Esa mañana al levantarme ya estaban todos revolucionados. Con las planchas para arriba, lavando camisas y blusas de última hora para tenerlo todo listo.
Porque ser la reina en fiestas suponía mucho más que solamente salir en el programa. Esta noche era el pregón, por lo que la reina debía vestirse de gala junto a sus damas, dar un discurso que inauguraría todo, y, además, nombraría al rey de fiestas de este año.
Bajaba por las escaleras desperezándome y toda despeinada. Aunque no lo pareciera, estaba nerviosa y un poco preocupada, por el discurso más que nada. Ser el centro de atención todavía se me escapaba de las manos.
Entré en la cocina para beber un vaso de leche y así desayunar algo y ahí estaban Jess y Lucy con todo el maquillaje desperdigado por la mesa. Estaban discutiendo entre ellas qué quedaría mejor con el vestido largo y rosa pastel que me pondría esa noche.
Intenté no hacer ruido, porque no quería entrometerme y que me arrastraran al baño a experimentar sobre mi cara todo tipo de técnicas y estilos de maquillaje. Así que me escabullí por detrás de ellas y abrí el armario para coger un vaso. No me dio tiempo a dejarlo sobre la encimera cuando ya tenía dos pares de ojos mirándome fijamente y dos sonrisas repletas de dientes en mi dirección.
- Gaby, ¿tú qué prefieres, un ahumado de ojos? ¿Tal vez un delineado alado mejor? ¿Degradado quedaría mejor? - inquirieron las dos sin parar de hablar ni un segundo.
- Mmm... De momento, unos ojos al natural gracias. Tengo hambre y quiero comer sin nada por mi cara hasta que sea necesario. - reí.
Se miraron entre ellas y rodaron los ojos, continuando con el debate que tenían antes de que entrara. Me pareció curioso como todo el mundo estaba alterado, con ropa por todas partes y a toda prisa. Todos los años el día del pregón era movidito. Por la mañana en la ofrenda floral todos nos vestíamos para ir a misa y entregar ramos de flores preciosos a la Virgen. Por la tarde había alguna actividad en la que participábamos todos, mayores y niños, en forma de juego para pasar tiempo juntos. Y ya por la noche, después de cenar salíamos todos a ver la proclamación de la reina y las damas, para después poder disfrutar de la orquesta que animaba la noche.
Sin embargo, hoy la reina que estaría subida en el balcón sería yo. La que hablaría delantes de uns centenares de personas, no eran tantas si lo pensabas. Pero todo tenía que estar listo para que saliera perfecto.
Acabé de desayunar y me despedí de las chicas confiando en que sea lo que eligieran hacerme esta noche, sería increíble. Por lo que decidí asomarme al salón donde ya estaba mi abuela planchando conjuntos de la ofrenda para todos. Mis tías a su lado, doblando pañuelos y dejando todo a punto, mientras mi madre estaba prestándole especial atención en eliminar cualquier arruga de mi vestido de reina.
Continué mi camino escaleras arriba para encontrarme a Nil y sus amigos con ropa vieja y una cesta en sus manos. Me acerqué a ellos y les pregunté a donde iban.
- Gaby, la abuela nos ha mandado ir al huerto del abuelo a por flores para los ramos. ¿Quieres venir a ayudarnos a elegir?
Asentí y me fui a poner algo de ropa que no fuera mi pijama de perritos para salir de casa. Me puse unas deportivas y bajé, donde ya me esperaban los chicos.
- Menos mal que os acompaña alguien con gusto para las flores. - dijo Ella, mi prima pequeña, que estaba tumbada en una hamaca junto con Greta, mi hermana. - Si fuera por vosotros seguro que nos tocaba ir con ramos de césped.
- Bueno, tampoco nos flipemos, que tampoco se llevan a la mejor en la materia. - Bromeó Greta mientras compartía con Ella un bol de fruta recién cortada.

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EFÍMERO
RomanceEl corazón de una persona puede llegar a romperse. Las causas son diversas: desamor, la pérdida de un ser querido, una experiencia traumática... Desde luego, después, nada es igual. La luz se apaga, uno no encuentra la fuerza ni el modo de seguir ad...