PRIMER CAPÍTULO

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Harry seguía caminando sin saber a dónde se dirigía, su cabeza dolía y su panza le molestaba de lo grande y pesada que es para su pequeño y escuálido cuerpo, tenía hambre y frío lo único que llevaba consigo era un camisón que ya no le quedaba y unos pantalones que no le subían por completo, sus pies dolían, sus zapatos habían dejado de quedarle de lo desgastados que estaban.

Era una sensación sombría, el caminar y caminar sin saber a dónde ir, con el sonido de los animales salvajes a su alrededor, sin saber dónde pasará la noche o cuando nacerá el cachorro en su vientre.

El no tener donde cuidarlo, o la horrible necesidad de bañarse cada vez que observa un poco de agua, de empezar a tallar su pecho y piernas hasta que su piel ardiera, el sentimiento de sentirse sucio y miserable, aunque hubiesen pasado meses e incluso aunque pasasen años sabía que los recuerdos de aquel día jamás abandonarían su memoria, estarían ahí atormentándolo.

Su padre al enterarse de lo ocurrido intento acabar con el, su madre le advirtió y lo hecho de casa, nunca lo escucharon, no hicieron el intento, tuvo miedo de que él se enterara y huyó antes de tener que comprometerse, no pasaría la eternidad con él, antes de eso prefería morir.

Cuando se dio cuenta que estaba en estado tenía tres meses, no se había dado cuenta hasta que se sintió lo suficientemente mal y acudió a Offen esta le advirtió que no debía quedarse allí, debía salir y encontrar otro rumbo, no quiso hacerle caso y casi dos meses después se encontraba huyendo en medio de la noche con lo poco que cupo en su mochila hacia un camino que desconocía por completo.

No planeo nada, no sabía cómo sobreviviría, no tenía un lugar donde llegar, solo caminaba sin parar, lo único que si sabía era que no podría volver jamás.

Estaba cansado, su adolescencia no había sido nada más que una tortura continua de la gente que más amaba y de aquellos que apenas conocía, estaba cansado de no conocer nada más allá del miedo y angustia día tras día, huyendo del rechazo corriendo y corriendo a los brazos de sus padres que no hacían más que evitarlo.

Bajo la vista a su vientre, el cachorro había empezado a moverse hace algunos días, se le había hecho raro solo pensó qué tal vez y solo tal vez él no había querido ser una molestia en el viaje y había decidido moverse al final.

Llevaba casi tres meses caminando en línea recta sin saber a dónde llegaría; se había topado con lobos sin manada y contrario a lo que había escuchado estos no eran salvajes, lo habían ayudado y compartido de su comida, habían masajeado su vientre y frotado su espalda, aún si estuviese tan aterrado que sus feromonas casi inundaban el bosque.

Su espalda dolía tanto que se sentó lo más cómodo que pudo y se recostó sobre el tronco de un árbol, cerro los ojos e imagino que tantos caminos recorrerían el bosque y a donde llevarían, a donde se dirigía o que otras cosas encontraría en el camino.

Sabía que le quedaban pocas provisiones, solo saco una manzana y la mastico lentamente, estaba cansado tenía náuseas y le daban pequeñas contracciones debes en cuando, cada día que pasaba eran más fuertes.

Bufo. Aunque quisiera dormir no podría sus sentidos estaban alerta todo el tiempo.

"Cálmate sandía, por favor a mamá le duele" le hablo suavemente a su vientre, las patatas siendo cada vez más constantes. Cuando por fin se calmó intentó dormir, la posición en la que se encontraba no era lo suficientemente cómoda y el aire cada vez se hacía más frío, advirtiendo la llegada del invierno.

La noche llegó tapando el sol cada vez más rápido, pensó qué tal vez si sobrevivía a la nevada llegaría a la montaña donde según había escuchado vivían osos y lobos en armonía y aceptaban a cualquiera que no tenga hogar. De pequeño le encantaba escuchar a su mamá contarle de estas historias, era fascinante la manera en que luchaban por sobrevivir, como existía un lugar en que pudiesen convivir y ser ellos mismos, sin prejuicios.

Froto su estómago y gimió cuando un dolor demasiado fuerte atravesó su espina dorsal. Una lágrima bajo por su mejilla instintivamente puso su mano sobre su vientre.

< "No, no, no"> no podía dar a luz en ese momento, en medio del bosque sin una cueva en la cual refugiarse.

Bajo sus pantalones y tocó suavemente sus ojos abriéndose de la impresión, su cérvix estaba abierto, lo suficientemente ancho para que dos de sus dedos entraran fácilmente.

Estaba a punto de tener a su cachorro ¿cómo era eso siquiera posible, no habían contracciones antes del parto? Sus ojos abriéndose en sorpresa, los dolores anteriores a eso se debían, iba a dar a luz.

Soltó un chillido ante el dolor, sus ojos cerrándose con fuerza, una contracción dolorosa golpeando su vientre. Trato de contar las contracciones estás cada vez siendo más seguidas.

El frío de la noche arrasando con él.

Palmo sintiendo algo ahí. Su vientre se movió. Grito con fuerza sentía una fuerte necesidad de pujar, pero sabía que no era hora si llegaba a hacerlo podía lastimarse.

"Puedo hacerlo" se dijo a sí mismo mientras trataba de respirar.

Grito cuando sintió otra contracción, esta vez pujó por instinto y supo que su cuerpo estaba listo para el parto, pero él no lo estaba tenía mucho miedo, lágrimas bajaban por sus mejillas y se contraía del dolor.

Estaba solo en medio del bosque, en la noche, teniendo un cachorro con el miedo de que podía morir y el quedaría a la deriva.

En cada contracción empezó a pujar cada vez más fuerte tocando, sintió la cabeza empujando el borde de su entrada, acomodó la espalda sobre el tronco dándole el espacio para estirar más sus manos, toda la cabeza salió, con ayuda de su mano lo giró un poco y espero en la siguiente contracción lo jalo suavemente hasta que el cachorro cayó.

Lo tomo en brazos y lo coloco sobre su pecho, su piel estaba azulada lleno de una sustancia viscosa, pasó su lengua quitándola, y con ayuda de sus dientes corto el cordón, sollozando del dolor, su cuerpo y su intimidad dolían demasiado, se sentía muy cansado, todo en el quemaba.

No tenía nadie a su lado que lo ayudara a limpiarse o que los sostuviera mientras descansaba, que lo cuidara de todo lo malo del bosque, o de sí mismo.

Espero hasta que sintió la necesidad de pujar de nuevo, sacando la placenta de su interior. Se limpio a si mismo con el pantalón y observo a su cachorro.

Es niño.

-V.

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