5.

211 48 3
                                    


Freen permanece a una distancia prominente obligando a que Becky se acerque y puedan sus voces ser escuchadas a pesar de la soledad que ambienta el espacio donde se encuentran.

—¿Por qué me has citado? —cuestiona, había algo de rudeza en el tono que utiliza.

—Creo que ha pasado el tiempo suficiente para hablar de todo lo que ocurrió y nos llevo a terminar lo que tuvimos —responde con un hilo de esperanza.

La semblanza que lanza Sarocha le indica a Rebecca que no busca una segunda oportunidad, parecía feliz por su logro horas atrás, pero una persona nueva estaba con ella.

—¿Hablar? Eso me dijiste la última vez que yo intente arreglar esto, te fuiste sin importar lo que pasaría después... Bec, en verdad esta victoria y reencuentro no significa una nueva oportunidad si eso buscas, yo-

Esas largas manos son implantadas sobre sus mejillas e impidiendo continuar su discruso arrogante, los labios de Becky ponen presión contra los suyos.

La suavidad no se había esfumado, el delicioso sabor a cereza continuaba sobre esos gruesos labios ingleses. Freen había olvidado lo que era tener calor sobre su rostro y el cuerpo dejando de funcionarle por el robo de un inocente toque que, la traslada justo al momento en que ambas habían demostrado un renaciente amor.

Permitiendo divagar por su boca, coloca sus brazos alrededor de la pequeña cintura de Rebecca y acerca ese cuerpo para ejercer fricción, una que echo de menos y no podía darse a la tarea en indagar cuantas manos habrán tocado la zona que fue suya en algún momento.

Cambiando de postura, sus rostros no se dejan escapar más que para tomar un breve respiro y como imanes unirse nuevamente.

El choque de los dos metales las alerta y rien por ver lo que han olvidado quitarse.

—El oro luce bien en ti —admite una vez que la mira de mejor manera.

—¿Quieres colgartela? —propone, pero Freen niega y toma ambas manos de la inglesa.

—No ha dejado de gustarme tu manera de callarme... —Junta su frente con la de ella.

Toma aire y lo deja ir, permanecen un buen momento en esta posición, como si volviera aquella conexión que se creyó perdida.

—¿No hay posibilidades?

—Las hay, pero ahora tenemos nuestras vidas hechas, no puedo irme a vivir a Londres como si nada, y aunque tu regreses a Tailandia, sería como arrebatarte lo que has logrado y no quiero eso.

Rebecca abre sus ojos, la postura en la que estan se convierte en dos rostros mirandose fugazmente, pero a la vez dedicandose la despedida que debieron tener hace tiempo.

—Definitivamente has cambiado y no eres la Freen que podría suplicar por todo y luego mandarlo a la mierda —Las manos de Rebecca recorren ese rostro que no podría ser borrado tan fácilmente.

—No hay duda que te amo, aun lo hago, pero esta vez debo dejarte ir y amarte a la distancia —Su voz se rompe, jamás creyó que las palabras retenidas en un mar de páginas se hayan desterrado para salir de su boca.

—Y yo a ti. La manera más romantica de hacer esto frente a este emblematico sitio turístico, pero una despedida tortuosa a la vez.

Ambas emitieron un cambio en sus vidas, ahora que pueden darse a la tarea de estar juntas, el tiempo no es el indicado. Definitvamente deben tomar caminos separados, y les duele porque sus miradas dicen otra cosa en cuanto se cruzan por una última vez, y el brillo de sus medallas pareciera desvanecerse en cuanto sus manos deciden dejarse por voluntad propia.

Soltarse. Para siempre.

Es cuando la última flecha recorre de extremo a extremo hacia direcciones contrarias, sin buscar la razón a la decisión realizada momentos atrás.

No hay necesidad de regresar, de revocar todo.

En el corazón de ellas alberga una paz tremenda, saben que aunque la historia ha sido contada, la vaga memoria continuará situada en un espacio muy al fondo de sus más descabellados pensamientos. Cuando la brisa del viento toque sus rostros, cuando la gente que las rodee haga sonreirlas, pero al voltear con la finalidad de buscarse, no se encuentren.

Cuando los cumplidos, las fechas importantes y todo aquello que alguna vez tomo sentido, sean traspasados a otras personas que lleguen a sus vidas romanticamente.

Freen rompe el pacto y gira para observar ese pequeño vulto de camino a su sede. A pesar de tener misma dirección, va en serio la de retornar por calles distintas.

Baja el rostro hasta dar con ese peluche y las memorias golpean su corazón, devorándola y chocando a la realidad que ve por si misma. El amor de su vida se ha retirado para conseguir nuevos logros sin tener la necesidad de permanecer a su lado.

Becky pausa sus pasos y gira sobre su hombro, ahí va aquella chica alta de cabello negro caminando por una calla bastante alumbrada. Freen ya se había puesto en marcha porque su corazón la haría correr tras ella, y la inglesa únicamente abraza su cuerpo del frío viento para que la acompañe en su regreso.


El set ha llegado a su final.

No hay ganadora.


Guerra entre flechas「 FreenBecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora