Entraba por el gran portón del ayuntamiento tres horas después. Ya estaba lista completamente, con el vestido largo color rosa palo sin hombros, dejando a la vista parte de mi espalda y clavícula que estaba adornada con una pequeña cadena dorada. Que combinaban a la perfección con los tacones semi transparente que aumentaban significativamente mi altura. Mi pelo estaba lleno de tirabuzones, recogidos sutilmente con una pequeña pinza apenas perceptible. Mi piel brillaba en parte por el ligero moreno que había adquirido estos días de verano, que culminaba con el delicado maquillaje que me había hecho Lucy.
- Guau... no tengo palabras, estás preciosa Gabriela. - dijo el alcalde al verme entrar. - Digno de una reina de este pueblo.
Sonreí ante el alago y me dirigí con las damas. Aunque no hablara ni saliera mucho con las damas, me llevaba bien con ellas; las gemelas Martin. Sophie Martin y Bella Martin siempre habían vivido en el pueblo, y en consecuencia, cautivado a todos los habitantes de este. Y es que, con razón las dos chicas pelirrojas que siempre tenían una sonrisa en la cara habían salido elegidas como damas de las fiestas.
Saludé a las hermanas con un abrazo y subimos las escalera hacia la oficina del alcalde, donde estaban los balcones desde donde daríamos el pregón.
Allí estaban varias personas más que preparaban todo; micrófonos, discursos, el cohete... Estaban tan ajetreadas que nos ofrecieron sitio y ahí estuvimos hasta la hora de la proclamación.
El tiempo pasó volando, y ya estábamos escuchando al señor Nordman agradecer a todo el mundo por venir y dar vida al pueblo. Al terminar, llegó la hora de la proclamación de las damas y reina. Las chicas dieron unos pasos hacia delante, esperando a ser nombradas para recoger su ramo y sus bandas de damas.
- Y ahora recibamos a nuestra reina de las fiestas de este año 2025, ¡demos un fuerte aplauso a Gabriela Laszlo! - anunció el alcalde dándome paso al balcón principal.
Avancé despacio hacia el lugar que era el foco central en ese momento. Cuando atravesé el marco de la puerta vislumbré a la gente. La plaza estaba repleta de personas, de todas las edades, ancianos y niños. Todos ellos esperando a que inaugurara la festividad.
- Buenas noches mi gente de Tournesols, ¿cómo estamos? - la muchedumbre empezó a aplaudir y vitorear mi nombre. - Me alegro. Bueno, esta noche estamos aquí para dar comienzo, y creo que todos estamos de acuerdo, mejor época del año, las fiestas de la Virgen de las Flores.
Respiré y empecé a recitar mi discurso. - La verdad, cuando me propusieron como reina, no sabía que recaería tanta responsabilidad sobre mis hombros. Siempre me han enseñado y educado para hacer las cosas bien, y esta no quiero que sea menos. Me gustaría empezar agradeciendo a todo el mundo por elegirme como su representante en estas fiestas, y en especial a mi gente. - comenté mientras fijaba mi mirada en mis amigos y familia, que observaban orgullosos. - Gracias por apoyarme siempre, sin vosotros no podría ser mi mejor versión.
Me aclaré la garganta y continué. - Creo que hablo por todos cuando digo, que el pueblo, es el lugar que nos ha visto crecer a todos. Donde aprendimos a montar en bici, empezamos a salir solos, también, donde nos pillamos la primera borrachera. Y probablemente sea donde aprenderé a conducir. Porque el pueblo, es unión, es familia; es conocer a la dependienta de la tienda, ir al bar a pedir un Colacao calentito por las noches, salir de casa cuanto antes para pasar todo el día con los amigos en la piscina y no volver hasta la hora de la cena, donde tu abuela te espera con unas croquetas. - Capto de reojo a mi abuela y como me mira con admiración. - El pueblo es un lugar donde todos nos conocemos, ya sea para bien o para mal, y donde no puedes hacer algo sin que se enteren todos tus vecinos. Ahora, este pueblo está ahí si algo pasa, si alguien intenta algo contra alguien, salen todos a defenderte, y ahí ya no existen diferencias. También es verdad, que nosotros los jóvenes, disfrutamos del pueblo de otra manera, y puede que, con el tiempo, cuando crezcamos y dejemos de salir de fiesta, veamos el pueblo como algo del pasado. Obsoleto incluso. Dejaremos de venir, y, aunque duela, el pueblo acabará desapareciendo por la falta de gente.
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EFÍMERO
RomanceEl corazón de una persona puede llegar a romperse. Las causas son diversas: desamor, la pérdida de un ser querido, una experiencia traumática... Desde luego, después, nada es igual. La luz se apaga, uno no encuentra la fuerza ni el modo de seguir ad...