Chapter Thirteen.

142 26 0
                                    

— ¿Éste es tu departamento?

— Y el de Hao, pero sí.

— Ah, es lindo.

— Gracias. ¿Quieres tomar algo? Creo que tengo jugos de frutas.

— ¿Como los niños suelen llevan a la escuela? — Rió asomándose al lado del refrigerador.

Jiwoong cerró la puerta con dos jugos de manzana en su mano y una sonrisa apretada. Matthew sólo rió ante eso y aceptó el jugo, de hecho, le encantaba tomarlos. Después de saber lo que había ocurrido con Hanbin, Matthew se enfureció con tan sólo imaginarlo. Hanbin no lo merecía, para nada. Sabía que Hao no tenía la culpa, estaba un poco enterado de las mañas de Soobin, así que no era de extrañarse.

Jiwoong, para evitar que siguieran las maldiciones en el café de donde estaban, decidió invitarlo a su departamento, y Matthew no pareció despreciar la invitación en absoluto; de hecho estaba internamente emocionado.

— Entonces era tu día libre.

— Sí, a veces son divertidos ya que los paso con Hao y así. Pero como verás ahora. — Dijo Jiwoong dando otro sorbo a su jugo, Matthew rió un poco.

— La soledad te invade. — Ésta vez fué su turno de beber.

— Pero ya no. — Dijo suavemente.

Matthew giró la cabeza sorprendido por cómo lo miraba el pelinegro. Y es que en todo el tiempo que llevaba junto a él, se habia dado cuenta de esas miradas. Sus ojos grandes y soñolientos lo miraban con calma mientras seguia tomando de su jugo. Sus labios abrazaban la pajilla y Matthew parpadeó varias veces.

Vamos, Matt, concéntrate. Eres difícil, muy
difícil.

— ¿Encontraste un compañero para pasar la soledad?

— Buscaba eso, pero creo que encontré mucho más.

— ¿Encontraste dos compañeros para la soledad?

Jiwoong lo miró incrédulo, analizando lo que acababa de escuchar a lo que sólo pudo empezar a reír casi derramando su jugo. Éste chico era único, o al menos para él.

El ambiente era genial, se dedicaron a hablar un poco más y aunque eran un poco diferentes, no les impidió reír y darse la razón un par de veces. El celular de Jiwoong empezó a sonar llamando la atención de ambos. El mayor empezó a tocar su bolsillo en busca del aparato el cual recordó; estaba en la cocina.

— Espera un segundo, ya vuelvo.

— Está bien.

Gyuvin.

¿Gyuvin está llamando? ¿Qué estaría pasando ahora?

— Sí, dime Gyu.. ¿Hanbin? ¿Qué?

Si hay algo que Hanbin detestaba, aparte de la frustración, eran los hospitales

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si hay algo que Hanbin detestaba, aparte de la frustración, eran los hospitales. Y más cuando sabia la razon del por qué estaba allí. Varios del personal médico corrían de lado a lado en aquella sala repleta de heridos. Aunque a Hanbin, francamente, sólo le importaba uno.

Rubio equivocado ⵌ HaoBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora