Cap 4

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Nombre:recuerdos??

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El sol ya no se veía en el horizonte, lanzando sombras alargadas sobre el barandal donde Ace estaba, mirando el océano. Su mente era un torbellino de emociones; la rabia y la tristeza lo consumían lentamente. Todo lo que había retenido durante años sobre Sabo estaba a punto de explotar, era de noche y todos estaban durmiendo

Ace: —Él fue todo para mí..., —susurró, apretando los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

Para Ace, Sabo no solo había sido su amigo. Había sido su primera familia, el único que lo había visto como Ace, no como el hijo de Gol D. Roger. El único que, en su niñez, le había dado un respiro en medio del odio y el desprecio.

Ace (pensando): Cuando el mundo me veía como un monstruo... Sabo fue el primero en decirme que valía la pena. El primero que creyó en mí.

Los pasos de Sabo se acercaron, rompiendo el silencio. Ace sabía que estaba ahí antes de que dijera una sola palabra, pero no giró a mirarlo. La rabia dentro de él bullía, al borde de desbordarse.

Sabo: —Ace... tenemos que hablar. —La voz de Sabo era vacilante, como si supiera que algo grave estaba ocurriendo, pero no entendiera del todo qué.

Ace apretó la mandíbula, cerrando los ojos mientras intentaba mantener el control. Cuando finalmente habló, su voz era un susurro tenso, lleno de amargura.

Ace: —Hablar... ¿De qué, Sabo? —preguntó sin girarse, con la mirada aún fija en el horizonte.

Sabo: —Sé que algo no está bien. Lo siento en la forma en que me miras, pero... no sé qué es.

Ace respiró hondo, su cuerpo tenso como un arco listo para disparar. Finalmente se giró, y cuando lo hizo, su mirada estaba llena de dolor y furia contenida.

Ace: —¡Eras mi hermano! —gritó, sus palabras saliendo con una intensidad inesperada—. Fuiste la primera persona que me trató como si importara, como si mi vida valiera algo. Cuando todos me odiaban por ser el hijo de Gol D. Roger, ¡tú fuiste el único que no me vio como un monstruo!

El rostro de Sabo se llenó de confusión y algo más profundo, una punzada de reconocimiento que no lograba entender completamente. Pero antes de que pudiera responder, Ace avanzó hacia él, su rabia estallando.

Ace: —¡Tú fuiste lo único que tuve! —exclamó, empujándolo con fuerza en el pecho.

Sabo retrocedió, impactado por el golpe, pero no dijo nada. No podía. Las palabras de Ace estaban comenzando a encender algo en su interior, algo que no podía explicar, pero que sentía en cada fibra de su ser.

Ace: —Sabo... tú me diste una razón para seguir viviendo cuando yo no tenía ninguna. ¡Y ahora te paras aquí y ni siquiera puedes recordar quién soy! —Ace lo empujó de nuevo, con más fuerza esta vez.

Sabo: —¡Ace, para! —gritó, tratando de sujetarlo, pero Ace lo apartó de un manotazo, su frustración alcanzando un punto crítico.

Ace: —¡¿Cómo voy a parar?! —respondió Ace, lanzando un golpe directo al rostro de Sabo, que apenas logró esquivarlo—. ¡Tú eras mi esperanza, Sabo! ¿Sabes lo que es para un niño de diez años escuchar que su vida tiene valor? ¡Me salvaste la vida!

El golpe fallido solo alimentó más la ira de Ace. No estaba buscando herir físicamente a Sabo, pero no podía contenerse. Era como si toda la desesperación de esos años se hubiera concentrado en este momento.

¿¡Es sabo!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora