Cap 5

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Ace respiró con cierta dificultad mientras las palabras de Sabo resonaban en su cabeza. Había algo diferente en esa mirada, un destello de aquella persona que tanto añoraba. Sin embargo, la incertidumbre seguía colgando como una sombra sobre ellos.

—¿Harás lo que sea...? —murmuró Ace, casi incrédulo.

Sabo asintió, esta vez sin vacilación.

—Sí. Porque siento que lo debo hacer, no solo por ti... sino también por mí. Algo me falta.

Las palabras eran sinceras, pero había algo en la voz de Sabo que revelaba la confusión que seguía luchando por emerger a la superficie. Ace lo observaba en silencio, su pecho apretado por un mar de emociones. Quería abrazarlo, quería reclamarle por el tiempo perdido, pero, sobre todo, quería que las cosas volvieran a ser como antes.

Ace caminó hacia el borde del barco en el que estaban, mirando las olas que golpeaban. Se quedó allí, de espaldas a Sabo, recordando lo que habían compartido.

—Siempre fui muy terco —dijo Ace en voz baja—. Y tú, siempre eras el que me calmaba, el que evitaba que me metiera en problemas... —Una sonrisa suave apareció en sus labios, aunque sus ojos seguían cargados de nostalgia—. Supongo que es por eso que te necesitaba tanto.

**Flashback**

Eran niños otra vez. Ace corría hacia una patrulla de bandidos con una botella rota en la mano, dispuesto a pelear sin pensar en las consecuencias. Sabo, jadeando, lo alcanzó justo antes de que cometiera una tontería.

—¡Ace, para! —gritó Sabo, interponiéndose entre él y los hombres armados.

—¡Quítate, Sabo! —protestó Ace, con furia en la mirada.

Sabo lo miró fijamente, serio.

—¿Quieres morir? No eres invencible. —Le sostuvo el brazo con firmeza—. No me hagas perder a mi hermano.

Esas palabras lo detuvieron, haciéndolo soltar la botella. Ace no lo admitió en ese momento, pero fue la primera vez que sintió miedo de verdad. No por él, sino por Sabo.

**Fin del Flashback**

Ace volvió al presente, tragando el nudo en su garganta.

—Nunca lo dije, pero siempre te admiré por ser tan... fuerte. No en peleas, sino en cómo enfrentabas el mundo. Siempre tuviste algo que yo nunca pude tener: una dirección, una idea de quién querías ser.

Sabo se acercó despacio, quedando a su lado, observando también el horizonte.

—Extraño todo eso —murmuró Ace, su voz cargada de un dolor reprimido durante demasiado tiempo—. Extraño esos días en los que éramos solo nosotros tres. Cuando nada más importaba.

Sabo asintió.

—Ace lo miró, y algo dentro de él cedió. Dio un paso hacia Sabo.

—Yo... te extrañé tanto, Sabo. —La voz de Ace finalmente se rompió—. No tienes idea de cuánto te he necesitado todo este

—Lo siento —murmuró Sabo—. Por haberte dejado solo todo este tiempo. No puedo imaginar lo que debiste sentir.

Ace bajó la cabeza, sus hombros temblando ligeramente. Estaba cansado de ser fuerte, de contenerlo todo.

—No quiero estar solo otra vez... —confesó, apenas audible.

Sabo lo miró fijamente, el dolor y la culpa reflejándose en su rostro. No sabía cómo recuperar esos recuerdos, pero sí sabía una cosa con certeza: no iba a perder a Ace otra vez.

¿¡Es sabo!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora