaptando a una vida completamente nueva, en un país con una cultura diferente, con personas que nunca había visto. Era por eso que Red no le había escrito una carta, mientras que Ella recibía tres cartas a la semana.
Red no era Chloe. Red era una chica mucho más independiente y que hacía las cosas a su manera. Bridget estaba completamente segura de que, cuando su pequeña le escribiera, sería una carta tan extensa, que liberaría todas sus preocupaciones.
Por eso, es que ella tenía que concentrarse en seguir trabajando, mientras esperaba por un poco de noticias de su hija.
Sin embargo, Red no solía ser una persona que faltara a sus promesas. Y entre su hija y ella, se habían hecho tantas promesas para el tiempo en el que estarían separadas, que era impensable que estuviera fallando en todas y cada una.
Ella había dicho que era porque Red era una adolescente. Y los adolescentes solían mentir todo el tiempo. Pero Red no lo hacía, ni siquiera cuando se escabullía por el techo del palacio, o cometía una de sus múltiples travesuras. Red, su Red, no mentía, nunca lo hacía.
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Yo te amo, te amo || Descendientes
FanficCinco veces en las que esta nueva versión de Bridget fue lastimada inconscientemente por su hija. Una vez en la que Red se dio cuenta de cuanto había lastimado a su mamá.