Capítulo 20

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Amelia

Seguimos sentadas en el mirador de la playa, muy cerca. Margot cesa el silencio.

-Vengo aquí cuando necesito pensar. Observo el paisaje y pinto mientras permito que mi mente trabaje. Hoy llegué a la conclusión de que necesito decirte algo y que lo entiendas.

Analizo las palabras de Margot, atravesando sus ojos con los míos.

-¿Decirme qué?

-Que te amaría por siempre, Amelia. Porque dicen que las sonrisas salvan y tú sonrisa me salvó a mi, porque eres muy hermosa aunque quizás no seas muy consciente de eso o de lo mucho que me importas. Porque me gustas tu, tus ojos celestes, tu cabello rubio y tus ganas de ayudar a los demás. Porque quiero volver a tomar tu mano, abrazarte y besarte devuelta. Ahora y siempre.

Ella suelta aire, sus pecas resaltan con eminencia en su rostro. Yo creo que voy a llorar.

-Tu igual me salvaste. Estaba perdida y con mucho miedo pero quiero arriesgarme a estar contigo. Por ti y por mi. Tenía tantas dudas pero creo que todo se resume a que estoy enamorada de ti.

Que yo quería abrazarla y por eso me interese cuando lo hizo Manuel y no sabía de su amistad. Que me gusta y por eso quería escribirle, que tenía preguntas porque es la primera vez que me pasa algo así y tan intenso con una chica.

Y que después de todo lo que dijo y pasamos, estoy segura de que yo le importo a ella de la misma manera.

Me lanzo a abrazarla y al separarme (aún rodeándola con mis brazos) Sigo hablando:

-Estoy enamorada de ti -repito- me encanta tu pelo naranja, tus ojos dorados, la manera en que me tratas, los dibujos que haces, lo mucho que crees en mi y que aquello haga que yo crea en mi. Por todas esas razones te aseguro que yo también te amaría por siempre. En realidad, ya te amo, Margot y lo seguiré haciendo.

Finalizo sonriendo. Ahora creo que ambas vamos a llorar, Margot solo eleva una de las comisuras de sus labios y responde:

-Yo también te amo, Amelia.

Yo le estaba rodeando el cuello. Ella rodea mi cintura y baja su mirada hacia mis labios.

-¿Puedo...? -susurra-

Como respuesta, yo también bajo la mirada y acerco nuestras bocas. Dejo que sea ella quien las una.

La emoción estalla en mi pecho y en mi abdomen cuando lo hace. Me permito subir mis manos para agarrar su pelo. Esta chica me encanta de verdad.

En un intento de control, ella separa nuestros labios y vuelve a susurrar. Esta vez en un tono un poco más firme pero agitado por lo ocurrido.

-Gracias. Gracias por venir y por enfrentar tus miedos.

No se resistió, cierra sus ojos. Sin embargo, me adelanto y yo la beso. No tengo otra respuesta, dado que soy yo la que le agradece a ella por ser la gran persona que es y luchar por mí.

Cuando termina el beso, Me relajo apoyando mi cabeza sobre su pecho y aceptando las nuevas emociones sentidas, a nosotras.

Margot acaricia mi espalda, generando un cosquilleo en cada parte que toca. Ya me podría acostumbrar.

-¿Esto quiere decir que ya somos novias? -me pregunta-

-Si. Soy tu novia y tú eres mi novia.

Nos quedamos más tiempo, ella deja sus caricias y eleva sus brazos, para abrazarme.

Fin

Fin

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